La Venganza Será Terrible (oficial)

La Venganza Será Terrible. Programa del 1 de agosto de 2023.

Más episodios y las canciones del Sordo Gancé y el Trío Sin Nombre en LaVenganzaSeraTerrible.com 

  • Los ángeles en otras religiones
  • Consejos para cuando su niño visita a un amigo
  • Cómo seducir a una mujer en su auto
  • 100 temas de conversación interesantes

What is La Venganza Será Terrible (oficial)?

Si se queda dormido escuchando La Venganza Será Terrible por la radio, ahora también podrá quedarse dormido escuchándolo a cualquier hora en formato podcast.
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¡La venganza será terrible!
Buenas noches, muchas gracias.
Aquí estamos en el Caras y Caretas con mucha gente amiga.
Vamos a saludar inmediatamente a Patricio Barton.
Hola amigos, buenas noches.
Se encuentra presente el artista antes llamado Gillespi.
¿Qué tal? Buenas noches.
Tenemos hoy nuevos datos sobre ángeles.
Atención, ya hablamos muchas veces sobre la burocracia angélica
entre los hebreos y después en el Nuevo Testamento especialmente.
Hoy contaremos un poco lo que ocurre con los ángeles en otras religiones.
Bueno, muchas religiones no admitieron a los ángeles.
Los chinos, los esitas, los antiguos venicios, los ruidas,
quise decir los ruidas, los egipcios no tuvieron ángeles, ¿no?
Entendiendo a los ángeles como emisarios de Dios, como intermediarios
entre Dios y el hombre o comunicadores de las órdenes divinas.
Los griegos, por ejemplo, tenían demasiados dioses mayores y menores
como para andar necesitando ángeles en ese panteón tan ingente.
Muchas divinidades de Pocahontas desempeñaban las comisiones de Zeus
y la principal de esas divinidades era Hermes, un dios bastante importante,
era de los doce principales y sin embargo era mandadero.
Era una ortiva, nada más.
Los ángeles del cristianismo y los ángeles hebreos
estaban en perpetuo contacto con las órdenes y con las indicaciones de Dios.
Sin embargo, había entre los griegos el ángel de la guarda,
cuya doctrina fue puesta en verso por Hesíodo.
Dice Voltaire, que según pensaba Hesíodo,
cada hombre tenía su propio ángel bueno o malo.
Después esto fue copiado por ciertas tradiciones cristianas
y por los dibujantes de historietas.
Bien, cada uno tenía una especie de protección particular
delegada por la autoridad celestial más importante.
Los persas, ya sacando el ángel de la guarda,
los persas conocieron 31 ángeles, ni uno más ni uno menos.
El primero de ellos, el superior, se llama Baham
y está a cargo de la inspección de todos los animales excepto el hombre,
sobre el que Dios se reserva la jurisdicción inmediata.
El segundo de los ángeles persas se llama Debadur,
el tercero Kur, que es el ángel del sol.
El cuarto se llama Ma y preside la luna.
Cada ángel tenía su distrito.
Dicen que en Babilonia, no lejos de Persia,
se admitió por primera vez la existencia de seres celestes de cuerpo etéreo,
ejecutores de las órdenes de Dios.
Es decir, que ellos tuvieron la primicia en cuanto a los ángeles.
Y así tomaron los hebreos esa creencia.
Hasta la época del cautiverio en Babilonia,
que sucedió mil años después de Moisés,
los judíos no supieron los nombres de Gabriel, Rafael y Uriel, entre otros.
Pero vamos a ver qué pasaba en la India, mi querido Cocosili.
Los brahamanes dicen que tienen escrita su primera ley sagrada hace unos 5.000 años.
Es decir, hace mucho.
En los boliches andan los brahamanes y dicen
No, escrita la ley divina hace 5.000 años.
Para un brahamán no es nada eso.
Por eso, no.
5.000 años recién.
Y ese libro es el Shasta, que se conoció unos 1.500 años antes que la segunda ley,
que fueron los Vedas, que significa palabra de Dios.
El Shasta contiene cinco capítulos.
El primer capítulo se ocupa de Dios y sus atributos.
Segundo, creación de los ángeles.
