Epidemia Ultra

Nicolás Maduro ha logrado aferrarse al poder a pesar de la crisis que atraviesa Venezuela. De simple burócrata de partido a convertirse en el sucesor de Hugo Chávez. Este episodio profundiza sobre sus estrategias para sostener un gobierno autoritario que ha generado la salida de millones de venezolanos del país ¿Es Maduro el último guardián del chavismo o el artífice de su declive?

“En la Mente de…” una nueva serie de Epidemia Ultra, creada en conjunto con el podcast No es el Fin del Mundo de El Orden Mundial.

Este episodio fue parte de la edición 119 de No es el Fin del Mundo del 24 de julio de 2024 donde se profundiza mucho más en el tema.

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Idea: Fernando Arancón y Franco Delle Donne.
Guión: Franco Delle Donne
Correcciones de guión: Fernando Arancón, Alba Leiva, Eduardo Saldaña.
Colaboración especial en la investigación y el guión: Ángel Arellano.
Diseño sonoro: Franco Delle Donne

Una producción de Rombo Podcasts.

Disclaimer: Elena es un personaje completamente ficticio. Cualquier semejanza con personas reales, vivas o muertas, es pura coincidencia. Este personaje ha sido creado exclusivamente para ilustrar y enriquecer el relato del episodio. 
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What is Epidemia Ultra?

El podcast que te cuenta lo que esconde la derecha radical. Conduce Franco Delle Donne.

“Si algo ocurriera repito que me inhabilitara de alguna manera (…) mi opinión firme plena como la luna llena irrevocable absoluta total es que en ese escenario que obligaría a convocar como manda la Constitución de nuevo a elecciones presidenciales ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República bolivariana de Venezuela yo se los pido desde mi corazón” [Efecto eco]
El líder designa a su sucesor. Nicolás Maduro será el nuevo presidente de Venezuela. Chavez, fiel a su estilo, habla a la cámara mientras toma su café de a sorbos. A su izquierda Maduro no emite sonido y mira de a ratos a su líder casi con sumisión. Elena recuerda la escena. La vio en vivo en su casa de Caracas, la misma en la que nació y creció. La que ahora estaba por abandonar. Agobiada, decepcionada, desesperada. En algunas horas Elena se convertirá en una más de los millones de refugiados que dejaron Venezuela. Su patria. Se lleva muy pocas cosas en su mochila. A sus 45 años sabe que el viaje será largo. ¿Le espera un futuro mejor? No, esa no es la pregunta correcta para este momento. La decisión está tomada. Hay otra pregunta que le pesa mucho más en esa mochila: ¿Cuál es el país que quiso construir el sucesor de Chávez? Algo que sólo se puede responder ingresando en la mente de Nicolás Maduro.
[Sube música]
Acto 1 El emulador
[Sonido de ruta, autos que pasan de vez en cuando]
Elena ya ha llegado a la primera estación de un largo viaje. Cúcuta, Colombia. Está sentada a pocos metros de una gasolinera. Le resulta extraño ver que no lleva el logo de la empresa estatal PDVSA, Petroleos de Venezuela Sociedad Anónima. Pero lo toma como apenas el primero de muchos cambios que va a sufrir su vida a partir de ahora. Se ha convertido en una refugiada, una de ocho millones. Y si bien es joven, tampoco tanto, ya tiene más de 40... Todavía recuerda las protestas del 89 cuando era niña. El famoso Caracazo.
[sonidos de protestas]
Miles de personas salían a la calle. La policía reprimía y se hablaba de mucha gente detenida, de desaparecidos. Elena tenía miedo, pero no por los números sino por lo que le decía su madre: “no saldrás a la calle ni a jugar!”.
[Protestas que bajan]
Elena habla poco. Siempre había preferido escuchar. Tal vez por ello todo el tiempo lleva sus auriculares puestos. Son unos muy especiales. Se los dejó su tía que vive en Miami cuando vino de visita. Sin embargo, no siempre tiene la música puesta, a veces los usa de escudo para simular que está ausente. Como por ejemplo ahora que camina junto a un grupo de hombres que hablan de política. Uno de ellos lleva la característica ropa que usaba Chávez con colores de Venezuela. Parece que son chavistas, o eran, bueno, lo que está claro es que a Maduro no lo soportan.
