La Venganza Será Terrible (oficial)

La Venganza Será Terrible - 25 de mayo 2024 - LVST 25/5/24 

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La venganza será terrible. Buenas noches, muchas gracias. Aquí estamos en el Caras y Caretas con mucha gente amiga. Vamos a saludar inmediatamente a Patricio Barton. Hola, amigos, buenas noches. presenta el artista antes llamado Gillespi. Hablaremos, una vez más, ya que hablamos muchas veces de este personaje, del viejo de la montaña, de los asesinos y del viejo de la montaña. Han escrito sobre este personaje Oderico da Pordenone, Marco Polo en el famoso libro del millón, y bueno, aquel libro donde cuenta todas las cosas que nosotros sabemos o creemos saber. cosas sobre los chinos, los chinos aquí, los chinos allá. Finalmente, los que conocí no eran chinos, eran mongoles, ya que en el momento que... que Marco Polo llegó a la corte, el que gobernaba era un mogol, el Hulai Kang. Pero bueno, no vamos a hablar de Marco Polo, pero sí del viejo de la montaña. ¿Esto por qué época? Bueno, un poco antes de la toma de Jerusalén, había un grupo de personas, 1099, el primero de los viejos de la montaña, ya que hubo varios, nació en el 1034. Así que estaremos para que llegue a viejo. Bueno, 1090, 1099 no está mal. Había un grupo de personas que se llamaban los asesinos. ¿De dónde provenía aquel asunto de los asesinos? Provenía del consumo de jashis. Pero ya vamos a explicar esto. El jefe era un señor llamado El Viejo de la Montaña. ¿Dónde vivían? Vivían en un lugar espantoso llamado Alamut. que creo que quiere decir la piedra. Era una montaña muy alta que tenía como un filito, no un novio, sino una especie de meseta muy fina que tenía unos 400 metros de largo y en la parte más ancha 30 pasos. La parte más finita, dos metros. Muy cómodo para vivir y sin caerse. Estaban medio apretados. Así vivían los asesinos, haciendo equilibrio, calculo. no podía llegar nadie a ese lugar, eran inexpugnables ellos y la montaña. Había una escalera secreta que es la que usaban para subir y se defendía con un solo soldado. Con solo poner un soldado ahí, la defendían porque era muy estrecha y poco sentido tenía organizar un ejército de, digamos, 5.040 personas, perfectamente inútiles, cuando esa escalera podía ser defendida por un solo tipo. Digo, con un soldado, ponerle dos, tres, por si alguno se dormía. Sí, sí, cualquier cosa puede pasar. Claro, bueno. Lo mismo pasaba con Machu Picchu, recuerdan ustedes, la ciudad secreta de los Quechua, allí es donde estaban los amautas y esos sabios que sabían de todo un poco. Bueno, había ahí también unos desfiladeros muy estrechos que podían defenderse con un solo soldado. Pero además era muy difícil llegar a Machu Picchu, ya que cuando llegabas donde estaba el desfiladero, ya no tenías más tropas, porque se habían caído todos por algún precipicio, o se habían desertado, o se empezaban a punar. Tenemos entonces a los asesinos en su mesetita, manejados por el viejo de la montaña. ¿Qué hacían?, se preguntarán a usted. Mataban, como su nombre lo indica. salían por ahí, mataban a la gente y la afanaban. A veces cometían algunas crueldades, eran gente malísima, vamos a decirlo de una vez. Bien, eran valientes, desde luego, solo para vivir en ese lugar había que serlo. Y su jefe, como se ha dicho, era este viejo. ¿Cómo hacía para reclutar soldados? Y esta es la pregunta central. El viejo de la montaña salía, quizá con alguno de sus ayudantes, se ponía acechando ahí en un bosque, en un prado, elegía a un joven que estuviera más o menos bien para el ejército, para la banda de asesinos, ¿no? No iba a elegir un gil, sino uno más o menos musculoso, qué sé yo. Esperaba que el tipo se durmiera o se distrajiera, y entonces se iba por atrás y le metía un palazo en la cabeza. Bueno, el tipo se dormía del palazo, se desmayaba. Había incluso una técnica para pegarle con el palo a este muchacho, ni tan fuerte como para liquidarlo, ni tan despacio como para que ni se mosqueara. Bueno, el tipo se despertaba pero ya lo habían trasladado a la meseta. Y el viejo de la montaña y sus asesinos habían construido allí un paraíso, repito, habían construido un paraíso. Porque en realidad esta charla es sobre paraísos artificiales. no solo sobre paraísos artificiales, hablaremos también de infiernos artificiales, que son los peores. Bueno, entonces, habían construido un paraíso, esa es una construcción que vale la pena, no un shopping. Bueno, no faltará quien diga, yo cuando estoy en el shopping, estoy en el paraíso. Bueno. Y en el infierno también. Construyeron un paraíso, no sé cómo sería, pero bueno, imagino que habría de todo diversiones. Y no sé cómo, no sé qué... Y bueno, el paraíso que yo sueño es muy... ¿Qué tiene? Nada, sándwiches de amigas... No, sueñaba... Cantores, músicos, amigas... Bueno, en aquel habría huríes, ¿no? Porque eran de la religión... del islam y huríes son aquellas señoritas que se supone que están en el paraíso o en todo caso falsas huríes porque era un paraíso artificial serían huríes artificiales por ahí la cuñada de alguno y así los ofuscaban con jachis para aumentar todavía esa sensación de irrealidad que sentían los jóvenes que habían sido golpeados por atrás con un palo y que se despertaban en un paraíso artificial, bueno, les daban un poco de hachiz, como su nombre lo indica, porque de allí viene el nombre asesino, ha-sa-sin o algo así. Bueno, el tipo se despertaba en el paraíso, medio turbado por el hachiz, veía las minas, los sándwiches, las masas de crema, tipos que te abanicaban, todo eso. y llegaba un momento en que ya no podían renunciar a él, se acostumbraban. ¿Vio cómo es uno? Es así, sí, es el... Cuando se acostumbra al paraíso, se acostumbra y ya no te pueden sacar de ahí. Bueno, en ese momento, cuando estaba bien acostumbrado el tipo, le pegaban otro palo en la cabeza y lo llevaban otra vez al mismo lugar donde lo habían encontrado. O sea, el tipo se dormía en el paraíso y se despertaba otra vez en su pieza, un cotorro que nos valía dos guitas. Imaginate, dormirte en el paraíso, despertarte en tu pieza, debe ser una de las peores experiencias posibles. Pero en ese momento, golpeaba la puerta de la humilde casa. ¿Quién es? Y venía un tipo, que era un agente, el viejo de la montaña, soy agente del paraíso, decía. Aquí laburamos así, dice, ¿vos querés volver al paraíso o querés quedarte aquí en esta pieza? ¡Uy, yo quiero volver al paraíso! Dice el tipo, ya poniéndose los pantalones. Para volver al paradiso tenés que hacer lo que nosotros leíamos. Y así laburaban para el viejo de la montaña. Y el viejo de la montaña, hay que decirlo, ya lo hemos sugerido, no fue uno, sino que fueron muchos. El primero fue un señor, Hassan Ibn Zabah, ese es el que nació en el año 1034. Pero... Todos sus sucesores también fueron el viejo de la montaña, empezando por el siguiente, que fue el señor Busurg Humid. Y a todos se le llamaba viejo de