Charlas Iglesia ETP | Pastores Luis Salas y Jeannette Noguera, Iglesia ETP

Filipenses 4:8 "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.

Hoy quiero compartir esta Palabra que transformarán tu manera de pensar, es definitivamente lo que denominamos “Sanidad de la mente” ya que la iglesia de hoy está necesitando urgentemente ser sanada, necesitamos una fórmula espiritual para enfrentar la depresión, luchar contra la ira, saber qué hacer con los resentimientos, la auto conmiseración, la preocupación y el miedo, y los versículos que hoy voy a compartir con la iglesia, son las palabras que el apóstol Pablo las escribió estando en una cárcel romana. Existen más de una clase de prisión: Las barras metálicas pueden formar parte de una prisión, pero hay otras cosas que forman prisiones, y muchos de nosotros estamos viviendo en mazmorras de desesperación, otros están encerrados tras murallas de resistencia y rebeldía, hay unos cuantos encadenados a circunstancias adversas, con grilletes de miedo.

En Proverbios 23:7a la Palabra dice “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”, podemos asegurar que somos lo que pensamos; lo que pensamos moldea nuestra conducta y sentimientos. Lo que pensamos y sentimos dirige nuestra voluntad, y estas tres cosas son las que conforman nuestra alma. Como creyentes estamos llamados a transformar nuestra mente de acuerdo a la mente de Cristo, para que pensemos, hablemos y actuemos en la perfecta voluntad de Dios, la cual debemos confrontarla de acuerdo a lo que Dios expresa a través de Su Palabra.

Porque nuestros pensamientos moldean nuestra conducta, habla y sentimientos; y conforme a esto. Para entenderlo mejor vayamos a Hebreos 12:15 “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados”; una persona con una mente amargada hablará eso mismo y terminará contaminando con sus palabras a muchos.

Existe un ejemplo muy ilustrativo acerca de la manera de pensar y cómo afecta nuestra vida y la de quienes nos rodean, hasta puede dañar una población local y a toda una nación. En el libro de Números capítulos 13 y 14, se nos cuenta de cuando Moisés envió a doce espías a reconocer la tierra prometida y traer un informe de esa misión; el reporte traído muestra dos maneras de pensar, sentir y hablar, así como lo que produjo entre el pueblo de Israel.

En el reporte, diez espías declararon acerca de los pobladores de las tierras que vieron: “Hasta había gigantes, los descendientes de Anac. Al lado de ellos nos sentíamos como langostas y así nos miraban ellos”, Números 13:33; declararon delante de todo el pueblo que «ellos» se sentían como langostas y fueron tan osados que afirmaron que así los miraban los pobladores de aquellas tierras.

Mientras tanto, los otros dos espías, Josué y Caleb, tenían una mente y una manera de hablar diferentes; se expresaron delante del pueblo dándoles ánimo y asegurándoles que hasta podían "comérselos como a pan”, mostrando una fe inquebrantable en el Dios vivo, Números 14:8-9 “Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis”. Los otros 10 tenían una mente de langostas, mientras que Josué y Caleb tenían una mente espiritual, «La mente de Cristo», 1 Corintios 2:16 "Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”.

La mente de langosta es una “Mente carnal”, se mira con conmiseración, carece de fe, anda en derrota, se deja influir por las circunstancias y presta su oído y vista a la fatalidad. Eso produce una actitud contraproducente y negativa en ellos y en los que les rodea.

Quien tiene la mente de Cristo es espiritual, se aprecia victorioso, tiene fe, anda en la victoria de Cristo, no lo mueven las circunstancias, siempre piensa, cree y confiesa la Palabra de Dios y produce fe, llevándolos a depositar su confianza en Dios.

