Via Crucis

Es la muerte aquella que nos iguala... “ a ricos y a pobres”, no importa el previo... la muerte  llega inexorable y nos iguala a todos. Y poco importan muchas de las cosas y preocupaciones diarias cuando el final se acerca... Cosas que parecían un poco de tiempo atrás imprescindibles, cosas materiales, pero también otras de nuestra esencia más externa...

¿Cuántas veces has deseado un cuerpo distinto? ¿Ser más alto, más delgado, más moreno, más de esto, menos de aquello...? ¿Cuántas veces has sentido qué no eras perfecto? ¿Cuántas veces has sentido qué estabas incompleto?

Y lo cierto es que cuando el final llega todas estas preguntas pierden el sentido... quizás es que nunca lo tuvieron. ¿Crees qué en tus últimos momentos te formularás esas preguntas? O incluso... ¿Crees qué quién vele tu cuerpo ya sin vida se preguntará alguna de ellas?

Cuando descendamos de nuestra cruz particular, ya carecerán de todo sentido... se habrán desvanecido, vivamos pues sin ellas, dejemos que lo superficial, el narcisismo, nuestro ego se vayan; que cuando emprendamos el camino a la Vida eterna lo hagamos en la compañía de quienes nos amaron por ser nosotros mismos sin las cruces que padecimos.

What is Via Crucis ?

Jesús, murió crucificado por nosotros/as. Un acto de puro y verdadero amor. ¿Cómo inspirarnos hoy con ello? ¿Cómo vivir este hecho desde la creencia y la fe en un mañana distinto?

Nos tocan tiempos difíciles, nuestras propias cruces pesan demasiado, y las aflicciones personales son a menudo tan dolorosas que preferimos vivir en un mundo desconectado, acelerado, monetario... porque pararnos y pensar en nuestras cruces pesa demasiado... dudamos de poder soportarlo, dudamos incluso de estar acompañados... y eso se torna en un sentimiento insoportable que preferimos esconder y engañarnos haciendo cientos de cosas cada hora, sin
pensar y buscando tener más y más.

Sin embargo, Jesús nos muestra en este tiempo a través de su sacrificio lo acompañados que estamos, nuestros dolores son los suyos y son los de muchos otros, cercanos o lejanos, que desde la empatía, el cuidado, el respeto... en definitiva, desde el amor, viven pesares muy similares, todos tienen sus cruces, todos las tenemos, y es en el amor donde hayamos la verdadera fuerza y valentía para continuar este hermoso camino de la vida, del amor y de la fe.

Su martirio no es el final del camino, uno nuevo comienza con Cristo resucitado. Caminemos pues esperanzados, y que este tiempo que Jesús nos recuerda sirva para seguir inspirándonos y viendo en el amor al prójimo, la salvación nuestra. Porque la vida sólo tiene sentido cuando en el darnos a otro hayamos la razón de nuestra verdadera existencia, tal y como el Señor hizo por nosotros.