Tercero, caída de los ángeles.
Cuarto, castigo de los ángeles.
Quinto, perdón.
Perdón de los ángeles.
No, no estoy pidiendo perdón.
Sí, no me pasó nada.
Y después viene la creación del hombre.
Vale la pena ver qué pasó con los ángeles de la India.
En el primer capítulo del Shasta se cuenta que Dios, que lo creó todo,
era una esfera perfecta, sin principio ni fin.
Algo así como la esfera de Pascal.
Una esfera cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna.
Era la definición del universo de Pascal.
Se indicaba en la India que nadie debía intentar descubrir la esencia
y la naturaleza del creador, puesto que esa empresa era criminal
y debía ser castigada.
Me parece que se...
No, está bien.
Yo creí que hablaban de una empresa que era criminal y debía ser castigada
y ya estaba de acuerdo.
El hombre solo debía satisfacerse contemplando las obras de Dios
y no pensando a ver cuál era su naturaleza, etc.
Dice Voltaire, a quien hemos saqueado ahora,
que esta opinión no parece muy buena para el que está interesado
en la ciencia, en la filosofía o en el álgebra.
El segundo capítulo del Shasta cuenta que el Eterno,
absorto en la contemplación de su propia existencia,
resolvió comunicar su grandeza a seres capaces de participar
de su buena aventura y de su servicio.
Y creó entonces, ya que no había ninguno ahí,
creó a estos seres con parte de su esencia,
capaces de perfección, pero también de imperfección.
Los primeros creados no eran precisamente ángeles,
sino Birma, Vishnu y Siva, que eran dioses.
En realidad, el primer ángel fue Mozart.
Lindo nombre, ¿eh?
Ese sí es el primer ángel de los hindúes.
Y luego aparecieron los otros.
Parece que la divinidad dividió el ejército de los ángeles
en muchos bandos, les puso a cada uno un jefe,
y estos ángeles adoraron al creador,
se alineaban alrededor del trono, los saludaban,
iban todos a la grada, al lugar que le habían asignado,
en una especie de gallinero, ¿no?, que había ahí.
Gallinero en el sentido teatral.
Cuenta Voltaire que estos ángeles cantaban.
Naturalmente cantaban bien.
Bueno, sería que siendo ángeles cantasen mal.
También cantaban que Dios se emocionaba con estos coros
y le pedía, por favor, qué sé yo,
coplas del valle, cosas más bien corales le pedía.
No le pedía el taita de Larval, pero sí Clavel del Aire.
A ver, dice Clavel del Aire.
Buen Clavel del Aire, así era ella.
No sé cómo es Dios emocionado, ¿no?, porque dice Dios emocionado.
Es peligroso, ¿no?
Bueno, desde la creación del ejército celeste,
el regocijo y la armonía duró un millón de años.
¡Oh, fenómeno! Es mucho durar, ¿eh?
Y hubiera durado mucho más.
Hubiera durado, es muy difícil de decir,
hubiera durado hasta la consumación de los tiempos.
Si la envidia no se hubiera apoderado de Mozassor
y de otros jefes de los bandos angélicos.
Veo cómo son las cosas, ¿no?
¡Vamos, fenómeno! Durante un millón de años
tiene que venir este Mozassor de puro envidioso.
Vamos a ver lo que hizo.
Entre los envidiosos estaba Rabón,
que es una especie de personaje cordobés sin cola.
Y era el ángel que venía primero en dignidad, después de Mozassor.
Venía Mozassor, después Rabón.
Y dicen que este muchacho rechazó el poder de la perfección
y decidió ser imperfecto, como un artista romántico.
Bueno, Rabón y sus ángeles desobedecieron,
se negaron a someterse a los asociados divinos,
que eran los tres primeros dioses no ángeles, ¿no?
Vishnu, Shiva, todos esos tipos.
Estos ángeles sediciosos fueron multitud,
se alejaron del trono del Creador.
Y entonces la tristeza se apoderó de los ángeles fieles
y por primera vez se conoció el dolor en el cielo.
Y el primer dolor fue el que causan la ingratitud y la traición.
Ese es el primer dolor.
Lo voy a decir de nuevo.