la montaña, que no era un señor, era un cargo, una dignidad. Bueno, dijo el tipo, ¿no? El agente, ¿querés volver? Hace lo que yo te diga. Y lo que le decía era terrible, tenían que matar. Todo lo dicho hace un rato, ¿no? Casi todos aceptaban, así llamaban, y volvían a ese paraicito de 400 metros, pero a cambio de eso tenían que cometer toda clase de delitos. Ahí termina la primera historia, la del paraíso artificial del viejo de la montaña. El primer viejo de la montaña, Hassan Ibn Sabah, es un personaje interesante, del cual hablaremos alguna vez. Escribió... una especie de autobiografía que en realidad comprende solo su juventud, se llama el libro Sargosatz e Zayedna, que como todos ustedes saben quiere decir Aventuras de nuestro señor, y estaba en la biblioteca de Alan Muth, y sin embargo no ha sobrevivido ese libro, así que, usted puede pensar lo que quiera. Se sabe si solo por las citas hechas por autores persas posteriores. tras la toma de la fortaleza en 1256 por los mongoles, la obra fue destruida. Dice, ¿qué es ese libro que tenés en la mano? Dijeron los mongoles. Dice, Zargozast e Zayedna, que quiere decir aventuras de Rolón. No, no, de Rolón no, señor. Bueno, Hassan también escribió un tratado en lengua persa sobre... la doctrina del Talin, las enseñanzas del Imán, llamado al-fusul al-arba'a. El texto tampoco existe. Bueno, al final no se mata escribiendo cosas tremendas y no cuidan nada. pero muchos historiadores persas llama, por ejemplo, el que se llama Al-Saharastani. Al-Saharastani es un historiador persa, no confundir con Sarrazzani, que es el dueño de un circo. Bueno, y nada más. Si quiere puedo decir que provenía de la ciudad de Kom, en Persia, de una familia chiquita y allí se crió este muchacho Hassan. Pero ya hemos contado la historia del pequeño paraíso que había en Alamut. Y ahora tenemos un infierno artificial. Esta historia es más breve. Es de un señor que se llamaba Azoka, que vivía en la India. Era un gran gobernante. pero para castigar a los funcionarios corruptos, a los delincuentes y, seguramente, también a sus enemigos, construyó un infierno artificial. Así como los asesinos se habían construido un paraíso, este construyó un infierno. Le salió más barato, porque es menos oneroso construir un infierno que un paraíso. Quizá porque, pareciéndose la tierra más al infierno que al paraíso, hay menos modificaciones que hacerle. Pero vale la pena pensar en esto, que cuesta más construir algo para la felicidad que para la desdicha. Bueno, ahí funcionaba el infierno de Azocca. Le fue tan mal a Azocca que él mismo, como suele ocurrir con los constructores de infierno, fue víctima de esas instalaciones infernales que había construido. Un infierno clásico, lugares donde... Cama de clavo... Tormentos. Tormentos de toda índole, quemaban a la gente... Cosas así. Todo cabernoso, me imagino, el lugar. Sí, sí. Ahora, bien, quizá los funcionarios que mandaban el infierno, o los funcionarios corruptos, digo que iban al infierno, también recibían un palazo por atrás. se acostaban en su cama y se despertaban en el infierno. No siendo yo muy amigo de las alegorías, debo decir que si bien es cierto que no existen ya ni viejos de la montaña, ni los asesinos, ni los azocas, quién sabe si podemos estar tan tranquilos acerca de la existencia de paraísos o de infiernos en donde aparezcamos sin comerla ni beberla. Y a mí me parece que el amor se parece un poco a ese infierno. o a ese paraíso del viejo de la montaña. Mire qué lapsus. Uno es un joven más o menos musculoso, se duerme o se distrae, alguien viene, le pega un palazo, y cuando uno se despierta está en el paraíso. Es el amor, ¿no? Y continúa la alegoría, si usted quiere, porque uno llega a ese paraíso, empieza a acostumbrarse a él, y después ya no puede concebir la vida si no es ahí. Y a veces sucede que un día cualquiera, alguien le pega otro palazo y usted se levanta ya sin ese paraíso y no lo puede soportar. Está en su pieza otra vez, solo ahí. Sí. Pero a veces sucede algo peor. Viene la gente del viejo de la montaña sabiendo que usted ya está acostumbrada al paraíso y le dice, bueno, si querés volver al paraíso, tenés que hacer lo que yo te diga. No me diga que no es una historia de amor, ¿no? una hermosa historia de amor. A veces las historias de amor también se parecen al infierno de Azocca, ya desde el primer día, qué va a hacer. Y me pregunto yo también, ¿no? ¿No será este mismo mundo donde vivimos un paraíso en el cual estamos por un palazo que nos han dado adormecidos? Vaya a saber por qué me junge y del cual saldremos un día para ir a un lugar todavía peor si cabe. incluso cuando ya nos hemos acostumbrado a él, o todavía peor y más razonable. ¿No será este el infierno de Azocca, al cual hemos sido mandados por algún delito cometido, por alguna corrupción perpetrada, o por ser enemigos de quien el bacalago corta? Vaya uno a hablar. Con estas dos preguntas terminamos esta charla y pasamos al resto del programa, que quién sabe. si será la meseta de los asesinos o la institución artificial de Azotka. hemos ido a la discoteca que tiene mucho de paraíso y muchísimo de infierno. el discotecario nos sugirió la canción que se llama Pedacito de Cielo. Era un pedacito de cielo, la roca de la mut. Lo escucharemos, contrariamente a la costumbre de este programa, por una orquesta de tangos. En general, aprovechamos para no pasar discos de orquestas de tangos, sino de tangos, de cantores. de solistas, por ahí, conjuntos orquestales pero un poco heterodoxos. La orquesta de tango tradicional no tiene mucho lugar aquí en este programa. ¿Por qué razón? Por decisión caprichosa de nuestra parte. Esta es una orquesta tradicional y es la orquesta de Astor Piazzolla, pero antes de que Piazzolla tuviera conjuntos más heterodoxos. y escucharemos Pedacitos de Cielo por la orquesta de Piazzolla, que suena muy parecida a la de Troilo, ¿sabe por qué? Porque los arreglos de la de Troilo fueron durante mucho tiempo de Astor Piazzolla. Y canta, y este es otro detalle, canta Fiorentino, que fue el cantor de Troilo. Así que, ¿a qué estamos jugando? Dira usted. Falta Troilo. Lo más probable es que usted no diga nada. ¿Está Troilo por ahí o no? A usted, como a muchos, le dará lo mismo. una cosa que otra. Así que es la orquesta de Astor Piazzolla, canta fiorentino y es Pedacito de Cielo, el hermoso alz de nuestro amigo, un querido amigo de este programa, Héctor Stamponi. Señoras y señores, este es el mejor momento para dar comienzo al siguiente segmento. Mamá, quiero que mi novio me dé un beso en la primera cita. Bueno, pero si todavía no es mi novio. No importa mamá. Primera cita. No importa mamá. No, en realidad esta es una cuestión de los hombres. Los hombres son los que están siempre ansiosos por el ósculo. Sí, ¿por qué es cosa? Lo que pasa es que el beso define todo, es como patear un penal. El beso no solamente es el beso en sí, sino también su