Durante años, el efectivo ha sido sinónimo de libertad y anonimato en las transacciones financieras. Pero el avance hacia monedas digitales amenaza con poner fin a esa privacidad. El euro digital, impulsado por el Banco Central Europeo, podría marcar el comienzo de una era de control sin precedentes sobre nuestras finanzas personales.
Muchos ciudadanos sienten que la digitalización total del dinero es inevitable, pero también temen que se convierta en una herramienta para vigilar cada movimiento económico. ¿Estamos preparados para entregar todos nuestros datos financieros a una entidad centralizada? ¿Qué pasa con nuestra soberanía sobre el uso del dinero?
En este editorial, Lara Novis analiza los verdaderos riesgos del euro digital y hace un llamado a exigir un debate transparente sobre su implementación. Porque avanzar hacia el futuro no debería implicar renunciar a nuestros derechos