Charlas Pastores Luis Salas y Jeannette Noguera, Iglesia ETP

Génesis 3:13 “Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí”

Mateo 24:4-5 “Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán”.

El ser humano puede oír muchas voces: La voz de nuestra propia mente, la de nuestros hermanos en la fe, la de los predicadores, incluso la potente voz del mundo, y la poderosa voz de Dios.

Sin embargo, hay dos voces que pueden penetrar el interior de nuestra mente, y que de acuerdo a nuestra madurez espiritual vamos a obedecer, esas dos voces son la voz de Dios y la voz del diablo, ambas tienen acceso a nuestro ser interior. La voz de Dios es la verdad, y la voz del diablo la mentira y el engaño. 

Dios nos habla para hacer de nosotros seres bienaventurados, mientras que el diablo lo hace para hacernos errar el camino, desequilibrarnos, enloquecernos y engañarnos. El diablo usa la verdad de Dios para tergiversarla y al obedecerle nos lleva a un estado de esclavitud y cautiverio, en toda la extensión de la Palabra lo vemos usando el bien para acarrear el mal, y sugiriendo el mal para promover un “supuesto bien”, en otras palabras llamar a lo bueno malo y a lo malo bueno, Isaías 5:20 “Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo”.

El espíritu de engaño se manifestó en el Edén cuando Eva cautivada con la idea de ser como Dios escrito en Génesis 3:5, se apartó del principio de la obediencia, y fue engañada, Satanás convirtió la verdad de Dios en una mentira; Observemos lo que Dios dijo en Génesis 2:15-17 “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”; ahora veamos como Satanás cambia la verdad de Dios por una mentira, engañando al hombre e induciéndolo al pecado, Génesis 3:1 “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?”. De ahí en adelante la Biblia muestra claramente que la mayoría de los seres hu­manos viven engañados; la descripción más precisa fue hecha por Juan  en Apocalipsis 12:9: "Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él", y además debo advertir que el hombre ha estado bajo la influencia de Satanás el diablo, a quien Jesucristo denomina "el príncipe de este mundo”. 

Satanás no solamente ha engañado a los del mundo pagano y no cristiano, sino que además se ha ideado un cristianismo falsificado y se lo ha impues­to a millones que creen, de buena fe, que están siguiendo al Jesucristo de la Biblia. Por eso el apóstol Pablo advirtió en 2 Corintios 11:3-4 “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis”. 

Las iglesias de hoy hunden sus raíces en el paganismo, Sa­tanás ha creado todo un sistema de "cristianismo falsificado”, con astucia ha aprovechado a los líderes religiosos para introducir ideas, conceptos y prácticas enteramente paganas dentro del “cristianismo" y a esto se le llama “espíritu de engaño”, ”El cristianismo no destruyó al paganismo sino que lo adoptó”, hoy ocurre lo mismo, “El cristianismo no destruyó al mundo… sino que lo adoptó”.

Jesús dijo en Mateo 7:13-14: "Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”.

Jesus dijo en Mateo 7:21-23: "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad”. ¿Quienes estarán en el Reino de los Cielos? Apocalipsis 14:12 "Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”.

En el libro de Mateo 24:3-4 lo primero que Jesús le dice a sus discípulos fue “Que nadie os engañe”, ya que uno de los espíritus mas poderosos que se encuentran en el mundo en estos últimos tiempos es el espíritu de engaño; la palabra “Engaño” se define en 1 Juan 2:21 “No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad”; “Mentira" es una declaración falsa hecha con la intención deliberada de engañar.

Y lo que va a ocurrir en estos últimos tiempos es:

  1. Todos van a ir en contra de Palabra de Dios, ahora bien, si la Palabra de Dios es la verdad, al ir en contra de la Palabra de Dios, todo lo que se haga será falso y mentiroso; pero está escrito en Mateo 24:35 “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”.
  2. La sabiduría del mundo en los últimos tiempos será corrupta y falsa; está escrito en Romanos 1:22 y Romanos 1:25.
  3. El hombre creará muchos caminos para llegar a la salvación, está escrito en Juan 14:6 “El único camino válido para Dios es el sacrificio de Cristo Jesús”.
  4. El mundo cambiará completamente, el globalismo hace que se implante “Un solo mundo, un solo gobierno, una sola economía, una sola religión”; y todo esta ha comenzado con la implantación de la pandemia en el mundo entero; comenzaron a controlar todo supuestamente para protegerte, pero la verdad es que están detrás del poder y del control del mundo.
  5. La apostasía es engaño de demonios. La adoración de ídolos es adoración de demonios. Y los maestros falsos son agentes de demonios. Y eso es claro en la Palabra de Dios. La historia de la iglesia lo afirma desde el fin del Nuevo Testamento, que siempre ha habido un campo de batalla entre Dios y Su verdad y el diablo y sus mentiras. Y ese campo de batalla de manera clara es trazado en la Escritura, y la pelea se lleva a cabo constantemente. Dios llama a la gente mediante la verdad, y Satanás con sus demonios trata de alejar a la gente de la verdad con sus mentiras infernales.
El problema de todo esto es que el espíritu de engaño está llegando a las familias, ¿Hacia donde dirige el diablo su ira? Él esta apuntando a familias tanto salvas como inconversos, por todo el mundo. Él esta rugiendo como un león voraz y echándose sobre los hogares para destruirlos. Él esta decidido a destruir matrimonios, distanciar a los hijos, poniendo a familiares uno contra otro. Y su meta es sencilla: él quiere traer ruina y destrucción a cada hogar que pueda, Jesús hizo referencia a esta obra demoníaca cuando describió a Satanás, diciendo: “Él ha sido homicida desde el principio…”,Juan 8:44. Muchas familias de creyentes han sido sacudidas por caos, tristeza y dolor. Y la devastación demoníaca ha llegado de muchas maneras: a través del divorcio, hijos rebeldes, adicciones de todas clases. Pero el resultado siempre es el mismo: una familia que antes fue feliz es separada y devorada por satanás. 

