El programa Cada Tarde en Actualidad Radio, contó con la participación del Contraalmirante venezolano Carlos Molina Tamayo, ex miembro del Consejo Nacional de Seguridad y de la Armada Venezolana. Durante la entrevista, el alto oficial analizó la presencia militar de Estados Unidos en el Caribe, el combate al narcotráfico y el futuro político de Venezuela.
Sobre el reciente hundimiento de una lancha vinculada a operaciones ilícitas, Molina Tamayo aseguró que el control marítimo y aéreo en la región está completamente en manos de la Marina de Estados Unidos, gracias a sistemas avanzados de detección acústica, satelital y radar. “Quien se aventure en esas aguas corre el riesgo de ser detectado y neutralizado”, señaló.
El Contraalmirante explicó también la notificación enviada por la Casa Blanca al Congreso, que define la situación como un enfrentamiento con “combatientes ilegales” y no como una guerra entre estados. A su juicio, se trata de una maniobra legal que habilita al Ejecutivo a actuar contra organizaciones criminales transnacionales vinculadas al régimen de Nicolás Maduro.
En cuanto al futuro político de Venezuela, Molina Tamayo fue categórico:
- “Nadie en las Fuerzas Armadas se va a inmolar por Maduro. Llegado el momento, muchos comandantes pondrán sus batallones al servicio de la democracia y del presidente Edmundo González.”
- “Algunos radicales podrán resistirse, pero serán escaramuzas aisladas. El grueso del país no seguirá a un régimen señalado como narcoterrorista.”
- “La transición democrática no significa destruir instituciones, sino depurar a quienes las corrompieron. La Fuerza Armada y la Fiscalía seguirán existiendo, pero con nuevos liderazgos.”
Finalmente, Molina Tamayo enfatizó que los cabecillas del narcoterrorismo deben ser capturados vivos y procesados en Estados Unidos, “con braga naranja, como ocurrió con Noriega”, para desmantelar sus redes y evitar que surjan mitos o leyendas en torno a sus figuras.
La entrevista en Cada Tarde subrayó la importancia estratégica que Washington concede a la lucha contra el narcotráfico en el Caribe y a la restauración de la democracia en Venezuela, tanto por razones de seguridad hemisférica como por el impacto del tráfico de drogas en la sociedad estadounidense y europea.