significado. Una pregunta que yo me he hecho muchas veces desde el punto de vista antropológico. ¿El beso es por sí mismo placentero o es cultural? o nos da placer el beso porque nos dijeron que da. es el contacto con los lábidos de una persona que nos gusta o que amamos ya placentero o la cultura lo hace lo que significa claro ya es todo cultura ahora no sabemos yo creo que no se aventura yo creo que a más cosas que sí que evidentemente no es lo mismo un contacto de bocas que yo te toque la ceja sí no es lo mismo pero Debe haber también una cosa. Todo esto le digo yo a las chicas que salen por ahí conmigo para que me besen. De entrada empiezo con esta primera cuestión. ¿Es el placer del beso intrínseco al contacto o hay una cuestión cultural que nos arrastra, amor mío? Yo en el lado lo quiero de vainilla. Bueno, entonces acá hay sin embargo un informe que ha preparado nuestro equipo de producción. Lo veo muy completo. Claro, para ver qué puede hacer especialmente el hombre para conseguir que la dama que lo acompaña en su excursión lo bese en la primera cita. Es difícil, ¿no? Sí, es el primero. ¿Usted como mujer? Sí. ¿Veis a la primera cita? Y depende que... No me conteste ahora. dice, pasos a seguir. Presta atención, o joven morregón que escuchas este programa, hay que ver si la otra persona está receptiva, es lo primero que hay que hacer. A ver, dice, voy a ver cómo anda de receptiva esta tipa. Antes de dar el paso y besar a la otra persona Observa si hay señales que lo hagan posible. Claro. Si tiene la boca tapada, no está receptivo. No, no. Con una bufanda, por ejemplo, en Pasa Montaña, no. Si no fue a la cita, tampoco. No. No, por favor, señor, obviamente. Ahora, si cada vez estáis más cerca... Si te mira a los ojos o a la boca... O si está pendiente de ti... este tipo de señales corporales, qué tal, puede indicar que la otra persona también tiene ganas de besarte. Y entonces ha llegado el momento de decirle, ¿cómo se llamaba la mena? Valeria. Valeria, lo dijo usted. Valeria Marta es mi nombre. Qué hermoso. estamos cada vez más cerca. Sí. He visto cómo me miras a los ojos o a la boca. Sí, alternativamente. Sí. Y he visto cómo estás pendiente de mí, por decirlo de alguna manera. Sí. Así que, aprovechando que estás desnuda. Segundo, hay que elegir el momento adecuado y perfecto. Claro. Esto es como el argumento de una película. Hay que ir llegando hasta lo que yo llamo clímax. Sí, no solo usted lo llama clímax. Hasta el momento justo, música, conversaciones, una rica comida. ¿Cuál es una conversación adecuada para llegar al beso? Por ejemplo, ¿la higiene bucal no? No, señor. Nada que tenga que ver con el beso. No, sí, para mí sí. No, el tema no. El tema nada que tenga que ver. Empecé a hablar. Fui a ver una película. ¿Qué película? Una película en Casa Blanca. Y una parte... No, no hay justamente muchos besos. No. Una película que se llama El beso. ¡Ja ja! ¡Eh! Bien. Acércate poco a poco, de ella acá. Sí. Claro, no. No todo vale en la primera cita. siempre recordaréis ese primer beso como algo especial y único. Sí. Es el primer ladrillo donde se va a construir una relación. Qué linda la metáfora de ladrillo para un beso. Sí. Por eso te aconsejamos hacerlo en un momento íntimo. Ah. En el que ambos os hayáis acercado y os sentáis cómodos. Claro. a tratar de besarla cuando ya está a 25 metros de distancia, no, y con otro. Olvídate de darle el primer beso en mitad de la comida. ¡No! Y más cuando está masticando. Estoy con la boca llena. ¡No! ¡Sí, señor! ¡No, señor! ¡No coméis, queramos! ¡Tragala el bonde, Amarta, dale! Yo también te amo. Valeria. Valeria Marta. Valeria Marta, mi nombre. Dice, lo ideal es esperar un momento privado, tranquilo, romántico, el casamiento. y dice, el momento este es mágico, debes intentar vivirlo al 100%, esto está escrito con el número y con el... No, por favor. Acá hay una cosa sobre la que hay muchas polémicas. ¿Hay que mantener los ojos cerrados o no? Para mí sí, a mí me parece muy romántico eso. Y el primero que dice... Porque si es con los ojos abiertos, parece que uno está corroborando... Claro. Pero cuidado, porque en algún caso, especialmente en las relaciones clandestinas, permítanme decirlo, es necesario que uno de los dos esté con los ojos abiertos. Pues bueno. A ver si viene el tiempo. Pero mirando por el rabillo del ojo. vos besame vos besame nomás. Cerrar los ojos que se den cuenta que yo también. Total si ella cierra los ojos que sabe si usted los tiene abiertos. No puede hacer foco, vio que a menos de 20 centímetros. A mí me molesta mucho el beso que me empiezo a poner visco. Y claro. Que se me acerca la mina que soy yo y me pongo visco y para mí es una táctica para no besarte. de algunas mujeres que se acercan en ángulos inconvenientes. A ver, ¿cómo sería? O tipos que no te quieren besar, y entonces, derecho. Que de nuca. Derecho viejo, derecho viejo, sin ángulo. Claro. Para besar tenés que tener un ángulo. Claro, claro. Una cara a punto para un lado y otra para el otro. Claro. Si no, ¿cómo llega? Así que te agarras la nariz. Pero por favor. Pero no hay así como dos lechuzas y el viso que se dan. Es que es una porquería de trompa. Y dos personas con anteojos... No puede ser. No, sí, ¿cómo que no puede ser? Cuantimenos, te dice la mina, si sos un poco romántico, cuantimenos, sacáte los antiguos, sacá. Y vos ponete la dentadura, mi amor. Si quieres que el primer beso sea fantástico, querido. Eso me gustaría muchísimo. Nunca me dieron un beso. Ay, Dios mío. Debes hacerlo sencillo. Sí. Sencillo, eh. Parece que bastante sencillo. No, resénteme sencillo a mí. Que valería. No te complique demasiado. apuesta por un beso suave y tierno. Yo voy el primero suave y tierno. Concéntrate, o joven borrega, procura que sea un beso romántico. ¿Para qué? Para aumentar la posibilidad de volver a repetir. Claro. Una vez más, otra vez de vuelta. Si a mi me besan muy bien y a mi me gusta, quiero repetirlo. ¿Y cómo sabe lo que es muy bien si usted lo gusta la besa? Pero cuando el beso es demasiado intenso, uno por ahí queda con las fauces. Sí, sí, parece un poco de hilo. Sí, sí, un poco dormida. Pero él los sopapearon, ¿o no? Cuidado con los productos dentales que se usan, ¿eh? Porque hay algunos que lo duermen al otro. Sí. Qué fuerte. Ahora, ¿cómo es? Porque acá estamos dando el caso con final feliz. Claro. Que es cuando el beso, bueno, es recibido y sigue todo. Pero si usted es un muchacho que eligió mal el momento, por ansioso, por lo que fuere... Ya se arruinó toda la relación. Ya, se arruinó toda la relación. Y se está acercando... Yo me doy media vuelta y me voy. Y recibe el rechazo. Sí, sí, pero eso... ¿Cómo retrocede? ¿Cómo retrocede? ¿Cómo vuelve? Como vuelve y se va corriendo a su casa. Sí, para mí no... No, no, no. Para mí no hay que... cuando veo que me rechazan el beso que se me hacen así ¡Ehhh! ¡Ah, fue! ¡No, señor! ¡No le haces así! ¡Daría, cae! ¡Con esos