“Es una vergüenza que sigan intentando imitar a Chávez. Que no se ha dado cuenta de que nunca podrá ser igual? Que el carisma no se delega?”, dice uno que camina mirando el piso, como buscando algo perdido. “Hasta intenta hablar como él, seguro que usa esto como manual de estilo!”, agrega el hombre mientras saca del bolsillo trasero de su pantalón un pequeño libro que pone “Cuentos del Arañero”. Otro de los caminantes que está a unos metros se acerca rápidamente y se lo arrebata “qué haces con esto?” Acaso eres otro chavista infiltrado?”.
Mientras que la discusión sube de tono Elena se aleja, en silencio, como casi siempre. No comprende por qué comenzó esa pelea pero no quiere tener nada que ver con ello. Tal vez lo entendería si supiera que en ese libro se recopilan los discursos y anécdotas de Hugo Chávez, esencialmente extraídos de su programa televisivo “Aló presidente”. Algo que sí conoce Elena, como cualquier otro venezolano. El Chávez omnipresente, el de los ojos pintados en todos los edificios públicos, el de las franelas y los nuevos libros escolares.
[Fragmento de Aló presidente: https://www.youtube.com/watch?v=am3DnrB_8cI “ha llegado por allí silia flores Nicolás Maduro bienvenidos y ellos representan aquí a aquellos hombres y mujeres elegidos por el voto popular”]
Elena también piensa que Maduro ha querido imitar a Chávez desde el primer minuto. Es un emulador, un burócrata! Se dice a sí misma. Coincide en que este tipo, nunca podrá conseguirlo. Y la razón es sencilla: Maduro no es carísmático. No conecta con la gente. Maduro es un hombre gris.
Ella votó a Chávez en su momento, la primera vez. Le creyó cuando hablaba de pelear con los poderosos. Y cuando se volvió presidente se dió cuenta de que algo cambiaba en el país. Tal vez no sabía que parte de ese cambio tenía que ver con la bonanza económica por el boom del petróleo. ¿Pero quién se pone a analizar eso? Nadie.
[Maduro anuncia la muerte de Chávez: https://www.youtube.com/watch?v=5x-Vtir25XQ]
El día en que murió Chávez y Maduro asumió el gobierno, Elena comprendió que el país iba a cambiar. Y no tenía un buen presentimiento. Si alguna vez había estado de acuerdo con el fallecido presidente, el tiempo mostró que Chávez giró hacia posiciones autoritarias. No era todo color de rosa y ella lo notaba. De hecho, las pocas veces que abría la boca para decir su opinión la acusaban de “chavista”. ¿Pero acaso está prohibido estar decepcionado? ¿o descontento? ¿o sencillamente no estar de acuerdo? En el fondo lo que más le indignaba a Elena era que el régimen se estaba convirtiendo en todo lo contrario a lo que decía ser. O al menos lo que habían dicho al principio. Aquella propuesta supuestamente renovadora de Chávez, que criticaba a las élites, a los políticos tradicionales, que proponía cambios, ahora estaba construyendo su propia élite, su propias estructuras sordas que ignoraban a los críticos. A los que señalaban la concentración del poder o la reducción de los controles institucionales. Elena no se sentía experta en nada, pero de algo estaba segura: Maduro no iba a cambiar las cosas, al contrario.
[Sube música]
Maduro era parte de esa estructura desde hacía muchos años. Era un convencido de la causa de Chávez, de su gobierno bolivariano, de todo lo que se proponía. Tal vez marcado por sus años en Cuba en una escuela de formación de cuadros políticos de izquierdas hacia mediados de los 80. Tal vez por su devenir en el sindicalismo, donde llegó a ser dirigente gremial de los conductores de autobuses del metro de Caracas. En cualquier caso, Maduro tenía ese entrenamiento para encolumnarse tras una causa. Y defenderla, a como diera lugar. En resumen, podría decirse que Maduro era un soldado del partido, un militante de manual, un típico burócrata obsesionado por la defensa de los lineamientos de su fuerza. Tal vez eso lo haya vuelto un hombre gris, piensa Elena.
