“A mi sobrino lo mandaron a una guerra suicida… sin agua, sin comida y sin entrenamiento”, con esa frase estremecedora, Lina Coronado, tía de Affeth Yesid Coronado, abrió una de las historias más trágicas sobre el reclutamiento de jóvenes latinoamericanos para la guerra entre Rusia y Ucrania.
Expone una trama de vulnerabilidad y promesas de dinero que jamás se cumplieron. Promesas que empujaron a un joven colombiano de Valledupar a un destino que él mismo describió, horas antes de morir, como algo sin retorno.
De Valledupar al frente de batalla: el engaño que lo llevó a la muerte
Affeth Yesid, como muchos jóvenes sin oportunidades, cayó en las redes de ofertas laborales que circulan en grupos privados y redes sociales, donde reclutadores prometen salarios imposibles: “25 millones mensuales, alojamiento, comida, todo cubierto.” Nada era verdad.
“El día del combate no les dieron ni agua ni comida.”
Lo dijo Lina con una mezcla de rabia y dolor. Y lo confirmó un compañero de batalla que logró comunicarse con la familia: a Affeth lo enviaron al frente tres o cuatro días después de llegar, sin entrenamiento militar, sin preparación psicológica y sin saber usar las armas que le entregaron.
“Una guerra cruel, comparable a una máquina de moler carne”
El especialista en Rusia Manolo González Moscote lo explicó sin matices:
“Esta guerra no es un conflicto convencional. Es una máquina de moler carne donde los reclutas son usados como desechables.”
Y eso fue exactamente lo que vivió Affeth Yesid.
La última llamada: “Mami, ya es demasiado tarde”
Antes del combate final, Affeth habló con su madre.
Intentaron convencerlo de regresar a Colombia, pero él ya lo sabía:
“Mami, ya es demasiado tarde. Ya estoy acá. ¿De dónde sacamos esa plata para devolverme?”
Nunca le pagaron un solo peso. Nunca pudo enviar dinero. Nunca pudo volver. Murió en un ataque con drones y hasta hoy su cuerpo no ha sido repatriado.
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