dientes! Hay formas más sutiles, ella de pronto baja la cabeza ¿Cómo se rechaza el beso? Eso es mejor Bueno, lo que dice el señor está bien mover la cabeza Baja la cabeza, bájalo, bájalo ¡Claro! Para mí... Está dilatando el momento, en realidad quiere que lo besen. El beso se lo pone en la frente. Después hay algo más fuerte que es un ataque de tos. Puede venir sobreviene un ataque de tos. No, no, pero el rechazo tiene que ser firmetex. La mujer tiene que decir, o el hombre, que es un caso menos frecuente, la mujer tiene que decir que no quiere dar el beso. Pero no hace falta. Ay, justo me agarré un ataque de todos. A mí me pasó una vez. Ay, justo se me durmió la boca. Ay, justo estaba fumando. Ay, justo todo. No. Entonces, no vale excusa. Pero no hay que decir. Le tiene que decir, joven Morega, claramente... Pero no, no. No deseo que me veces tan credo. No se pone todo en palabras. Sí, claro. ¿Cómo? Ya te puse la mano delante. Me puse una bufanda. Me corriste en media cuadra. Ah, bueno, ahí sí. ¿Cómo querés que te lo diga? A mí me pasó una vez con un amigo muy zafado. ¿Usted quién es? Valeria Marta. Valeria Marta, ¿no la ve? Muy zafado, iba muy rápido acelerando los pasos. Ah, ah. No le gustan quemar etapas. Y quería ir al beso. Sin haber ido primero a cenar, segundo al cine, tercero que me lleve a conocer a sus padres, cuarto... ¿Sus padres antes del beso? La primera cita estamos hablando. En la primera cita hay que llevar a la cocina los padres. Todo la primera noche. Primero van al cine, después a cenar o a la pizzería. Claro. Después a sentarse. Un baile puede ser también. Un baile puede ser y después a conocer a los padres. A las 4, a las 5 de la mañana. Están durmiendo los padres. No quieren saber nada. ¿Qué andan haciendo ruido ahí? ¡Que sale el viejo con calzoncillo! Ay, papá. Terminá la valeria. Bueno, ¿y entonces qué le pasó con esa muchacha? Directamente me tapé la boca, me corrí la cara a un costado, la saqué por la ventanilla. y vomitó a ese. En invierno lo que se puede hacer cuando uno va con un sobre todo es meter la cabeza bien adentro. ¿No hay alguna especie de escafandra anti besos? No, ¿por qué? Claro, usted si es una chica que se cuida mucho, tiene que ir con esta nueva escafandra anti besos. ¿Pero qué es una escafandra? Que permite la conversación, si es espiritual, digamos su pretendiente, demasiado ansioso, trata de besarla, usted directamente cierra la escotilla y lo deja el tipo que es besando el vidrio. Y se le empieza a empañar por adentro. Está respirando. En algún momento va a tener que abrirla. Hay una cosa que le puedo anticipar como mujer. que uno, por ejemplo, la mano. ¿El qué? La mano. Sí, la mano. Tienen mano. Eso hay que hacer primero. si ya una mujer se deja agarrar la mano y acariciar la mano, es muy posible que se deje de dar un beso. No, pero eso viene después del beso. Agarrar la mano es después. ¿Cómo? No es antes. Usted hace las cosas al revés. Pero no... No, no, primero la mano, porque la mano puede ser casual. Usted, por ejemplo, enfatiza la conversación. Está hablando y dice... Vos también, son independientes. Claro, y le dan la mano. O dice... ¿Qué se dio la humanidad? ¿Viste cómo está la humanidad? que hay y le agarra un poco la mano y la mira a los ojos. Y después la suelta, después la agarra, y por ahí cada vez la agarra más y la suelta menos. Entonces, hasta que se haga una cuestión que ya está con la mano agarrada. La mina está con la mano agarrada. Lo que hay que hacer no es imponer de ningún modo la voluntad. Casi me doy cuenta que estoy hablando en serio. sino darle al otro la posibilidad de que si te quiere besar, o si te quiere agarrar la mano, o si se quiere aproximar, pueda hacerlo sin sentirse incómodo. Eso es lo que hace un beso. Le da la posibilidad de arrimarse al beso. No es que... No, no, no. Si querés, yo te hago las cosas fáciles para que no te dé vergüenza agarrarme la mano. Entonces, una vez que usted le agarró la mano... Bueno, eso es lo que estoy buscando. ¡Un hombre! ¡Va, si ya nos dimos cuenta! Nunca me dieron la mano. Está bien, Rlespy. Con dos de sus manos, agarra una de la tipa. ¿Eh? Y así. Y por ahí, usted haga la siguiente experiencia. La estuvo agarrando un rato. y la suelta y deja la mano por ahí cerca usted y sigue la conversación muy bien y dice porque la verdad que no sé cómo está la humanidad la verdad que la conversación no segura mucho y por ahí la mina la agarra la mano a usted punto a favor entonces usted no le va a decir qué tocar no, no así que sos de racing Pero ya la tiene la tipa tomando la iniciativa. Muy bien. Ah. Después se va acercando y después viene lo que dice el señor. Es una jugada muy difícil. Ya quedó establecido que se agarran la mano. Son dos que se agarran la mano. Todas las veces que quiera, por cualquier tema. ¿Quiénes son esos que están ahí? No sé. Dos que se agarran la mano. Entonces en algún momento, usted le besa la mano. Esa dudás, ¿eh? Sí. Esa dudás. Me siento el papa. Usted, por ejemplo, en un momento falsamente, usted trata de provocar una especie de emoción en la mina, ¿no? Sí. Y usted es tan maravillosa como vos, ¿no? Mira eso. Le da un pequeño beso. ¿Qué fue eso, sí? Un pequeño beso en la mano. Ahí se define todo para mí, ¿eh? Ahí se definían todo. O se pide un remis ahí. ¿Cómo hace una mina para retroceder de ahí? Se le hace difícil. Claro. Incluso hay minas que te besan para no quedar mal. Claro. Y después se piden el remis. Claro. Yo no lo iba a besar, pero mire, te la manejo también, el asunto de la mano, qué se yo... Eso es lo que quiero. Pero de eso vine acá. Bueno, pero usted en la primera cita... De hecho estaba diciendo que quiere que las cosas sean más lentas, más habladas. No se ponga así tan nervioso. Sí, bueno, pero tengo 47 años. A mí todavía no me besó nadie. Ahora lo mejor para que el beso se produzca en la primera cita es que la primera cita sea interminable. Sea muy larga. Claro. Igual yo no aconsejo eso nunca. La primera cita tiene que ser 10 minutos. Para ver si somos lo que creíamos que éramos. Claro. También te voy a hacer una primera cita y se equivocó de mina. ¿Y encima es larga la cita? ¿Eh? ¿Y si encima es larga y yo...? Claro, tiene que estar tres días cenando o viendo la película esa. Era una vez en América que duraba cuatro horas. ¿El cine? No. Claro, en el cine. Se equivocó de mina, está en el cine. El cine es un lugar pésimo para primera cita. Muy malo. Pésimo. El teatro también, pésimo. ¿Cómo usted va a empezar a hacer toda esta maniobra mientras están los actores ahí, que están gores y llorando? Claro, que llora cada rato. Que te aplaude, qué se yo. Y usted por ahí está en el momento en que va a decidir esto, que le está besando la mano, qué se yo, y le está diciendo algo que la mina está emocionada y por ahí termina la obra. ¡Aplaude! ¡Bien! No, no vayan sin él. No sirve. Un trago mejor. Un buen lugar, ir a comer, tomar una copa, un lugar