Ministracion: Dios instituyó la familia y su deseo es que se mantenga firme y saludable, sin embargo, a lo largo de la historia, la familia ha sufrido conflictos y rupturas, ejemplo de esto: El hijo mayor de Adán y Eva asesinó a su hermano; Abraham y Sara cometieron un grave error al introducir a Agar en su matrimonio; y la familia de David se vio envuelta en adulterio, engaño, violación y asesinato.

Lamentablemente, no ha habido mucho cambio con el paso del tiempo. Pero a pesar de lo triste de la situación, tenemos esperanza, pues el Señor nos ha dado los pasos que debemos seguir para fortalecer nuestra familia. Deuteronomio 6.3-9 es la prescripción de Dios para tener una familia firme: En primer lugar, debemos amar al Señor con todo nuestro corazón, alma y fuerzas, y  en segundo lugar, tenemos que enseñar su Palabra a nuestros hijos. Estos dos requisitos son la base de una familia firme.

Cuando su relación con el Señor sea su máxima prioridad, no solo influenciará a sus hijos, sino también a las generaciones futuras. El deseo de nuestro Padre celestial es que tengamos una familia firme y amorosa con el fin de evitar que el espíritu de engaño se introduzca en la familia.

Proclamación en familia:

  • Padres que agradan a Dios. El elemento más poderoso en la familia es que los padres amen al Señor.
  • Padres que dan buen ejemplo. Los niños se fijan más en lo que sus padres hacen que en lo que dicen. Es por eso que las acciones de los padres deben ir de acuerdo a lo que enseñan.
  • Padres que escuchan. Los hijos desean ser escuchados, por tanto, si no se les demuestra interés se sentirán poco importantes.
  • Padres que disciplinan sin rechazar. Los padres no deben disciplinar a sus hijos cuando están enojados. Primero, deben permitir que Dios controle sus sentimientos, luego explicarle a los hijos las consecuencias de su mal comportamiento, y finalmente, disciplinarlos de tal manera que no se sientan rechazados.
  • Padres que se aman. Cuando los niños ven expresiones de amor entre sus padres, se sienten más seguros.
  • Padres que reconocen sus errores. Puesto que no existen padres perfectos, se pueden usar los fracasos para enseñar a los hijos. Cuando los padres admiten que han cometido algún error, ayudan a sus hijos a ser sinceros.
  • Orar en familia. Aunque es cierto que algunos motivos de oración son privados, la mayoría pueden ser compartidos en familia. No necesariamente tiene que ser una rutina diaria, pero al menos una vez a la semana deben reunirse como familia y orar juntos.
  • Leer la Biblia en familia. No existe nada más importante que compartir la Palabra de Dios con nuestra familia. Esta es una responsabilidad que el Señor ha dado a los padres y no a los maestros o líderes de la iglesia; y debe comenzar mientras los niños son aún pequeños.
  • Asistir al templo en familia. Es importante que los padres den el ejemplo al asistir al templo. Y si los hijos ya son lo suficientemente mayores, deben asistir al servicio de adoración para que alaben al Señor juntos.
  • Animar a los hijos a tener tiempo devocional. Los niños necesitan desarrollar el hábito de leer la Biblia. De manera que si no pueden comprender algún pasaje en específico, deben acudir a los padres con sus preguntas.
  • Enseñar a los hijos a administrar el dinero. Hay que comenzar enseñándoles a dar, a ahorrar y a gastar debidamente. El ejemplo bíblico del diezmo es un buen lugar para comenzar a inculcarles la responsabilidad de dar al Señor.
  • Desaprobar la crítica destructiva dentro de la familia. Las discusiones y argumentos no deben ser ocasiones para palabras hirientes. En vez de dar lugar a la disputa, hay que dedicar tiempo para buscar la perspectiva de Dios en su Palabra en relación con la manera en la que a Él le agrada que actúen sus hijos.
  • Compartir los problemas, desilusiones y dificultades. Cuando los hijos alcanzan edad suficiente, los padres deben contarles algunos de los problemas, para que puedan ver la manera en la que Dios obra. Como resultado comenzarán a compartir sus problemas con usted.
  • Edificar convicciones bíblicas que sirvan de guía. Si bien, los hijos necesitan conocer las creencias de los padres, formaran sus convicciones al observar el ejemplo que reciban.
  • Dedicar tiempo a sus hijos. Como a los niños les gusta estar con sus padres, estos deben planificar actividades familiares que puedan disfrutar juntos. De esa manera, aunque los hijos sean mayores, siempre conservarán recuerdos agradables de la infancia.
  • Padres dispuesto a pedir perdón. Hay que darle la oportunidad a los hijos de decir si han sido heridos en alguna ocasión por sus propios padres, y de ser así, los padres deben pedir perdón.
  • Apoyar a los hijos imparcialmente. Las riñas entre hermanos son inevitables, pero estas deben ser manejadas con equidad. Ponerse de parte de uno, hará que el otro se sienta traicionado por usted.
  • Padres honestos. El engaño de los padres enseña a los hijos a desconfiar, tanto de ellos como de otras personas.
  • Ser un lugar de refugio para sus miembros. Cuando un miembro de la familia está herido, se le debe ofrecer ayuda y permanecer a su lado.
Pero la Palabra dice en Apocalipsis 12:11 “Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte”.


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