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Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré, mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida donde no hay aguas, para ver tu poder y tu gloria... Así como el salmista, ve delante de Dios y Él librará tu alma de la aflicción y te devolverá el gozo de Su salvación.
Cada uno de estos episodios que contienen promesas de Dios para tu vida, tu hogar y tu descendencia te llevarán a la perfecta presencia de Dios, tendrás tiempo de cotidianidad con el Señor.