romántico. ¿Sabes qué sirve? Cosas que se puedan pinchar. Bueno. Sí, de eso estábamos hablando. ¡Mirá, estamos hablando del menú! Va a un tapeo. Ah, qué bien. Te dice para ofrecerle a la mina. Claro, entonces... Le da a comer algo en la boca. Está la cierta promiscuidad. Sí, sí. Yo recomiendo comida mexicana. Claro, bueno, también se les sube. Los tacos. ¿La come con la mano? Sí, sí, por eso yo. Sí. Puede dar a probar. Yo prefiero no estar haciendo nada. Una plaza... Pero es más difícil. Pero es difícil. ¿Cómo va? La llega a una plaza, a una mina que no tiene confianza. ¿Conviene tener un plazo? Vamos a sentarnos en este banco. ¿Para qué es ir a la mina? No puedo hacer eso. Ir a tomar un café. Y aparte hay distracciones, viene el mozo, se va, pedimos esto, pedimos el otro... Sí, sí, si no... No, no, tiene razón, tiene razón usted. Bueno, en diez minutos me voy, eh. Me tengo que ir. Y si... Y se me ocurre otra cosa, para cuando las cosas vienen mal y no están trabadas. Empiezan a hacer apuestas. ¿Y qué aportan? Hay una pequeña discusión. ¿Cuál es la capital de Colombia? Pero ya está todo normal. Y la mina me parece que... No sé cuál, qué se yo. Venezuela. No, no. ¡No, señor! Yo... y hasta la hice. A ver, te apuesto un beso a que es Bogotá. Pero eso es... Esos chantajes, Lissi, ya no. Es una extorsión. Si la mina le dice, ya no voy a apostar esas cosas a mí que me importa, váyase. Y sí. Y si la mina... ¿Y si la mina sabe todas las respuestas? Eh... Bueno, igual, me las das vos, les decía. O sea, utiliza cualquier jueguito para... el premio un beso. Claro. Te apuesto que me voy corriendo, que la capital de Uruguay es Montevideo. ¿Y qué podemos apostar? Eso, que me voy corriendo. Bueno, vamos a ver. Si se fija en Google, capital de Uruguay. Montevideo. Y se va. Yo también me voy a ir, porque hace media hora que estoy acá. Valeria, no, como le dice bueno. Está contando plata delante de los pobres, nunca me besó nadie. La verdad que a mí tampoco. Bueno, quizás es la oportunidad de que... Y en las fiestas con esos juegos de besos como la botella... ¿Se sigue haciendo eso? No. No sé si... Yo gané una besola, me besó el dueño de casa. Bueno, por favor. Era el padre de la mina que me botaba ahí. ¡Ey, señor! El peor, el peor, el padre de la mina. ¡Ey, mira! Se lo voy a tener que dar a yo. Mi hija se fue. No, pero ¿cómo le va a hacer así? Disculpe, disculpe. Primero le voy a agarrar la mano. ¿Sabe, como primera cita, para ser original, para salir del boliche? Ir... al lago de Palermo andar en biciscafo. Qué original, la verdad. Usted es un genio. Es increíble este muchacho. Nunca me había imaginado. Va a pedalear... Pero está lejos. ¿Cómo están los pedales? Uno atrás y otro adelante. No es bueno para besarse. No, pero usted se puede detener en el medio del lago. ¿Y qué hace? Flota. El biciscafo se permanece quieto entre los ganchos. No, no es incómodo. Es incómodo. No, es mucho mejor al que ir a un Mateo, va el chofer adelante. El cochero va adelante y si usted no se de vuelta. Claro. Le digo al cochero. Sí, por favor. No le puede decir eso. Y está ahí meto besos y besos. Bueno, pero ahí ya está muy a favor todo. Sí, claro, pero con qué pretexto a una dama desconocida usted lo sube en un Mateo. Ahí dice, no me gustan los colectivos. hasta ahora van llenos vamos a tomar un mateo y ahí está pero vamos a Pompeya Carlos no importa o compra esa, como se llama la nieve esa de azúcar que venden ahí en los parques y comparte eso no, para eso mejor un fileo Piden un plato de fideos para compartir, y como en el La Dama y el Vagapunto, uno de cada punta del fideo, y se va mirando, hasta que llegan ahí, y hacen así, caen los unos en los brazos de los otros. Pero eso ocurre solo en las películas. Sí, todo ocurre solo en las películas. Bueno, me encantó esto. Yo me voy. La verdad es que entre los dos no hago uno. Pero porque se va a ir así... Pero los de ahora no me dieron ni un beso. Mira que acá hay muchos caballeros quizás a la salida. Levante la mano que quiera besar a Valeria Marta. Sí, ya le entrego señor. Tampoco soy un regalo para que me esté entregando. Vamos a hacer una breve pausa mientras vemos si aparece algún voluntario. Ahí voy, ahí voy. Permiso, pausa. Señoras y señores, este es el mejor momento para dar comienzo al siguiente segmento. Levántese a su vecina en menos que un gallo canta. Aquí tenemos una serie de consejos para conquistar a las vecinas. Es muy frecuente, dice el exordio de este trabajo, enamorarse de alguna chica que vive cerca de tu casa. Hay alguien que corrige esto y está mal. No es que vive cerca a tu casa, ni por el contrario es merced de sus grandes virtudes. Pero hay alguien que está corrigiendo el A por D. Las preposiciones. Sí, sí, y lo está corrigiendo mal invariablemente. Todos los hombres en alguna oportunidad. Señor, por favor, remita esa historia. Nos hemos sentido atraídos por alguna joven de nuestro vecindario. Y más aún, si ella recién ha llegado al barrio, ¿por qué más aún? ¿Qué tiene que ver eso? A mí no es algo que me atraiga especialmente. el haber llegado recién. Y por la novedad, porque ya las otras ya las conoció. Sin embargo, yo he escrito un verso que tiene una línea que dice para hombre de mi ilusión me gusta el último en llegar. Y bueno, entonces... Entonces, tiene razón esto. Si te ha empezado a gustar alguna de tus vecinas, o joven borrego que vive cerca... No, que escuchas este programa y no sabes qué hacer, te damos algunos consejos. Por ejemplo, el cruce repentino. Sí, ¿qué va a decir del cruce repentino? Puedes armar un encuentro, pero que ella piense que fue fortuito. Ah, lo simula. Ya lo sabe cualquiera. Lo simula. Claro. Observa en qué momento del día ella sale y en qué momento regresa. Y ahí, si ya tienes ese dato, espérala donde ella se voltee. estará bien dicho esto? sí, sí cuando ella se da vuelta ah, y cuando llega te haces el sorprendido la saludas amablemente y si yo no la saludo claro ella está noticiada de su existencia vamos a empezar por ahí si yo ya la saludara tendría la mitad del camino recorrido y si conversas unas cuantas palabras con ella no Bueno, pero tiene que empezar de alguna manera. Si no sabe lo que sirve, usted compra, por ejemplo, tres kilos de naranja. Espérese, que estoy anotando. Ella puede hacer las compras. Tres kilos de toronjas no es lo mismo. No importa, sí, tres kilos de fruta esférica. Ah, está bien. y las derr... tira la bolsa con las naranjas ¿Cuá en qué momento? al paso de ella ¡Ah! yo creí que antes ¡No, no! le tiro naran... le tiro con naranjas ¡No, no le tira a ella! ¿Este dijo que sí? ¿Cómo le voy a... a naranjas o quiere que me levanta? ¡No, señor! Las deja caer Yo esto lo vi en una publicidad de algo Se forma una pareja inmediatamente porque usted le dice ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay y si son, ella le va a decir, usted dice mandarinas si son naranjas, y ella le dice entonces, son