"Tu dedicación e integridad han tenido un tremendo impacto en este campo y en todos los que viven aquí", dijo la libélula, con una voz llena de calidez.
Disfruta de cuentos suaves e imaginativos diseñados para calmar y captar la atención de los más pequeños. Cada historia utiliza un lenguaje sencillo y cautivador, con temas reconfortantes, ofreciendo una experiencia de escucha sin anuncios ni interrupciones.
Se publica un nuevo episodio cada día, trayendo nuevas aventuras para hacer de cada historia antes de dormir algo especial.
Ãrase una vez, en un tranquilo campo de girasoles, vivÃa un niño curioso llamado Javier. A él le encantaba explorar las flores doradas que se elevaban sobre él, con sus pétalos brillando bajo la cálida luz del sol. Un dÃa, mientras Javier paseaba por el campo, una libélula resplandeciente llamó su atención. Revoloteaba entre los girasoles, con sus alas destellando colores brillantes. Fascinado, Javier siguió a la libélula adentrándose en el campo. "Hola,"dijo Javier suavemente, no queriendo asustar a la hermosa criatura. Para su sorpresa, la libélula se detuvo frente a él y habló con una voz gentil."Saludos, Javier,"respondió la libélula."Soy la guardiana de este campo de girasoles. Te he estado observando y admiro tu buen corazón."Los ojos de Javier se abrieron con asombro."¿Puedes hablar?"preguntó, con su voz llena de emoción. La libélula asintió."SÃ, y tengo una tarea especial para ti, Javier. ¿Me ayudarás a proteger los girasoles y las criaturas que llaman hogar a este campo?"Javier sintió que lo invadÃa un sentido de responsabilidad. Se puso de pie y respondió,"¡Por supuesto! Prometo hacer todo lo posible para mantener el campo de girasoles a salvo."La libélula sonrió y agitó sus alas."Gracias, Javier. Tu integridad y compasión te servirán bien. Recuerda, incluso el más pequeño acto de bondad puede hacer una gran diferencia."Con eso, la libélula se alejó volando, dejando un rastro de polvo brillante a su paso. Javier observó maravillado cómo el polvo se posaba sobre un girasol cercano, haciéndolo brillar con una suave luz mágica. Desde ese dÃa en adelante, Javier se propuso cuidar el campo de girasoles. Regaba las flores durante las sequÃas, quitaba las malas hierbas con delicadeza y se aseguraba de que los animales tuvieran suficiente espacio para jugar y crecer. Con el paso del tiempo, el campo de girasoles floreció bajo la atenta mirada de Javier. Las flores crecieron más altas, sus pétalos más brillantes, y las criaturas prosperaron en el pacÃfico santuario que él ayudó a mantener. Una tarde, mientras el sol comenzaba a ponerse, Javier se sentó entre los girasoles, sintiéndose orgulloso del trabajo que habÃa hecho. De repente, la libélula apareció una vez más ante él."Javier, tu dedicación e integridad han tenido un tremendo impacto en este campo y en todos los que viven aquÃ,"dijo la libélula, con su voz llena de calidez."Como muestra de nuestra gratitud, te otorgo este mágico reloj de arena."La libélula colocó un pequeño reloj de arena resplandeciente en la mano de Javier."Ãsalo con sabidurÃa y recuerda las lecciones que has aprendido en el campo de girasoles. Tu bondad e integridad siempre te guiarán por el camino correcto." Javier sostuvo el reloj de arena cerca de su corazón, sintiendo una sensación de alegrÃa y propósito. SabÃa que sin importar a dónde lo llevara la vida, siempre atesorarÃa los recuerdos y las lecciones que habÃa obtenido en el mágico campo de girasoles. Desde ese dÃa en adelante, Javier continuó difundiendo bondad e integridad dondequiera que fuera, inspirando a otros a hacer lo mismo. Y cada vez que sostenÃa el reloj de arena, recordaba el poder de la compasión y la importancia de mantenerse fiel a uno mismo. El campo de girasoles permaneció como un sÃmbolo del amor y la dedicación de Javier, un testimonio de las cosas increÃbles que pueden suceder cuando una persona elige hacer la diferencia. Y asÃ, la historia de Javier y el mágico campo de girasoles perduró, difundiendo esperanza y luz a todos los que la escuchaban.