Como ya dijimos, la manera correcta de evaluar nuestra mente y el producto de nuestros pensamientos y razonamientos es a la luz de la Biblia, de ello dependerán nuestras acciones y la influencia que causemos en los demás. Una mente de langosta es antagónica con la Palabra de Dios, lo ideal y correcto es tener una mente espiritual semejante a la de Cristo y a la manera como actuaría el Señor si estuviera en nuestro lugar, la cual es dirigida por el Espíritu Santo.

Según la Palabra de Dios existen 5 estados de una mente reprobada, todos tenemos que hacer una análisis exhaustivo y permitir que Dios transforme nuestra mente en una “Mente Espiritual”. 

Una mente reprobada es aquella que después de haber sido analizada por Dios y confrontada a través de la Palabra, fue descalificada, viene del griego “adokimos”: Aquel que no pasó la prueba o el análisis, son aquellos que han rechazado total y deliberadamente la gracia de Dios, lo cual los ha colocado intencionalmente fuera de su alcance. Romanos 1:28 “Como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, los entregó Dios a una mente reprobada para hacer lo que no es debido”.

  1. Mente carnal: Aquella que medita en las cosas de la carne por sobre las del Espíritu; Todo lo que hacen lo basan en lo humano y natural, para ellos no existe lo sobrenatural. Romanos 8:5 “Porque los que viven conforme a la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu”.
  2. Mente corrompida: Es aquella que ha llegado al nivel más alto de la carnalidad. El término “corrompido”. Significa: Alterar, podrir, pervertir, contaminar y dañar. Tito 1:15 “Para los que son puros, todas las cosas son puras; pero para los impuros e incrédulos nada es puro pues hasta su mente y su conciencia está corrompida”.
  3. Mente entenebrecida: Es aquella que está totalmente escasa del conocimiento de Dios, debido a la falta de iluminación de la Palabra del Señor; “entenebrecida” significa: Oscurecido, sin luz, en tinieblas. Romanos 1:21 “Porque habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias; más bien, se hicieron vanos en sus razonamientos, y su insensato corazón fue entenebrecido”.
  4. Mente vana: Es aquella que lleva a la necedad y obstinación, trayendo como consecuencia la rebeldía y el caos total. “Vanidad” significa: Falta de propósito, aquella que se caracteriza por ser inútil o estar vacía (cosas sin importancia, espejismo total, fracaso moral; de ahí resulta el cometer graves hechos morales y delictivos). Efesios 4:17 “Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente” «Pensamientos frívolos, pensamientos inútiles».
  5. Mente cauterizada: Es aquella que tiene la conciencia endurecida, generalmente implica que no dan marcha atrás. Este tipo de mente conoce del Señor, pero se resiste a dejar que el Espíritu Santo le conduzca a la verdad. Efesios 4:19 “Después de que perdieron toda sensibilidad, se entregaron al libertinaje para cometer con avidez toda clase de impureza”; «Han perdido toda vergüenza, se han entregado a la inmoralidad, y no se sacian de cometer toda clase de actos indecentes».
Mente espiritual

Es aquella que viene al espíritu renacido en Cristo, producto de la inspiración, revelación e iluminación del Espíritu Santo. Viene del griego “phronema”: Lo que uno tiene en la mente, el pensamiento, el contenido de lo expresado. Tener la mente del Espíritu o de Cristo trae como resultado lo que se conoce en griego como “phronesis”: Un entendimiento que nos lleva a actuar correcta y prudentemente; es el uso recto y justo de la mente. 1 Corintios 2:16 “Porque, ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién lo instruirá? Pero nosotros tenemos la mente de Cristo”. Romanos 8:5-6 “Porque los que viven conforme a la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que viven conforme al Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque la intención de la carne es muerte, pero la intención del Espíritu es vida y paz”.

Hagamos una sincera y humilde reflexión para saber cuál de estos siete tipos de mente tenemos nosotros. Si está entre las primeras 5, necesitamos entonces volvernos al Señor de manera genuina. Dios ha provisto las armas necesarias para cambiar nuestra manera de pensar y así cambiar nuestra manera de vivir... pero depende de nosotros hacerlo, Romanos 12:2 “Y no adopten las costumbres de este mundo, sino transfórmense por medio de la renovación de su mente, para que comprueben cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, agradable y perfecto”.