naranjas, y te parece, le dice, usted empieza una interesante discusión acerca de los cítricos, los años de cultivo, como las antiguas los confundían con manzanas de oro. No, pero no habla de todo eso. Usted le dice todo esto mientras le desabrocha la blusa. No señor. Usted deja caer las naranjas, si es una calle con pendiente mejor, porque van a rodar por todas partes. Siempre mejor. Y usted se ríe. Se ríe. ¿Así? Sí. ¿Y qué va a pensar ella? Que estoy loco. No. piensa que es un hombre enamorado de la vida que se toman las cosas así. Y usted se lo puede ir diciendo mientras junta las naranjas. ¿Dónde me las pongo las que junto? No las junta. Se me rompió el cartucho. ¡Ah, las tiro! Le dije ¿qué importa? Las toronjas. Le digo no, con que me trata la vida, con que me trata la suerte. Qué gracioso todo esto. Soy nacido en Chacarita. No, señor, le dice, qué gracioso todo esto que me pasa. Sí. Y ella se va a reír. Jajaja. ¿Así? Bueno, no sé cómo. Esperemos que no. Bien. No, no me convence. Dice, debes indagar algunos datos con amigos en común. ¿Tienes amigos? No, no. Si hay amigos en común, no. Si yo tuviera amigos en común, también. Pero entonces no... No es la vecina. No es la vecina que recién llegó al barrio. Es una que ya la conozco desde hace mil años. No tengo interés en levantármela. Dice, bueno, debes indagar con amigos en común que tuvieren para que sepas un poco más de ella. Si te dicen que le gusta ir al cine, entonces puedes hablarte de lo último en la cartelera e invitarla a ir. O sea, tirás las naranjas y después le decís, último en la cartelera está la película Zafra. No, no, no es por orden alfabético. ¿Por qué no vamos a verla? ¿Qué se dice? ¿Usted me dijo que sí recién? No, es la novedad... ¡Ah, no! Lo leí acá, yo. La novedad de los estrenos, le dice. Ah. Le cuenta algo de sí. ¿Qué me dice la novedad de los estrenos? ¡No! Ah. Le dice algún estreno... No, es ese. ¿Algún estreno? Una película que se haya estrenado ahora. Ay, no sé. O que dice, vamos a ver La Mujer Maravilla, le dice. ¿Se estrenó La Mujer Maravilla? ¿O hace mucho tiempo que pasó eso? No, es que vuelven a hacer remakes. Ah, ¿y vio cómo son los estrenos? Es así. Los Ahora son remakes de cosas que ya son viejas. Claro. Eso me dijo la mina. ¿Qué? No quiero ir a ver remakes de películas viejas. Me dijo, mientras tomaba el brazo de un tipo que apareció de la nada. Su amigo, uno de sus amigos. Si le gusta algún cantante en especial... ¿A quién? a ella. O sea, sabe todo de ella. Claro, busca información para que cuando conversen se emocione porque sabes mucho del cantante que más admira. Claro. ¿Sabes qué puede hacer? Pasa tarareando la canción de ese cantante por la otra vereda y usted va a cantar y dice, ¡El sabe la canción de mi cantante favorito! Y quién es el ese minuto. Pero sabe quién es. No sé. ¿De quién es? Perales dice José Luis Perales. Sí, José Luis Perales. Ay, dice, ¿cómo me gusta José Luis Perales? Dice usted. Sí, y entonces ella cruza. Sí, ¿escuché mal? Dice, ¿o estás cantando una canción de José Luis Pegales? No, Perales. Perales. ¿Y quién es él que no sé cuánto se enamoró de ti? Sí, y usted ahí aprovecha para abrazarla. No, pero ella quizás le dice. ¿Y qué otro tema conoces de Perales? Un momento, dice usted. Va, googlea otro tema. No, bueno, no, así no se puede. Dice, a la chica le gustan los muchachos que se preocupan por su manera de vestir y su apariencia porque demuestra que son detallistas. Ah, mire usted. Mire, un pantalón para detallistas me he puesto. No, no, no. Usted no lo dice. Ah. Usted lo porta. Ah, sí. Si desea sorprender a esta chica... empieza a tener una apariencia más cuidada, no esa pinta de croto que... No, por eso... Que paseas por ahí... Y algún detalle... Pantalones rotos... No... Todo eso no... ¿Algún detalle extravagante? Pero... Sí, por ejemplo un aro colgando... Un aro pero grande... ¿Muy grande? Muy grande, tipo... ¿Cómo se llama el aldabón? Sí, una especie de arandela de... Sí, sí... Dígale como quieras... Sí, sí... Para que sirve incluso para si usted sale con una petiza Sí Para que ella se agarre en el colectivo como no llega al pasamanos Se agarre de la argolla que usted tiene como aro en una de sus orejas No en las dos Pero tener una de esas argollas que pesa su buen kilo en una sola oreja Lo mantiene usted con una posición de la cabeza ladeada hacia ese lado Pero le da un aspecto tierno también, ¿no? Sí, estaba pensando cosas lindas de la vida. Porque parece tolerante. Las personas que tienen la cabeza aladeada por un costado, denotan su tolerancia. Y le preguntan además, ¿en qué estás pensando? Ay, dice, estoy mirando. No, me pesa largo. Me pesa largo ya. Claro. Pero después usted tiene que compensar. Alma gemelas, el vecino amable. Dice... Sí. A las chicas les gusta sentirse protegidas y queridas, especialmente si son machistas. Sí. O si el que escribe esto es machista, que evidentemente sí. La conversación me había levantado a la vecina. Bueno, todo el informe... Debía ser prohibida. No, señor, avance. Si ya entraron en confianza, ya entramos en confianza, ya está. Si ya sabes todo, fue desde el cine, todo. Pero todavía no te animás a decirle lo que sientes. Tengo un dolor en el asiático. Estoy muriendo. Puedes ganártela. Dice, ya... Ya derrapó. Ya entrando en el terreno de la objetivización. Más desvergonzado. Han cantado bingo. Interesándote en lo que le pasa. Aunque no te importe un bledo. Pero qué es lo que le pasa si no sabe bien. Presta la atención cuando te converse. No contestes el celular. como hacen muchos. Yo no puedo conseguir que nadie me atienda cuando yo hablo porque están todos hablando con otra persona por celular. Pero algunos están mirando el celular y quizás no están llamando a nadie. No, hay gente que lo mira, el celular. Mira, mira, a ver si pasa algo. Claro que está, no pasa nada, no pasa nada. aconsejándola y siendo muy amable con ella en cualquier momento, verás que ella empezará a sentir un gran cariño por ti. Nunca vi que esto hubiera ningún efecto. No, y además que si... Yo me pongo a aconsejar a las minas y enseguida sienten un gran cariño por mí. Por ejemplo, vas a un baile, le ponés la mano en el hombro y empezás a recitarle consejos para un hijo guapo. No, no, no es así. No confíe, no te extraño. No, usted presta atención a cómo está ella. ¡Vas a cruzar la calle! ¡Ese semáforo está en verde! No le dice allí, eso no la va a enamorar. Pero usted le ve cómo está ella. Pues la miseria en su afán de perseguir de mil modos, le dice usted. ¡Llama a la puerta de todos! Y nada más. Dice aconsejándola entonces ese... Si no le pido consejo, no, no... ¿Usted no va a aconsejar a los bailes? ¿Cómo va a ir a aconsejar a los bailes? Además no se escucha nada en los bailes. Si ves que ella tiene dificultades... Sí, estoy con problemas. Ofrécele tu apoyo directamente. Sí, ¿sabes qué? No, directamente está de más. Y dile que en ti tienes un buen amigo. Con