[Sonido de bus]
Lo que le llama la atención a Elena es como un hombre así ha llegado tan alto. Por ejemplo, ¿cómo llegó a entablar la relación con Chávez? Una pista se cuenta en el libro “De verde a Maduro. El sucesor de Chávez” del periodista Roger Santodomingo. Elena lo escuchó en formato audiolibro. Allí cuenta que Maduro junto a un grupo de trabajadores del Metro fueron a visitar a Chávez a la Cárcel de Yare en diciembre de 1993, luego de que fuese encarcelado por intentar dos golpes de Estado. Sí, eso siempre le hizo ruido a Elena, cómo se pasa de golpista a demócrata?
Pero bueno, volviendo a Maduro, en ese tiempo entabló una conexión especial con el líder bolivariano. No sólo porque comenzó a militar incansablemente por su liberación, sino porque allí encontraba una causa, un proyecto para seguir, una posibilidad de ser parte de algo mucho más grande. Algo que todavía no tenía forma pero que en algunas décadas lo llevaría a lo más alto que pudiese aspirar.
[Sube música]

Acto 2 El creyente
https://www.youtube.com/watch?v=HJCOqDMim4E Fragmento 1 “yo soy Cristiano Cristiano practicante Cristiano de oración y de acción cristiano de Cristo directo de Cristo”
[Sonido de coro eclesiástico]
Elena se levanta sin saber muy bien a donde está. Alguien la sostiene con un brazo mientras que otra persona le ofrece algo para beber. Está desorientada, ve plantas, escucha voces que le hablan, y sobre todo siente su ropa mojada, pegada al cuerpo. El calor es insoportable, el aire pesa. En algún momento se da cuenta de que se había desmayado.
[Ruido de jungla]
El calor y la humedad en la selva del Darién son excesivas. La travesía una verdadera odisea. Y no sólo por el clima, sino por los grupos criminales que atacan a los cientos de refugiados que toman esta ruta.
Elena se incorpora y ya vuelve en sí. Este camino la está llevando a sus límites. Y pese a que ella nunca fue muy devota, necesita tener fe, creer en algo, en que Dios la va a ayudar. Por un momento se arrepiente: ¿Por qué decidí hacer esta locura? ¿Por qué no me quedé, soportando un poco más? ¿Cuánto más puede demorarse el cambio?
Respira hondo para controlarse y recuperar el control. Sabe muy bien que ya es tarde para volver, y sobre todo, ¿a dónde va volver? ¿A un país en completa crisis? ¿allí donde el autoritarismo es cada vez más pronunciado? ¿Dónde no se puede pensar diferente ni reclamar por el mal estado de las cosas?
[Camina]
Elena agradece a quienes la ayudaron y sigue su camino. No tiene tiempo para esas preguntas, para gastar energía en ello. El objetivo está adelante, en el futuro. Aunque es cierto que cada vez que reflexiona sobre todo eso, termina por caer en la pregunta de siempre, esa que sigue abierta: ¿Qué país ha querido construir Maduro?
[Sigue fragmento 2 de Maduro: “se reveló contra la dominación del Imperio Romano entonces Jesucristo fue el primer antiimperialista que se conozca de la historia moderna de los últimos tres milenios por lo menos el más importante antiimperialista de la historia moderna] https://www.youtube.com/watch?v=HJCOqDMim4E
La palabra antiimperialista es clave en el discurso bolivariano. Se usa para bloquearlo todo. La oposición es imperialista, los críticos son imperialistas, los que no apoyan a Maduro, naturalmente, son imperialistas o, en su defecto, funcionales al imperio. Elena se solía indignar con ese uso del concepto.