El primer dolor que se conoció fue el que causan la ingratitud y la traición.
La divinidad comisionó entonces a Vishnu y a Shiva
para instar a los rebeldes a que cumplieran con sus deberes.
Pero, decididos a liberarse del cielo,
los tipos dijeron que no, no, no.
Entonces lo enviaron a Shiva para que los atacara
y para que los precipitara hasta el sitio de las tinieblas,
a un lugar llamado Ondera, pero sin H.
Y los precipitara por otro millón de años.
Y Shiva, que también es una divinidad, pero menor,
menor que el Creador, pero de las grandes,
consiguió su cometido.
Pasaron mil años nada más.
Nada.
Nada. Vishnu, Birma, Shiva solicitaron a Dios que tuviera clemencia
con los ángeles que estaban ahí en el Ondera.
Y entonces Dios los lanzó al mundo, al mundo actual,
al mundo este que conocemos.
Aquí está sentada esta gente.
Donde los ángeles penitentes sufrieron y sufren aún.
Sufren aún, pero en un lugar supuestamente mejor.
Mejor que el infierno.
Y ahí andan reencarnando de vida en vida los ángeles.
A los saltos, ¿no?
En una de las últimas, porque hay toda una serie
de reencarnaciones.
Primero Soseto, después el otro, después te toca.
Una de las últimas reencarnaciones pautadas para los ángeles
y estos que fueron rescatados del infierno
y ahora están castigados aquí.
Una de las últimas es en vaca.
Y dice Volter que esa es una de las razones
por las cuales las vacas fueron sagradas en la India.
En el ganado bovino se alojan nada menos que las almas
de los ángeles sediciosos.
Esto lo dice Volter que siempre anda con ganas de jorobar.
Otras tradiciones dicen que últimamente, hace muy poco,
se han convertido otra vez en hombres los ángeles,
pero hombres que no saben su procedencia.
Así que a lo mejor hay en la sala hombres que han sido vaca
y ángel sucesivamente.
Y no tienen idea de eso.
Y no tienen idea de eso y andan ahí cacareando.
Mujiendo.
Hombres que no saben de dónde vienen, como todos nosotros.
Gente que no sabemos de dónde venimos.
Bueno, ahora sí sabemos.
Somos encarnación de ángeles sediciosos.
Ya me estaba pareciendo que alguna gente que yo conozco
tiene algo de sedición y algo de angélico.
Y eso es todo lo que tengo que decir a este respecto.
¿A quién dedicar esto?
Yo supongo que a todos los amigos hinduistas que hay
en este recinto.
A los ángeles que no se revelaron.
Y a los que se revelaron también.
Sobre todo porque cantaban bien.
A nosotros nos gustan los coros que suenan lindos.
¿Ha venido Javier Zerner esta noche?
Me había prometido Javier Zerner, que es director de coros
y un director bueno, venir.
Y yo había armado toda esta charla para saludarlo a él
y después el tipo no vino.
Este programa es siempre así.
Bueno, hemos ido a la discoteca y ahí estaba
la muerte del ángel.
Un tema de Astor Piazzolla en la versión del autor.
Bueno, me gustó esto.
Estaba pensando en esto de la reencarnación.
Algún día vamos a volver a hablar de la reencarnación.
Siempre me preocupó el intervalo.
El intervalo.
Entre...
Entre que vos te morís y reencarnás de nuevo en otro tipo.
O en la vaca.
O en lo que sea.
¿Dónde estás ese rato?
En el limbo.
No, sí.
Un lugar así.
El limbo no existe en la tradición.
En ninguna tradición en realidad.
Bueno, para mí hay como una especie de bar
donde hay gestores.
Estás ahí esperando y viene un tipo y se lo atendieron ya.
Claro.
Cuando vas a verificar que siempre hay algunos
que están por ahí.
¿Pero uno puede gestionar su reencarnación eligiendo qué?
Sí, claro.
Más o menos.
Lo que tiene.
De lo que hay.
De lo que quedó.
Dice...
¿Ya te asignaron, flaco?
No, mira, no tengo nada y quería hablar con vos
porque me dijeron que vos me podés poner en algo más o menos.
