Contemporánea

Esta palabra que significa flujo en latín refiere uno de los movimientos artísticos de mayor calado del siglo XX. Fundamentalmente performático y audiovisual, se manifiesta en campos como la poesía, el arte, el collage y el vídeo Fluxus. Pero también hay música Fluxus.

What is Contemporánea?

Diccionario sonoro que recoge los nombres, historias y lugares protagonistas de la emocionante aventura que representa la música contemporánea desde su creación a la actualidad. Más información: march.es/contemporanea

Fluxus

Esta palabra que significa ‘flujo’ en latín refiere uno de los movimientos artísticos de mayor calado del siglo XX. Fundamentalmente performático y audiovisual, también tiene una vis musical. Hay poesía, arte, collage, video. Hay música Fluxus.

Nace en 1962, organizado por el artista, empresario y galerista estadounidense de origen lituano George Maciunas. Ese es el año en que se celebra el Festival Internacional ‘Fluxus’ de Música Contemporánea en Wiesbaden, Alemania, muy cerca, por cierto, de Darmstadt, ciudad decisiva en la refundación cultural y musical del país en la segunda mitad del siglo XX.

Fluxus –que fue el nombre de una publicación antes que el de una comunidad internacional de artistas– irradia su personalidad y principios a todo el mundo, y tiene especial calado en Estados Unidos, Europa y Japón.

En su idea fundacional, se exalta la potencia creativa del individuo: “cualquier persona puede ser artista, porque el arte debe ser para todos”. Opera en contra de los principales movimientos de la época: arte-pop, neorealismo y minimalismo.

En su faceta musical, muchas obras están diseñadas como partituras. Son guiones de arte escénico que suelen tener unas pocas líneas en las que se dan las instrucciones de las acciones a realizar. Esto abre la posibilidad de que su ejecución se lleve a cabo por artistas que no sean el propio creador. Y favorece la formación de una red internacional de intercambio de ideas. Así como la idea de la ‘performance’ o el ‘happening’: las obras Fluxus se presentan como eventos, como “conciertos de lo cotidiano” o “la música de la acción que anima las cosas”. Cualquier cosa se convierte en un instrumento.

Fluxus disuelve el arte en ‘happenings’ musicales donde se pueden ver y escuchar 45 minutos de golpes regulares a una sartén, la destrucción de juguetes a golpes con un martillo, el rasgado de una revista hasta ser convertida en confeti, el destrozo de bombillas contra un cristal, el lanzamiento de tartas contra un vidrio... Fluxus tiene un marcado cariz neo-dadaísta y sociológico. Es, huelga decirlo, experimental. Este es un territorio con sus propias leyes; cobra todo el sentido artístico darle de comer a un piano, o desmontarlo y subastar sus fragmentos.

Conmoción, excentricidad, posibilidad. Pasión. Arte y vida. Una gentil bofetada a la lógica mercantil. Un aprieto para la alta cultura. La búsqueda del shock. Joseph Beuys, Wolf Vostell, Nam June Paik y Charlotte Moorman son algunos de sus artistas talismán. También Dick Higgins, La Monte Young, Joseph Byrd y Al Hansen.

Fluxus convierte en una aventura encender una cerilla y verla arder hasta apagarse, como aquí hace Yoko Ono:

Es un concierto con radios bien o mal sintonizadas. Bien lo sabe John Cage.

Es el patio de juegos del arte, lugar idóneo para hablar solo…

...Una cacofonía donde todo el mundo puede hablar a la vez.

Fluxus es una gigantesca liberación de energía y potencial creativo en la cultura de su tiempo, y también en décadas posteriores. Es un movimiento y una filosofía artística atenta al combate de sus leyes restrictivas, estrecheces y preconceptos acerca de lo que es bueno y correcto en el arte y en la vida cotidiana de las personas.

Cuatro lemas determinan la mayoría de las obras del colectivo:

1. Fluxus es una actitud. No es un movimiento ni un estilo.

2. Fluxus es intermedia.

3. Las obras Fluxus son sencillas y breves.

4. Fluxus es divertido.

Debe –lo dice George Maciunas– ser simple, entretenido y sin pretensiones, tratar temas triviales, sin necesidad de dominar técnicas especiales ni realizar innumerables ensayos, y sin aspirar a tener ningún tipo de valor comercial o institucional.

Motor Vehicle Sundown es el concierto para coches del artista Fluxus George Bretch ejecutada por primera vez a principios de los 60 y aquí reinterpretada en el museo Tinguely en Basilea, Suiza, en 2011. Los dueños hacen sonar el claxon, activan y desactivan las luces, abren y cierran las puertas, hacen rugir los motores de sus vehículos. Nosotros escuchamos ahora esta particular pieza.