Via Crucis

 Y entonces Jesús cargó con más de una cruz de madera... cargó en sus hombros con todas las nuestras... y pareciera que esas cruces van en aumento. Nos toca pararnos, nos toca observar, escuchar, sentir... hemos perdido los sentidos para hacerlo y debemos recuperarlos.

Hemos confundido quizás nuestra brújula, o quizás queremos engañarla para que no parezca que vamos en la dirección incorrecta, que nadie ni nada nos pueda decir que estamos equivocados y es que cada vez más nos relacionamos desde nuestro ego, desde nuestra sobrada soberbia, y menos desde nuestra humanidad... ¿en qué nos convierte eso? ¿acaso no vemos las cruces que eso nos genera? Y es que para esconder esas cruces las cubrimos de poder, de compras compulsivas, de las mejores vacaciones, de la casa más grande... y entonces cuando nada de todo eso es suficiente... la mayor de las cruces aparece... el inmenso vacío ante nosotros... un abismo sin fin que nada puede consolar, nada puede ya taparlo.

Aceptemos como Jesús acepto que quizás las cosas no siempre son como queremos, que en el camino surgirán algunas cruces, pero que en ellas, en el pesar de su carga, no estamos solos, aceptemos entonces que Jesús las carga con y por nosotros. Aceptemos su cariño y compañía.

What is Via Crucis ?

Jesús, murió crucificado por nosotros/as. Un acto de puro y verdadero amor. ¿Cómo inspirarnos hoy con ello? ¿Cómo vivir este hecho desde la creencia y la fe en un mañana distinto?

Nos tocan tiempos difíciles, nuestras propias cruces pesan demasiado, y las aflicciones personales son a menudo tan dolorosas que preferimos vivir en un mundo desconectado, acelerado, monetario... porque pararnos y pensar en nuestras cruces pesa demasiado... dudamos de poder soportarlo, dudamos incluso de estar acompañados... y eso se torna en un sentimiento insoportable que preferimos esconder y engañarnos haciendo cientos de cosas cada hora, sin
pensar y buscando tener más y más.

Sin embargo, Jesús nos muestra en este tiempo a través de su sacrificio lo acompañados que estamos, nuestros dolores son los suyos y son los de muchos otros, cercanos o lejanos, que desde la empatía, el cuidado, el respeto... en definitiva, desde el amor, viven pesares muy similares, todos tienen sus cruces, todos las tenemos, y es en el amor donde hayamos la verdadera fuerza y valentía para continuar este hermoso camino de la vida, del amor y de la fe.

Su martirio no es el final del camino, uno nuevo comienza con Cristo resucitado. Caminemos pues esperanzados, y que este tiempo que Jesús nos recuerda sirva para seguir inspirándonos y viendo en el amor al prójimo, la salvación nuestra. Porque la vida sólo tiene sentido cuando en el darnos a otro hayamos la razón de nuestra verdadera existencia, tal y como el Señor hizo por nosotros.