Yo mosquitos, esas cosas, no quiero.
No, claro.
No quiero.
Ahora vienes.
Si no vuelvo a reencarnar enseguida.
El mosquito dura nada.
Le sobra carne para mosquitos.
Sí.
Sí.
Unos cuantos mosquitos.
No sé, no sé.
Esta temporada viene muy de mosquitos.
Y bueno, pero vos que estás en el paño.
Hoy voy a... 27 mosquitos tengo.
Pero vos estás en el paño, me podés dar una mano
y en algo un poquito mejor.
¿Y un mono?
Un mono no está más.
Es lo único que te queda.
No está tan lejos General Rodríguez de Lujá.
Es verdad.
Escuchamos la muerte del ángel por Astor Piazzolla.
Señoras, señores, este es el mejor momento
para dar comienzo al siguiente segmento.
Nahuel, sacate el dedo de la nariz.
Una serie de consijos para cuando el niño visita a un amigo.
Acá dice, cuando vamos a casa de un amigo
es importante cuidar el comportamiento
a través de los buenos modales.
Cuando los niños tienen entre los 6 y los 12 años
da gusto recibirlos en casa
si hacen gala de elegancia y buenos modales.
Si no, no.
Bueno, es que los niños a esa edad
hablan de los padres, de la crianza de los padres.
Y aquí hay 25 gestos de buena educación
que expondremos brevemente.
Algunos de ellos los explicaremos por si no quedan claros.
Primero, decir por favor, gracias, de nada, puedo, perdón.
Bueno, sí.
¿Puedo agarrar esto?
Claro, sí.
Perdón.
Sí.
De nada.
Después, hay que mirar a la gente a los ojos.
Mientras dice, ¿puedo agarrar esto?
Sí.
Y lo mira a los ojos.
Sí, eso le tienes que enseñar al niño
que mira a los ojos de los mayores a los que se va a dirigir.
Claro, porque queda feo que el niño mire los tobillos.
Claro, va mirando cualquier parte, ¿no?
Claro.
Sonríe, sonreír está bien.
Limpiar lo que deje sucio.
Pero los consejos son para los niños o para los adultos?
Para los niños.
Tiene que el niño limpia lo que deje sucio.
El niño siempre deja cosas sucias.
Y bueno, pero...
Tiene que jugar a la pelota.
Está todo el campo embarrado donde entra y deja todo barro.
A la casa del amigo y se rasca la zapatilla
contra el palito de la silla.
No.
No se limpia el barro así.
Lo llevo a mi casa o a cualquier lado.
Le unta.
Le paso al palito de la silla.
¿Para qué está el palito de la silla?
No, señor.
Dígame, ¿para qué?
Para que no se abran las patas las patas.
¿A quién?
No sé, la silla.
Bueno, después comportarse bien en la mesa está bien.
No hablar mal a los adultos.
¿Cómo sería hablar mal a un adulto?
¡Eh!
No, no, no, nene.
Acá en la casa somos educados.
Nosotros a Raulito lo educamos bien.
¿A quién?
A Raulito.
¿Qué quiere tu amigo?
¡Loco!
¿Qué querés?
Un niño maleducado.
No, loco no.
Soy el papá de Raulito.
Es un niño maleducado.
¡Maestro!
¡Maestro!
¿Qué? ¿Qué pasa?
Amigo.
¿Puede ser un vaso de cerveza?
No, no.
Los chicos toman agua o jugos.
No interrumpir.
No hay que interrumpir.
Claro.
¿Interrumpir qué?
¿Qué?
No, que no hay que interrumpir una conversación.
Hay que esperar el turno para hablar.
Claro.
Que se sienta ahí.
Como hacen en los programas deportivos, ¿vió?
Sí.
Los que serían de chicos, ¿no?
No meterse en las habitaciones de la casa ajena.
¡No!
No.
¿Cómo se va a meter en una habitación de una casa ajena?
Bueno, pero a veces vio para investigar.
Miren lo que encontré.
¿Qué?
Guardá eso.
Esto suyo es de su mujer.
No.
De los dos, nene.
Por favor, andá a ponerlo donde lo encontrás.
Leí un cuento.