un ojo cerrado. ¿Sabes qué pasa Hugo? Sí, ¿qué tal? Estoy... ¿vos me ves? ¿Usted quién es? ¿La vecina? Soy la Linda. Ah, ¿qué tal? Imagínese el resto. Estoy... hoy estoy un poco... Estoy un poco bajoneada. No me digas que te dejó otro novio. ¿Te puedes sacar la nariz de payaso, Hugo? Estoy mal con mi novio, pero es momentáneo. ¿Tu novio? No. Todos lo son, Patricia. Estamos atravesando una crisis. Pero yo estoy enamorada. ¿Usted habla de política o de su novio? No, no. Estamos haciendo, yo estoy haciendo de la vecina. Ah. Estoy atravesando una crisis, pero estoy enamorada de él. ¿Cómo se llama? Héctor. ¿Héctor te llamás? Él se llama Héctor. Ah, yo decía usted cómo se llama. Patricia. Claro, ya lo sabía, pero te estaba poniendo a prueba. Ay, salí. Es que Héctor era mi vecino. Viste que yo me mudé hace poco. Sí, era tu vecino en otro barrio. Era mi vecino ya en El Abayol. El amorarse del vecino es lo mejor que una puede hacer. Porque no tenés que gastar la vida en viajes. Y vos, por ejemplo, vivís en... en Villarrizo, cerca de Sespeña. Y tenés un novio en La Nus. Te arruina la vida. Por más bueno que sea tu novio, tu vida será un infierno. Dime dónde vives. No, bueno, no es así. con Héctor nos enamoramos porque era un barrio, eran las únicas dos casas que había en el barrio. Ay, qué hermoso, ¿no? Vivía él al lado y yo de este otro lado. Claro, no había más, claro. No había más, un barrio raro, y justo las dos casas pegadas. No sé por qué le llamaban un barrio incluso. Y ahora me siento rara, me siento sola. Ah, mira, justamente has dado con la ventanilla indicada. ¿Me podré agarrar? Sí. De... No. Mire, una cosa muy interesante es vivir exactamente al lado, con una medianera, incluso yo he escrito mucho respecto, pero uno puede empezar a manipularla a la mena de al lado, haciéndole escuchar sonidos que hablen bien de uno. Sonidos que la seduzcan. Claro. Y usted... puede incluso tener conversaciones ficticias con gente que ni siquiera está ahí. ¿Y usted qué dice, por ejemplo? Charlie García, ¿cuánto tiempo hace que no te lo diga? ¿Cómo? No, no dice cómo. Además que a Charlie García, los amigos no le dicen Charlie García cada rato. Pero usted se lo tiene que decir, porque si no, ¿cómo sabe la verdad? Bueno, no, pero es... Usted que corre una silla y dice, uy, mirá, debe estar Charlie García. Por la manera de correr la silla. No es así. Quizás desliza... La silla. No, le dice a otro. ¿Sabes que el otro día estuvo aquí Charlie García? Y corre la silla. No es, deja la silla quieta, no importa. ¿Y por qué te mete el tema de correr la silla? No, usted dice de correr la silla, no importa. También usted puede fingir conversaciones telefónicas. ¿Hola? ¿Quién habla? ¡Charlie García! No, no. Siempre Charlie García. ¿Qué? ¿Quieres que te escriba un verso para tu próximo álbum? ¿Cómo no, Charlie? García. Oye, Charlie. ¿Sabes qué? Al lado de mi casa. hay una vecina muy hermosa. Nooo. Así. Hace comentarios. Me estoy mirando en el espejo. Que cuerpo tan musculoso que tengo. Pero si después ella lo va a ver a la salida. No importa. Oh. Cuanta plata que... Voy a contar plata. Uno, dos, tres, cuatro... No arranque uno, dos, tres, cuatro señor. Diez millones de pesos, ¿cuánta plata tengo? Y a la mira por ahí se le despierta la codicia. No, mire, los millonarios no cuentan la plata así en voz alta, no, no. Qué lástima, ¿no? Sí. Porque son los únicos que podrían hacerlo. No, y ella va a desconfiar. Yo cuento la plata así y enseguida termino. Claro. En silencio. ¿Usted la cuenta en silencio la plata? No, esos son los millonarios. Los millonarios cuentan en silencio la plata. No, para mí no la cuentan. ¿No la cuentan? No, no la cuentan, no. ¿Y saben cuánto tienen, por ejemplo? No siempre. Y veo que es muy abstracto todo el tema de la plata y de... Bueno, entonces no cuente plata, pero digo eso, en general el sistema anda bien, ¿no? ¿A qué sistema se refiere? Al de hacer sonidos que hablen bien de usted. Mira, a mí me parece que no. A mí también hay que cuidarse, ¿no? Porque usted es, por ejemplo, un estornudo. ¿Un estornudo puede tener cualquiera? Sí, pero muy... Usted es un ordinario para estornudar. ¡Aaah! ¡Eeeeh! ¡Eeeeh! ¡Eeeeh! ¡Eeeeh! Y... hace continuar el estornudo con una exclamación como ¡Me caigo y me levanto! Maldice el tiempo. ¡Qué refrío que tenés! No, no dice eso. No, no, no. Trate de controlarse. ¿Y ella qué sonidos hace? Porque usted sí hace sonidos. Y si usted está enamorado, en realidad, las personas de las que uno se enamora no dan muchas señales de vida. ¿Verdad? O al menos así me pasa a mí. Porque usted quizás hace esfuerzos para escuchar del otro lado de la pared. A ver, a ver, a ver. A ver si tiene otro. Claro, escucha esos sonidos, Vio y... Que pueden ser tanto de un barrido como de un fregado. Sí. Cosas que... Cosas que pasan. ¿Sabes que se escucha mucho? Por ejemplo. ¿Qué ha sido eso? Eso no se escucha. Como fluidos de líquido. Veo que si usted se tapa los oídos y se escucha para dentro. ¿Y por qué no le toca el timbre? ¿Y qué le dice? Perdón, que escuché el ruido de fluido. ¿Necesitas ayuda o? Lo dejamos que fluya nomás. No. No le puede decir el ruido de fluido a Elsa. ¿Qué le voy a decir si es el ruido que escuché? ¿Escuché que alguien tocó la bocina? No. No, no. Si usted escucha el ruido de amantes, por ejemplo... cómo será la laguna que el chancho la cruza, el trote, amor mío, etcétera, no vayas a tocar el timbre a ver qué pasa. Porque por ahí sale el otro novio que tiene, el que vivía al lado de la casa de ella, en el otro barrio en calzoncillo. Con suerte. Sí. Y usted se queda escuchando, hace silencio? Sí, claro. Y cuando vienen sus amigos, usted tiene que decirle... eso pasaba en el cuento que yo escribí, que se astingan de hacer chistes ordinarios. Porque sus amigos son impresos. Son sus amigos, ponen, viene Dorio, Aguilespi, no digo Rolón. No, no, Rolón, ojalá, usted lo tiene que invitar a Rolón. Le va a dar que invitarlo a Rolón cuando se pone a hablar solo, viste. Sí. Pero... Nosotros no, son muy ordinarios. Y sí, porque se ponen enviadas a tomar, a jugar a las cartas. Contar chistes de... Resulta que había un japonés que no se vio. Y después le retrucan a usted, hacen rimas. ¡Ajajajaja! Y así. No, así no se va a enamorar nunca. No. Pero a mí me parece un buen método. Utilizar la vez sin dar para crear una falsa intimidad. Y después directamente toco el timbre y dice, ¿qué me dice lo que viene escuchando todo? No, no, no. No se apure así, quizás un día le dices, ay, disculpame el otro día. Hay que esperar cuando sacan la basura. Ahí usted dice que la puede cruzar. Claro. A mí no va a sacar la basura y usted también mmm, dice. ¿Qué, mmm qué? No sé. Si es basura. Ahí llega el discurso mío. No sé cuál es la primera frase indicada cuando uno ve a una joven que está sacando la basura. No, así. Ejemplo, qué sé yo. No, no hace, mmm, no, hace así. Claro. Lindo. No. No le va a decir nada. Esto