Romanos
1:21 “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido”.
Dios se revela al hombre en su conciencia, en su interior y en la creación de una manera clara y evidente, por tanto es imposible que el ser humano no pueda deducir y concluir que hay un creador detrás de todo lo creado; El universo es tan perfecto y tan sincronizado que el hombre puede predecir los eclipses de sol y luna que van a ocurrir durante los próximos 100 años, por tal razón en Romanos
1:20 dice "Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”, el hombre no tiene excusa para concluir que Dios no existe.
Por todo esto Pablo hace un reclamo a los Romanos, y hoy lo hace directamente a la iglesia “Aunque conocen a Dios, no lo honran como a Dios, ni le dan gracias” y añade que las consecuencias son evidentes: Se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido.
Aquí hay dos aspectos importantes que enseñar a la iglesia, uno de ellos es honrar a Dios y el otro es la gratitud a Dios.
¿Que es honrar a Dios? Es reconocerlo como el Dios soberano sobre toda la creación, como el ser de mayor dignidad, de mayor Gloria, de mayor autoridad y de mayor bondad, es glorificar a Dios exaltando sus atributos. Es muy fácil para nosotros ir a alabar a Dios y agradecerle por todo. Pero deshonrar a Dios es aun MÁS fácil ya que el mal no aborrece; Salmos 36:1-4 “La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos. Se lisonjea, por tanto, en sus propios ojos, de que su iniquidad no será hallada y aborrecida. Las palabras de su boca son iniquidad y fraude; Ha dejado de ser cuerdo y de hacer el bien. Medita maldad sobre su cama; Está en camino no bueno”.
Y quiero mostrar lo que ocurrió tanto en el antiguo testamento con Nabucodonosor, asi como en el nuevo testamento con Herodes por no honrar a Dios.
- Nabucodonosor deshonró a Dios con solo hablar: “Habló el rey, y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia, que yo edifiqué para casa del reino, con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi grandeza?... En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se bañaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como de águila, y sus uñas como de aves”; Daniel 4:29-33 “Al cabo de doce meses, paseando en el palacio real de Babilonia, habló el rey y dijo: ¿No es esta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere. En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves”.
- Herodes deshonro a Dios y un ángel descendió y lo hirió y fue comido por los gusanos; Hechos 12:21-23 "Y un día señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el tribunal y les arengó. Y el pueblo aclamaba gritando: ¡Voz de Dios, y no de hombre! Al momento un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos”.
La ingratitud viene de un corazón endurecido, no siente, no percibe las bendiciones de Dios. El corazón endurecido prefiere vivir las consecuencias de su libertinaje antes de someterse a un Dios misericordioso. Quiero mostrar la ingratitud con la historia del hijo pródigo, el cual tomo la decisión de irse del lado de su padre y declaró tácitamente: "Mi papá es un estorbo para la vida que yo quiero vivir”, con el tiempo aumentaron las consecuencias de su decisión desarrollando en su corazón un espíritu de ingratitud. El hijo pródigo se rebela contra su padre, le pide su parte, decide irse, y aunque el padre intenta decirle “pero aquí lo tienes todo”, el pródigo le dice “yo no lo quiero a tu manera, lo quiero a mi manera”, lamentablemente todo lo que el padre le entregó lo malgastó hasta tal punto que fue humillado, alimentando cerdos, comió la comida de animales inmundos y de repente dice: “que es lo que he hecho” y viene el bla, bla, bla del arrepentimiento y las lágrimas de cocodrilo; “Usted sabe de donde viene el dicho lágrimas de cocodrilo? Cuando el cocodrilo está mordiendo la presa, las lágrimas le asoman por los ojos, de ahí al dicho -Lágrimas de cocodrilo-.
Un ejemplo de ingratitud se encuentra en Lucas
17:11-19; La historia de los diez leprosos sanados es un reflejo de lo que nos sucede hoy en nuestra sociedad y en el cristianismo moderno, Jesús pasa haciendo el bien; sin embargo, la ingratitud se destaca como respuesta de un corazón endurecido.
Mientras que la gratitud nos abre los ojos, nos hace espontáneos y nos lleva de regreso a una relación intima con Dios. La gratitud nos da oportunidades de volver a encontrarnos con Jesús una y otra vez para recibir de su bondad, su amor y su misericordia, la ingratitud nos lleva a la falta de entendimiento de lo que es la gracia de Dios, es la madre de nuestras amarguras, nos encierra en nuestro propio mundo mezquino, y nos enceguece para no ver las muchas bendiciones que Dios quiere darnos.
Los nueve judíos leprosos y el leproso samaritano, enemigos históricos, la lepra los había hecho iguales, les dio la oportunidad de disfrutar la gracia y el amor infinito de Dios. ¿Qué tenían en común ahora? en realidad, los diez habían tenido un encuentro con Jesús, pero solo uno entendió el poder de la gracia y el amor infinito de Dios.
Cuando en nuestro corazón hay un espíritu ingratitud nos convertimos en hombres amadores de sí mismos, amadores de los placeres más que de Dios, avaros, jactanciosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, irreverentes; 2 Timoteo 3:1-5 “También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita”.
La ingratitud es el fruto de un corazón rebelde, orgulloso, autosuficiente, egoísta, que espera que todo el mundo complazca los deseos de un corazón que dice “no le debo nada a nadie”.
Cuando te alejas del padre, te alejas de la fuente de sabiduría y del conocimiento, no piensas racionalmente y comienzas a pensar y actuar de una manera irracional, conforme a las pasiones carnales, conforme a los designios de una mente terrenal y conforme a una voluntad rebelde y lleva la persona a:
- Pensar en sí mismo.
- Aconsejarse a sí misma.
- A decidir por sí misma.
Todo esto hace que profesen ser sabios, a lo que Dios llama necedad, y al encenderse la ira de Dios, los entrega a esclavitud, Romanos
1:24 “Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos”.
En esencia, la ingratitud es el rechazo de Dios como Creador y Gobernador de todas las cosas, es el rechazo de Dios como el dador de la vida, el dador de toda bendición, ya sea esperada o inesperada, placentera o dolorosa.
Los cristianos debemos reconocer que todo lo que tenemos es un regalo, Dios nos ha dado todo: la vida, la salvación y todo lo que forma parte de la vida en este mundo y en el venidero.
Cada día, cada momento, debería estar lleno de acciones de gracias. Dios es bueno, y todo lo que Él hace y otorga es para nuestro bien.