Maduro agrega un ingrediente más al discurso del antiimperialismo. Porque es innegable que la cuestión espiritual juega un rol importante. Elena tiene a pensar que la victoria de 2013, la primera elección de Maduro, fortaleció una faceta que no era menor en este político. Estaba involucrado en cultos religiosos como el de Sai Baba por ejemplo. En aquel 2013, haber ganado por apenas 1 punto porcentual de diferencia lo había hecho dudar. Se sentía inseguro. La muerte del líder, que había ganado la última elección seis meses antes con notoria diferencia sobre su rival, ¿le quitaba la legitimidad prestada?
Puede sonar paradójico porque era el presidente en ejercicio, el hombre con más poder del país, el ganador y heredero de su referente histórico y a la vez no había dejado de ser aquel hombre gris.
Y Elena también se lo preguntaba, como todo venezolano en aquel momento. ¿Quién era Maduro? ¿Qué iba a hacer con el país? ¿Cómo iba a gobernar?
Porque está claro que pese a haber sido nombrado por el propio líder bolivariano, pese a haber sido el canciller del país durante siete años, pese a haber sido posiblemente el chavista número uno, siempre había estado a la sombra de la inmensa figura del recientemente fallecido Hugo Chávez. Y a Elena le gusta pensar que Maduro nunca podrá liberarse de ese peso.
[Fragmentos sobre “el pajarito” combinados apenas unos segundos por fragmento: https://www.youtube.com/watch?v=qv5dAqSS0XU https://www.youtube.com/watch?v=Lq_3toKdUHM
https://www.youtube.com/watch?v=-cAw3muUi0Q
En esa inseguridad profunda de Maduro, sumado a ese aspecto espiritual propio, lo llevó a construirse como una suerte de intermediario entre el pueblo y su lider fallecido. Obrando de medium político, Maduro decidió que la mejor forma de reforzar su legitimidad era ofrecerse como puente sobrenatural, una conexión directa con el más allá desde donde Chávez mantenía el amor por su pueblo.
https://www.youtube.com/watch?v=y--Tg_dO45s (“yo tengo derecho a sentir lo que sentí”)
Cada vez que Elena escuchaba estos mensajes se indignaba tanto. Le parecía un abuso apropiarse de ese lugar pero, sobre todo, le parecía tan burda esa manipulación de Maduro. Pero claro, le servía. Así como le sirvió tiempo después olvidarse de Sai Baba, de Cristo antiimperialista y hasta de los pajaritos, para pactar con los evangélicos. Y es que lo espiritual no es sólo una cuestión de discurso, de legitimidad o incluso de protección. Lo espiritual, en un burócrata de partido, es también un arma de construcción política.
[sonidos de pajaritos]
Ahora los pajaritos ya no le recuerdan ni a Chávez ni a Maduro. Elena lleva más de seis horas de caminata por el Darien. Llegó a un punto en el que siente que se mueve por pura inercia. No puede pensar. No quiere pensar. Sólo llegar a destino. Algo le dice que lo va a lograr. La música le ayuda a distraerse y no sentir sus músculos doloridos y agotados.
[se apaga la música de pronto como sin baterías]
Y pasa lo inevitable. Se acaban las baterías y ahora sí. Vuelve a estar consigo misma. Ella, la jungla y su fe.

Acto 3 El hombre sin proyecto de país
[Sonido de ciudad sonido de auto y puerta que abre y cierra]
- Hello
- No te preocupes, hablo español.
Dice el joven pasajero para evitar malos entendidos, le indica el destino y se pone a hablar por teléfono. Es apenas un adolescente, no debe tener más de 15 años. La conductora pone primera, mira por el retrovisor y arranca el sexto viaje del día. Elena está haciendo una buena recaudación. Tuvo dos viajes al aeropuerto y con eso casi que cubrió la cuota del día. Hace ya seis meses que se instaló en Miami. Manejar un uber es un primer paso, pensó cuando su tía se lo aconsejó. Y tiene su lado bueno, porque Elena no es de hablar mucho, así que puede manejar en silencio y escuchar a sus pasajeros. Así practica inglés al menos.
