2 Crónicas 18:1 “Tenía, pues, Josafat riquezas y gloria en abundancia; y contrajo parentesco con Acab”.
El reinado de Josafat fue caracterizado por sus esfuerzos para volver la nación Israel a caminar en los caminos de Dios eliminando todos las cosas abominables a Jehová, 2 Crónicas 19:4 “Habitó, pues, Josafat en Jerusalén; pero daba vuelta y salía al pueblo, desde Beerseba hasta el monte de Efraín, y los conducía a Jehová el Dios de sus padres”.
La Biblia dice que Jehová, por tanto, confirmó el reino en su mano. Entonces al mirar a un hombre, que la mayor parte de su vida vivía tratando de agradar a Dios y complacer a Dios con sus acciones y manera de vivir, es curioso verlo hacer una alianza con un rey malvado y pagano como lo era Acab.
La conclusión de este tema se basa en una pregunta que el profeta Jehú le hace a Josafat y que hoy es necesario que la iglesia responda, se encuentra en 2 Crónicas 19:1-3 “Josafat rey de Judá volvió en paz a su casa en Jerusalén. Y le salió al encuentro el vidente Jehú hijo de Hanani, y dijo al rey Josafat: ¿Al impío das ayuda, y amas a los que aborrecen a Jehová? Pues ha salido de la presencia de Jehová ira contra ti por esto”.
Tal vez esta expresión dada por el profeta Jehú caiga como piedra en el zapato para muchos cristianos de hoy, parecen “maripositas” lloronas que quieren que se les hable bonito, si tu quieres que te hablen bonito ve a donde te amamanten y te sigan alimentando y bañando con leche; hoy es el día de hablar a esta generación perversa, que no quieren entender que el mundo se está acabando, esta generación que lo único que les importa es lo que sienten en su corazoncito, gente así es peligrosa para la humanidad, gente así no saben distinguir los buenos mensajes que vienen de Dios y les gusta que les hablen “mentiras”, no saben distinguir quien es el enemigo y no se dan cuenta que el enemigo son ellos mismos, porque en algún momento se voltean de bando, se unen al enemigo, asesinan y dejan a Dios y siempre dicen “Es que Dios es amor, es que me tienen que tratar con amor, es que y es que…”.
En estos tiempos finales, Dios está necesitando una iglesia que tome decisiones firmes, gente valiente, aguerrida (Ejercitado en la guerra), audaz, astuta, perseverante, decidida, armada de valor; lo que hay hoy en día es una generación complaciente, llorona, que no se dejan exhortar ni corregir porque en el momento en que alzas la voz ya los estas abusando y vas preso por disciplinar a los hijos, a los alumnos y aún a los de la comunidad; gente sin disciplina, sin corrección y todo el universo tiene que girar al compás de sus emociones, gente perversa, envidiosa que destruyen todo lo que se ha edificado porque lo único que buscan es reconocimiento, adulación, que les laven los pies, buscan ser aprobados en vez de ganarse el respeto y la admiración cumpliendo los preceptos de Dios.
Yo quiero que la Iglesia responda a estas preguntas: ¿A dónde queda la línea de separación? ¿A dónde debes trazar la línea con tus parientes, con tus relaciones, con tus amistades, con tus negocios? ¿Hasta qué momento estas cruzando una línea y estas comprometiendo tu testimonio, arriesgando tu vida con Dios, haciendo una burla de tu Salvador?
Eso es lo que está pasando aquí en este relato bíblico. Dice la Biblia que Josafat contrajo parentesco con Acab. En otras palabras hizo una alianza con el rey Acab. Este rey que había cerrado las puertas del templo, que había erradicado la adoración a Jehová en Israel, este rey que se casó con Jezabel cuyo nombre hoy implica maldad. No mucho tiempo después que Josafat hizo esta alianza el rey Acab le llamó para ayudarle en una campaña de guerra contra Ramot Galaad. Josafat quiso consultar a Jehová y dijo a Acab, te ruego que consultes hoy la palabra de Jehová. Acab llamó a sus profetas falsos, profetas de Baal, 400 en número, y dijo, ¿Iremos a la guerra? Pues, por supuesto, sus profetas dijeron que si.
