Via Crucis

¿Somos nosotros mismos? ¿Nuestros actos están condicionados a qué dirán otros de mí? ¿Cuántas veces es mi corazón quien mueve mis actos? ¿Cuántas veces es mi fe la que me impulsa? La Verónica no dudó y siguió su corazón, un amor superior a ella que la impulsó valientemente hacía Jesús pese a los peligros que eso le pudiese traer. Limpió su sudor y su sangre... Quizás ella incluso vio en la sangre de nuestro Señor, la suya propia, su sufrimiento quizás le desgarro su propio corazón...

No podemos permanecer impasibles ante el sufrimiento ajeno por más tiempo... debemos volver a ser nosotros mismos, debemos revelarnos ante la indiferencia. Seguro nuestro corazón no sabe nada de fronteras, muros, aduanas o barreras; seguro nuestro corazón ayuda a la gente que viaja en una patera y está sedienta, seguro acoge al que se ha quedado sin nada y abraza al que llora desconsoladamente. Si nuestra fe y nuestro corazón nos guiaran no habría ya más guerras, porque no habría espacio para nada más que no fuera el amor.

What is Via Crucis ?

Jesús, murió crucificado por nosotros/as. Un acto de puro y verdadero amor. ¿Cómo inspirarnos hoy con ello? ¿Cómo vivir este hecho desde la creencia y la fe en un mañana distinto?

Nos tocan tiempos difíciles, nuestras propias cruces pesan demasiado, y las aflicciones personales son a menudo tan dolorosas que preferimos vivir en un mundo desconectado, acelerado, monetario... porque pararnos y pensar en nuestras cruces pesa demasiado... dudamos de poder soportarlo, dudamos incluso de estar acompañados... y eso se torna en un sentimiento insoportable que preferimos esconder y engañarnos haciendo cientos de cosas cada hora, sin
pensar y buscando tener más y más.

Sin embargo, Jesús nos muestra en este tiempo a través de su sacrificio lo acompañados que estamos, nuestros dolores son los suyos y son los de muchos otros, cercanos o lejanos, que desde la empatía, el cuidado, el respeto... en definitiva, desde el amor, viven pesares muy similares, todos tienen sus cruces, todos las tenemos, y es en el amor donde hayamos la verdadera fuerza y valentía para continuar este hermoso camino de la vida, del amor y de la fe.

Su martirio no es el final del camino, uno nuevo comienza con Cristo resucitado. Caminemos pues esperanzados, y que este tiempo que Jesús nos recuerda sirva para seguir inspirándonos y viendo en el amor al prójimo, la salvación nuestra. Porque la vida sólo tiene sentido cuando en el darnos a otro hayamos la razón de nuestra verdadera existencia, tal y como el Señor hizo por nosotros.