[Sonido de auto]
Sin embargo este viaje no es el caso. Apenas escuchó tres frases del adolescente y ya supo que se trataba de “otro boliburgués”. Acto seguido se pone uno de los auriculares y enciende la radio. Sí, todavía conserva aquellos que le dio su tía hace tantos años.
[sonido de auto acelerando]
Ellas sabe que “boliburgués” es una palabra que usan los antichavistas. Tiene una connotación bastante peyorativa. Pero también la usan los chavistas cuando hablan despectivamente de la “izquierda caviar”, esos que se llaman revolucionarios pero viven como reyes. En cualquier caso, Elena no puede evitar pensar que es todo parte de una gran hipocresía. Gente como los padres de ese chico sentado en el asiento trasero de su coche seguramente se enriquecieron gracias a los contactos y negocios que hicieron por pertenecer a los altos círculos del partido. Sí, a esa elite, demasiado parecida a la que criticaba el propio Chávez en los 90 cuando dejó de ser comandante golpista para convertirse en candidato presidencial democrático.
En el fondo Elena sabe que hace mal metiendo a todos en la misma bolsa. Pensar que todos son corruptos es generalizar injustamente.
Sus pensamientos se ven interrumpidos bruscamente cuando en la radio latina las noticias mencionan el nombre del presidente venezolano:
[Fragmento: https://www.youtube.com/watch?v=YVxDXBScUw0 Nicolás Maduro Se comprometió a respetar los resultados de las elecciones presidenciales del 28 de Julio en Venezuela el mandatario quien aspira la reelección para un tercer periodo presidencial (…) Ya basta de sabotajes contra nuestro país Ya basta de conspiraciones Venezuela quiere tranquilidad (…)
Elena se rie y piensa “cómo que hay que firmar un documento para respetar resultados? No sería lo obvio?”.
[Continúa fragmento] “el principal rival de maduro el opositor Edmundo gz no acudió al acto y tachó el acuerdo de imposición unilateral señalando que el reconocimiento de los resultados ya formaba parte del Pacto suscrito el año pasado entre el gobierno y la oposición para permitir elecciones libres”
“Edmundo González no tendría que estar ahí”, piensa Elena. En realidad ese lugar le correspondía a María Corina Machado. Y es que el gobierno la ha inhabilitado para ser candidata sin explicar las razones. A ella y a cientos de dirigentes políticos imposibilitados de participar en elecciones locales y regionales.
[Se escucha ruido de motor que acelera y frena]
Casi se pasa el semáforo en rojo. Elena se da cuenta de que tiene que dejar la radio o causará un accidente. Respira hondo, pone primera y intenta volver a recuperar el control.
[Ruido de auto que arranca lentamente]
El accionar del gobierno de Maduro no es novedoso. Y Elena no tiene más que recordar los últimos diez años. Un período marcado por la deriva autoritaria, donde se erosionó la libertad de prensa, aparecieron los arrestos arbitrarios y se evidenció una creciente persecución de opositores. Pero todo esto tiene un punto de partida, posiblemente aquella elección inicial. Porque el período de Maduro empezó muy agitado:
[Fragmento noticiero: https://www.youtube.com/watch?v=ePlf-BplFyM ]
El conflicto generado en las elecciones de 2013, esas de la mínima diferencia de 1 punto, no se había quedado en una discusión meramente verbal entre gobierno y oposición. Al contrario, las protestas fueron multitudinarias en varios lugares del país. Maduro respondió con una fuerte represión ese año y el siguiente
Elena recuerda que Maduro describió a las protestas como una conspiración de la extrema derecha “fascista”. ¿Será que eso le hizo creer a Maduro que podía ignorar una victoria de la oposición, como pasó en 2015? ¿Esas elecciones que anularon desde la Justicia adicta y le quitaron todo el poder a la Asamblea nacional?
[Bocinazo]
Pide disculpas con la mano y sigue la marcha. Es que cuando se acuerda de todo eso se le nubla la vista. Si al menos hubiese terminado ahí… pero no. Maduro no se detuvo. Y cinco años después, le fue peor.