Sin embargo, Josafat quiso consultar con un profeta de Jehová y pidió, ¿Hay aun aquí un profeta de Jehová? Acab respondió, si hay, pero es un malo, porque nunca habla bien, siempre habla en contra de mí. No obstante, Acab llamó al profeta Micaías…
Es importante hacer un análisis consciente de las alianzas, relaciones, pactos, compromisos que muchas veces comprometen nuestra relación con Dios y con nuestra vida espiritual.
Veamos entonces las advertencias que se encuentran escritas en la Palabra acerca de las alianzas y pactos con los impíos:
- La palabra de Dios nos amonesta de no hacer alianzas con incrédulos: La palabra de Dios no guarda su silencio sobre este asunto, la Palabra en Santiago 4:4 “¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios”. ¡Palabras duras! Este versículo demuestra la actitud de Dios hacia el incrédulo, no me interesa hablar mal de los incrédulos, pero si quiero hablar del peligro que representan y es que por este tipo de relaciones comprometemos nuestras creencias y convicciones. Por esa razón Dios nos advierte de hacer yugos desiguales: 2 Corintios 6:14-16 “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente”, 1 Corintios 15:33 “No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres”. Eso es lo que pasa cuando ignoramos los principios descritos en la Palabra y al final viene a tolerancia y luego aceptación y terminamos con practicando y reconociendo sus prácticas. Proverbios 1:10 “Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas”, y el verso 15 “Hijo mío, no andes en camino con ellos. Aparta tu pie de sus veredas”.
- Ayudar a los impíos siempre tiene consecuencias imprevistas. Josafat hizo una alianza con el malvado rey Acab, y luego Acab pidió el apoyo militar de Josafat. Josafat quiso consultar a Jehová y Acab llamó a sus falsos profetas, 400 de ellos, pero Josafat buscó por un profeta de Dios y Acab llamó al profeta Micaías y declaró a gran voz 2 Crónicas 18:13 “Dijo Micaías: Vive Jehová, que lo que mi Dios me dijere, eso hablaré”, al final de toda esta historia es que se desató un espíritu de mentira y de engaño. Eso es lo que sucede cuando haces alianzas, al final reina la mentira, el engaño, la enfermedad y la muerte. A pesar de su sinceridad en buscar el favor de Dios, Josafat tomó malas decisiones que puso en peligro su vida. Muchas veces nosotros como hijos de Dios nos involucramos impíamente y no consideramos el fin que nos espera, Deuteronomio 32:39 “¡Ojalá fueran sabios, que comprendieran esto, Y se dieran cuenta del fin que les espera!”.
Josafat hizo una alianza con un rey pagano, reprobado y malvado, y casi perdió su vida por eso. Lamentablemente no aprendió su lección de vida porque un tiempo después Josafat hizo otra alianza con el rey Ocozías, queriendo aumentar sus riquezas y entraron a un trato de negocios con el rey Ocozías para construir naves, pero Dios frustró los planes de Josafat.
Cuando tratamos los caminos de Dios ligeramente, no tomándolos seriamente, vamos a experimentar el desagrado de Dios. Podemos hallarnos a nosotros mismos perdiendo el favor de Dios durante estos tiempos de rebeldía. Puede ser que te has desviado de Sus caminos, que te has apartado de Sus preceptos y has ignorado los consejos de Dios. Cuando esto pasa, normalmente los hijos de Dios experimentan disciplina, castigo y azotes.
Josafat sobre todo era un buen rey, quería el favor de Dios y quería hacer lo que agradara a Dios. Pero como tú y yo, en algunos tiempos, hizo lo que a él bien le parecía. Sufrió las consecuencias por sus acciones.
Ministración: Romper con las alianzas, con los yugos y con los pactos.