Por favor, andá a ponerlo donde lo encontrás.
Leí un cuento de Julio Verne que hablaba de uno de estos.
Bueno.
Bueno, leíste algo, por lo menos.
Llévalo a donde lo encontraste, por favor.
Bueno.
Dice, no registres los cajones tampoco.
No, por supuesto.
Sí, sí.
Pero, ¿y el niño por qué lo hace?
¿Por curiosidad o por malevolencia precoz?
No, lo hace por curiosidad.
Revisar cajones es por curiosidad.
Por otra cosa no puede ser.
Pero quizás sí, por ejemplo, pega el chicle abajo de la mesa en vez de tirarlo.
Claro.
Y encuentra otro.
Claro.
Suyo.
Dice, trata a las personas como quieres que ellos te traten a ti.
No entiendo esto.
Es difícil.
O si no, lo voy a leer de nuevo.
Trata a las personas como quieres que ellos te traten a ti.
No, no, no.
Trata a las personas como quieres que te traten a ti.
Claro.
Uno trata bien, merece ser tratado bien.
Del mismo modo.
Como te ven, te tratan y todo por el estilo.
Bueno.
Saludar cuando entres en la casa.
¡Hola!
Hola.
Bueno, ya nos saludaste.
¿Cómo te llamás, nene, vos?
El problema mío.
No, no, sí.
Problemas vas a tener con tu papá.
¿Cómo te llamás?
Raulito, ¿cómo se llama tu amiguito?
El Puba.
Soy el Puba.
Loco.
Es el que me dice pastichoti, papá.
Acá leo, saludar cuando entres en la casa con una bola.
Sí.
¿Cómo con una bola?
¡Hola!
Ah, no, con un hola.
Hola.
Acá está.
Sí.
Dando dos besos y sin limpiarse después.
O estrechando la mano con firmeza.
Al final, ¿cómo hay que saludar?
¿Con una bola?
No, no.
Usted dice hola y el nene saluda.
Le informa y se ve que de España acá los dos besos es uno.
Claro.
Al menos en Buenos Aires, en algunos provincias.
Sí, en España uno de los sufrimientos más tremendos es estar siempre atento a dar dos besos.
Claro, sí.
Saludar cuando entres a la casa entonces con un hola.
Decir adiós cuando uno entra a la casa.
No, cuando se va.
Ah, cuando se va.
Y dar las gracias por todo al final de la estancia.
¿De qué estancia?
No, el tiempo que usted esté ahí, que el nene esté ahí adentro.
Sí.
Muchas gracias por todo.
Sí.
Con saludo.
Está escrito para gente más grande.
Tener compasión con las demás.
El niño que te tenga compasión.
Sí, claro.
Abrir la puerta a los demás.
El niño tiene que, cuando ve a alguien, te abre la puerta.
No, cuando ve a alguien no.
¿Ves que se cree que soy el sirviente, loco?
Espera, Púa, te pido por favor.
¿Qué tengo que abrir?
Es un cumpleaños, vienen 30 personas, cada uno le tengo que abrir yo la puerta.
No, pero no es que le abres.
Si viene alguien, le abrimos la puerta.
Y además los anguchitos se agarran de a uno, no se agarran de a cuatro como los agarrás vos.
Mejor que me paguen por esto.
Lo peor es que el Púa se mete los anguchitos en los bolsillos.
Ah, bueno.
No vale eso de ir a una fiesta y guardarse un anguchito de mía para llevarlo a otra fiesta.
No, señor.
Yo he visto gente que hacía eso.
Sí, y no era el chico.
Ya estaba bastante peludito.
Se colaban en fiestas más o menos ajenas y esa era la comida de la fiesta propia, que venía después.
Entonces llenaban de anguchitos y se rejaban.
Bueno, decir sí, hay que decir siempre sí, en lugar de sé.
¿Qué es decir sí?
Sí.
No, en lugar de sé.
Sí, sé.
A lo Ruggeri.
Dice, no hay que decir cosas que puedan herir, hay que pensar antes de hablar.
Hay que respetar las cosas de los demás, no tomarlas sin permiso.
No asaltar la nevera ni tomar comida sin preguntar algo.
No, porque si va y agarra...