tiene la basura en la mano, tiene, qué va a decir. Tiene el texto de los desperdicios. Sí, señor, por favor. No le va a decir, no le va a elogiar el... No, no. el texto de los desperdicibles. De ningún modo. Pero sí puede ayudarla. ¿Quiere que le ayude con el tacho? Dice. Bueno, porque vio que en algunos lugares tiene que levantar una tapa para tirar... Ay, parece mentira el problema de la basura. Eso es una buena cosa. Y entonces empieza a hablar sobre la basura en el mundo. ¿Por qué? Ay, la basura en el mundo, dice usted. ¿Qué cosa, no? No, ¿cómo qué cosa? ¿De ella qué le importa la basura en el mundo? A mí tampoco me importa. Y bueno, entonces, ¿qué dice? Bueno, si a usted no le importa la basura en el mundo, a mí tampoco. Se ve que... ¿Qué, qué, qué? ¿Por qué no hablamos de sexo, digamos? ¿Qué me dice el sexo en el mundo, eh? Está mucho mejor que la basura. ¿Qué dice usted? Por favor, sánate acá. Bueno, disculpe si me ven calzoncillos, pero tuve que sacar la basura de apuro. ¿Pero por qué de apuro? No se puede poner algo, un poncho. No tengo. ¿Le gustan? ¿Te gustan los ponchos? Ah, a mí sí. No es que me gusten o me dejen degustar. Ah. Pero me parece que es algo apropiado para salir apurado. Sí, yo siempre que saco la basura, ¿con qué cree que me he visto? Pono un poncho. ¿Pono un poncho? Sí, sí, sí. Incluso, adivinen dónde pongo la basura. Abajo el poncho, la traigo abajo el poncho. Ah, y junto a todo... ¿y usted de tirar muchas cosas así? Soy de tirar. Prácticamente todo lo tiro. Soy desprendido. Ah, sí, es así. Sí, sí, ya veo. Disculpe, tuve que salir de apuro. Sí, sí, ya me lo dijo. Bueno, y es evidente que esto nos va a conducir a buen puerto. Bueno, no sé, porque imagínese que usted la va a ver al día siguiente, al otro día. Yo creo... sí, sí. Por esa razón... un porcentaje muy alto de vecinos se ponen de novios. Solo por frecuencia. Solo por la... solo, ¿le parece poco? La contiguidad vive al lado. Usted que viene, por ejemplo, de haber tenido una novia en Villa Elisa. Sí. Tenía que tomar siete colectivos, qué sé yo. Que encuentra una al lado de su casa y yo, me saqué la lotería, me saqué. Pero después se pelea con la novia esta que vive al lado de su casa. Y se empieza a andar con la del otro lado. Bueno, tiene... ¡Púele a diatrás! La del fondo, esa es una buena vecindad la del fondo. Pero a veces uno no la conoce la del fondo. Muchas veces no la conoce. Porque no le damos tanta bolilla al vecino del fondo. Sí. Son unos ruidos lejanos en Navidad nada más. Y quizás la vio muchas veces, pero no sabe quién es. Sí, pero no sabe quién es porque usted la presiente de atrás, digamos. Claro. Y después la tipa da la vuelta a Mazzana y la cruza, es una perfecta extraña. Es otra. de seguir a una perfecta extraña, intimar luego con ella y darme cuenta de que se trataba de la vecina del fondo. Te escribiendo una hora de teatro que se llama justamente la vecina del fondo. Sí, me imaginé. Bueno, y ahí como en el momento, ya en el último acto. ¿Cuántos actos son? Siete. Porque el tipo odiaba la vecina del fondo porque oía ruidos. música horrible y él conoce a una chica por ahí. No sabe. Sí, claro, entendí, claro que resulta ser ella. empiezan a hablar de música y la chica elogia la misma música que él oía en los vecinos del fondo. Y el tipo, como está interesado en ella, dice, ay, me encanta, me encanta, lo que es total, que le importa. Sí, que le importa, José Luis Perales. Decirle al otro que a uno le encantan cosas que detestan. Bueno, no sé si... Se llama seducción. Y entonces, al final, se juntan porque él la conoció en el centro. Ah, mire, lejos de ahí. Y bueno, la lleva a su casa y ella entra. Y dice, este barrio me resulta conocido. Pero no se dio cuenta que estaba a la vuelta. Sí, pero a mí me pareció mejor esto. Este parlamento, este barrio me resulta conocido, me gusta. Bueno, pero quizás para otra obra, no sé si aquí. Y ella no se da cuenta que está en su barrio. Está bueno eso. No se da cuenta. No, y dice, ¿quiénes son? Esos escandalosos, dice que viven ahí en el fondo. dice la mina sin darse cuenta que es ella misma. Pero cómo se va a escuchar ella en el pasado, se escucha, ¿de dónde se escucha? Ponerle la familia. La familia, sí. No la tengo terminada. Bueno, sí, está bien, pero es raro. Está bien la familia, o sea que tiene familia ella. Sí, no importa ese detalle. Pero sí, hay otra gente. Usted peor que Rolón. Pero no vive sola. Quién le importa. Pero yo me la había hecho sola. En el final se casan y aparece el director que es Campanella y dice, el amor prevalece. Buenas tardes. Nada, pero... ¿Se casan y que ella se muda del fondo? ¿Nunca se enteró? Sí, se entera enseguida, se entera. Ah, bueno. ¿Cuál es esta calle? le preguntan. Dice, esta calle es ponerle X, porque no quise nombrar ninguna calle. ¿Y por qué? Pero es poco... Ah, tiene razón, mejor que la tome. Esta calle es... ..estomba. Claro, amor en la calle estomba. Ay, dice, claro, ¿qué cosa? Dice, yo vivo en Heredia. Ah, del otro lado. Del otro lado. Pero esas casas me parece conocida. ¡Mi madre! Estaban desnudos los dos. ¿Y por qué no me lo dijo antes? El tipo se tapó y se dice, ¿que viene tu madre? No, no, mi madre vive al fondo. Yo vivo al fondo. No, dice él. Hay como un momento de desencaño. Y él le dice, miserable. ¿Por qué miserable? Porque le ha hecho la vida imposible desde hace seis años. Bueno, pero de ahí a decirle miserable. Después todo se arregla. Todavía no sé cómo lo voy a arreglar. Sí, porque se fue muy lejos para volver después de... Sí, pero me gustó esta película. ¿Le va a costar? Es una de las mejores. Bueno, pues yo sí, historias de amor pueden surgir en cualquier lugar. Sí, con la vecina. Sí, bueno, pero... ¿Con la vecina al fondo? Bueno. Bueno, esas son las instrucciones que tenemos para levantarse a la vecina del lado. Es un servicio extraordinario. Sí, esperemos que la sepan aprovechar. Sí, claro. Y que no lo hagan en vano. Y bueno, pero vio cómo es que quizás si no surge el amor... La mecana es que cuando uno se pelea se tiene que mudar. Y claro, por eso le digo, ¿qué hace cuando se pelea con la novia? Se muda, ¿cómo no? Se va a quedar ahí para que la tipa... Usted trae una novia nueva, le está diciendo algo y del otro lado le escucha y dice... ¡Jé! ¡Lo mismo que me decías a mí! ¡Rufián! Y grita... ¿Quién es? No, están peleando los de al lado, dice usted. ¿Qué estamos peleando? Dice la mina. Pero quedó con rencor. Y claro, ¿cómo queda alguien que se pelea con su novio? Y ella no va con... Con rencor. Ella no va con un novio... Rencor que puede durar 40 años. ¿Serio? ¿Ella no va con un novio también que usted escucha? Puede ser también, si lo escucha. Y dice, te amo mucho, no como antes. No, no de eso. Y golpea la... La pared como diciendo, ésta es pa' vos. Y bueno, así circula el amor. Bien, bueno, pausa. Y para finalizar, dos palabras bastan. Gracias. oficinanerd.com. Pasión por el podcast.