No olvidemos que somos lo que pensamos; lo que pensamos moldea nuestra conducta y sentimientos. Lo que pensamos y sentimos dirige nuestra voluntad para bien o para mal, recuerda que la mente humana es el campo de batalla más feroz. Allí se libran guerras invisibles que determinan nuestro gozo, nuestra paz y hasta nuestra fe. Muchos hoy viven en prisiones que no tienen barrotes de hierro, sino muros de miedo, cadenas de ansiedad, grilletes de depresión y rejas de resentimiento.

Y quiero finalizar lo que está escrito en Filipenses 4:4-8, escrito por el apóstol Pablo mientras estuvo en una cárcel en Roma: ”Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos si no sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si hay algo digno de alabanza, en esto pensad”.

Observemos el verso 7: “Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. La paz de Dios no elimina los problemas, pero te da poder para enfrentarlos. Esa paz no se compra en la farmacia, ni se aprende en un libro; proviene solo de la presencia viva de Jesús.

Jesús dijo: “Mi paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da” (Jn 14:27). Esa paz no es frágil ni momentánea. Es un guardián divino que custodia tu corazón y tu mente en medio de las tormentas.

La paz de Dios está ahí para guardarle y para protegerle, cuando Pablo estuvo en la cárcel, lo más probable es que estuvo custodiado por soldados romanos día y noche, después de todo, Pablo era un prisionero importante. Y el apóstol, mirando a esos soldados romanos, se dijo, yo tengo algo mejor que me protege, tengo la paz de Dios. Él tenía el gozo mismo de Dios, protegiéndole y guardándole aún dentro de esa lóbrega celda. Él sentía la presencia de Cristo en él, en esa prisión. Y ésta no es una paz provista por las circunstancias. Las circunstancias que ese momento rodeaban a Pablo podían ser cualquier cosa menos portadoras de paz.

La paz de Dios no es la eliminación de los problemas en la vida, sino el aumento del poder para entender esos problemas. Tu no sostienes esa clase de paz, esa paz te sostiene a ti. 

La paz de Dios está muy por encima de lo que podemos entender, no está encerrada en una receta médica, o en la boca de un amigo, o en un trago de licor, o en una papeleta de droga, un psicólogo no te la puede proporcionar, un amigo no te la puede brindar, lo académico no te la puede enseñar, la religión no te la puede otorgar y ninguna ley te la puede dar, tu la obtienes directamente de Dios. El Señor Jesús dijo en Juan 14:27 “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” Esa es nuestra herencia. 

La paz que el mundo no puede dar es la paz que el mundo no nos puede quitar. Encuentre su paz en Jesús. En Isaías 26.3 leemos, “Tú guardarás en completa paz aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado”.

La respuesta que transforma nuestra mente se encuentra en Filipenses 4:8 “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensar” Tu eres el único que puedes escoger tus pensamientos, debemos ser selectivos en lo que permitimos que entre en nuestra mente.

Si tu quieres poner en tu mente basura intelectual o religiosa o moral, estas en la libertad de hacerlo. Pero si tu quieres poner en tu mente pensamientos honestos, justos, puros, agradables y positivos, tu estas también en la libertad de hacerlo. ¿Cómo puedes dejar de pensar en las cosas incorrectas? Pues pensando en las cosas correctas.

Sencillo, ¿no te parece? Dios nos ha hecho en tal forma que es imposible que tengamos dos pensamientos diferentes al mismo tiempo en nuestra mente. Así que, si estas pensando lo que debes estar pensando, no tendrás tiempo para estar pensando en lo que no debes estar pensando. Ese es el mejor remedio para los malos pensamientos, si tu estas pensando en las cosas correctas, te aseguro que será imposible pensar en las cosas incorrectas al mismo tiempo.


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