No solo en la heladera, quizás de una frutera agarra una fruta así porque sí.
No se puede agarrar comida.
Usted que va, por ejemplo, a lo de Rolón.
Sí.
Rolón no tiene nada, tiene frutas de mármol.
Claro.
Es todo de adorno.
Sí, tiene frutas de plástico.
Ah, son de plástico.
Sí, sí.
Yo una vez fuimos con Dorio.
Sí.
Y cuando Rolón por ahí pidió permiso, dice, voy a ir, voy a buscar una cosa, dijo Rolón.
Sí.
Así fue.
Y nosotros dijimos, ahora vamos a comerle los duranos.
Sí.
Y eran de plástico.
Bueno.
Y Dorio le clavó los dientes.
Sí.
Y después no lo podía sacar los dientes.
No.
Quedó con el durazno y asaltado.
Entonces metió...
¿Rolón se dio cuenta?
Yo creo que sí, pero no.
¿Te crees que dijo algo?
No.
Es un caballero, señor.
No.
Dorio le hablaba, imagínese que Dorio habla rápido.
Con el durano.
Con el durano en la boca.
Y Rolón le decía, sí, Rolón, es cierto.
Sí, sí, Dorio, es esto lo que vos decís.
Sí, bueno, sí.
Tenés mucha razón.
Y el otro seguía, ¿no?
Y Dorio no se calla ni con un durano en la boca.
No, lo que pasa es que Rolón también parte de su perfil terapéutico.
No tiene frutas naturales, sino de plástico.
Porque se la comen los pacientes.
Se pone cualquier fruta, viene un paciente y se la come.
Viene otro...
Lo mismo.
Sí.
Sí, sí, yo leí las historias clínicas.
No, bueno.
No todos.
Por favor.
No todos.
Pero ocurre eso.
No, no.
Bueno.
Hay que frenar esa situación.
Dice, hablar bien, que no cuesta un pepino.
Ser educado.
Y reporta un beneficio de la gran siete.
Y las manos fuera de los bolsillos, por favor.
Listo.
Apúa.
No hay problema.
Bueno, entonces así es.
No te reajes contra la pared.
Y hay que tratar con respeto a los empleados.
¿De dónde?
A todos los empleados.
Bueno, no.
Por ejemplo, si van a tomar un helado.
Claro.
Al empleado de la heladería.
Claro.
Con respeto.
Con respeto.
Nada de, che, dame un helado.
No.
No, señor.
Señor, por favor, deme un helado de lo que sea.
Está muy bien.
Y nada de burlarse, ni nada.
¿Y por qué se va a burlar?
Porque algunos...
¿Lo vio cuando el heladero se agacha?
Sí.
Le tiran cosas dentro del tazo.
Después no me...
Y el tipo se agacha.
¿A qué colegio van los chicos esos, no?
Y al heladero hay que tomar rápido las decisiones.
¿Por qué?
Sí, se va y se le para así.
A ver, deme uno...
Deme uno...
Deme uno de los chiquitos.
Y de estos pesos.
¿De qué lo quieren?
Pero no lo pensó antes.
Estoy pensando ahora.
Bueno, sí, pero hay gente esperando.
Está la gente esperando.
Se está poniendo de regreso a la gente.
Hace diez minutos que estoy acá atrás.
Bueno, no.
Pedí dulce de leche.
Tranquilo, púa, tranquilo.
Hay que ofrecerse a ayudar al padre o a la madre del amigo.
Sí, por ejemplo, a levantar los platos.
Yo voy a casa de un amigo y enseguida me ofrezco a ayudar a levantar los platos.
Bueno, sí, sí.
Incluso cuando no me invitan a comer ni nada.
No, bueno, no.
Después de la cena.
Sí, sí.
Siéntese correctamente en el sofá.
No se tumbe.
No ponga los pies encima.
No se pongan en el apoyabrazos tampoco.
No.
No es para sentarse.
No, y menos si no hay otro sentado.
Se levanta el sillón del otro lado y queda muy mal.
No mastique chicle delante de los adúlteros.
¿Adultos?
Y hay que hacerlo con la boca cerrada.
Me refiero a masticar chicle.