[Fragmento de noticiero: https://www.youtube.com/watch?v=LxNiuZnu5jQ “El presidente dijo que este resultado es una victoria aún así contra el imperialismo sostuvo su discurso rechazó las acusaciones de irregularidades e fraude en el proceso electoral esto lo dijo al festejar con sus simpatizantes frente al palacio de miraflores [Aplausos] “día y gracias por hacerme presidente de Venezuela” [Aplausos]”
20 de mayo de 2018, Maduro esta exultante por el porcentaje del voto consiguió dos tercios de los votos. Pero… apenas fue a votar menos de la mitad de la población. ¿Cuánto vale ese número en realidad? pensó Elena en aquel momento. De hecho, ella misma no había ido a votar. Quería expresar esa disidencia de alguna manera. Y es que la relación entre el gobierno y gran parte de la población se había roto hacía tiempo. Y las razones fueron muchas. Elena las puede recordar perfectamente:
Por un lado, la crisis económica, que justamente empieza con primer gobierno de Maduro. Elena recuerda la hiperinflación sobre todo. Aquel día en el que fue a la tienda a comprar azúcar con 400 bolívares y se volvió con las manos vacías porque el precio ya había aumentado. ¡Los precios de todo se duplicaban cada vez más rápido!
Pero todo eso no fue lo único. Durante todo el gobierno de Maduro, nunca se dejó de hostigar a la oposición. Maduro se encaminaba sin dificultades hacia un autoritarismo de manual. Medios adictos diciendo lo que exige la voz oficial, ni una coma de más. Y ni hablar de la reactivación de las milicias bolivarianas que promovió el presidente. Tal vez esa obsesión con la causa, esa formación en su juventud en Cuba lo había marcado. Nadie puede estar en contra. Y si lo está es condenable.
[Ruido de auto]
Elena mira por el espejo retrovisor y ve a su pasajero ensimismado en su teléfono móvil. Vestido con una camisa que debe valer más de 300 dólares, una gorra de marca, gafas de las más caras. [Bocina]
Casi choca de nuevo. Es que no puede evitar relacionarlo con el nepotismo, la corrupción y los nombramientos en puestos clave de familiares y amigos del gobierno bolivariano. ¿Acaso su pasajero se imagina de dónde viene ese dinero que lleva en vestimenta? No, ella no quiere juzgarlo, qué culpa tiene. La elite anterior al chavismo hacía lo mismo. Aunque eso no lo exime… no? Uff qué difícil pensar en eso. Por eso me fui tal lejos piensa.
[Ruido de automóvil puerta que se abre y cierra]
Ni siquiera se despidió al bajarse. Da igual, Elena ni siquiera se percató. Acaba de darse cuenta de algo. Pese a todo, a estar lejos, a emigrar, a casi morir en el camino, a dejar amigos y familia, a dejar su patria, nunca va a dejar de pensar en ella. En lo que se imaginaba de joven, en lo que sufrió luego, pero sobre todo en ese bendito proyecto de país que ya nadie sabe bien cómo definirlo. Ni siquiera Maduro.
[Epílogo]
[Discurso de chavez cuando ganó en 1998 https://www.youtube.com/watch?v=ys-dyFbtNA4 : “En Venezuela tiene su hora y es que llegó la hora del pueblo”.]
Más de 20 años pasaron de esas palabras de Chávez. Llevaba apenas horas de presidente electo. Elena era mucho más joven. Y como toda joven, tenía esperanza, sabía que empezaba algo diferente, una nueva era de la que ella iba a ser testigo. Y en silencio, porque ella suele hablar poco, vio como aquel proyecto “del pueblo” a lo largo de dos décadas, se transformó en un gobierno autoritario. Ella lo hubiese querido de otra manera. Lo que no sabe es si Maduro también. Tal vez él nunca tuvo proyecto. Y cuando Chávez murió, se quedó sin referente, sin motivo, sin proyecto, y sencillamente se dejó llevar.