Sí, por supuesto.
No tirarse el abrigo o la mochila o cualquier otro objeto al suelo.
No quejarse.
Una porquería, ¿para qué voy a visitarla?
Digamos qué pueden hacer.
A ver si prenden el ventilador, loco.
¿El calor qué hace acá?
Bueno, pero...
Usted cuando va a casa de sus amigos y están los padres de sus amigos.
Usted es un niño como todos nosotros.
Sí, claro.
¿No le molesta que le hablen los padres de sus amigos?
A mí sí.
Le preguntan cosas.
Porque son grandes, ¿qué me importa?
¿Cómo andás en el colegio, Robertito?
¿Te fuiste de vacaciones? ¿A dónde fueron?
¿Tu papá cambió el auto?
Sí.
Hace mucho que no la veo a tu tía.
Sí, no sé.
Porque antes solía venir bastante.
Venía bastante tu tía la que estaba en la política.
¿No está Cacho?
Sí, ya viene Cachito.
Es horrible, ¿eh?
Mi vieja era así.
¿Le hablaba a todos los pibes?
Le hablaba a todos los que me venían a visitar a mis amigos.
Y mis amigos no decían nada porque sabían que yo no les decía nada.
No podían revelar.
Mi madre le preguntaba a mis amigos cosas que no sabía de mí.
¿Estás yendo a la escuela?
Le decía, ¿qué tal Héctor?
¿Qué estás estudiando, negro?
Y el otro, no sé.
¿Pero qué clase de amigo?
Ya sabían que no tenían que decir nada.
No sé, no sé.
¿Fueron a Mar del Plata?
No, no sé.
¿Pero cómo? ¿No sabés si fuiste?
No, no.
Genial, les juro que es verdad.
Una conversación textual.
Bueno, lo mismo que si hay otro familiar,
los niños también tienen que ser educados con una abuela,
con una tía de los niños que estén.
Esto pasa mucho en los cumpleaños.
¿Son increpados así?
El niño tiene que ser respetuoso.
Lo mismo cuando invitan un mago a los cumpleaños.
Ah, el niño tiene que hacer como que se creen los trucos.
Y no tratar, porque hay chicos que quieren arruinarle el truco al mago.
Claro, Piedraita me contó.
Le quieren arruinar el truco con el conejo.
¡No tienes la otra mano!
¡No tienes la otra mano!
¡Qué chico molesto! ¡Échelo!
¡No tiene la otra mano en la moneda! ¡Yo lo vi!
¡No la serrucha!
Al que se porta mal lo voy a serruchar, ¿eh?
Miren lo que encontré en la habitación.
¡Andá a guardar eso!
A Piedraita se le perdió un niño una vez.
¿Cómo se le perdió? ¿Un cumpleaños?
Sí, fue una fiesta, era un cumpleaños de un niño.
Y él empezó a hacer desaparecer y aparecer cosas, ¿no?
Una paloma, ahora está, ahora no está, qué sé yo.
La dueña de casa, qué sé yo, el tipo, qué sé yo.
Pero agarra un niño y hace, no sé, lo hace desaparecer.
Y no apareció más.
¿Cómo no?
Tiene que ser un truco, estar oculto en una habitación.
Claro, eso pensaban todos.
Y el mismo Piedraita pensaba que era un truco.
¿Y qué?
Ahora levanta la cosa y el niño no está.
¿Y cómo? ¿Y apareció?
No.
Bueno, pero no lo van a llamar más de los cumpleaños, de nada.
No, no lo llamaron más.
Fue el comienzo de la desgracia de Piedraita.
Ahora dicen, no, la verdad que es un buen mago,
pero por ahí te hace desaparecer y no aparece más.
Nos están faltando tres pibes.
A mí mi marido se me fue a una fiesta,
aprovechó que Piedraita lo hizo desaparecer.
Se tentó y no volvió más.
El tipo, mientras estaba solo ahí abajo en la sábana,
habrá dicho, es mi oportunidad.
Y rasgó, levantó la sábana y Piedraita,
mi marido no estaba más.
Cinco años después me mandó una carta.
¿Y qué le decía? ¿Le confesaba su amor?
Y me fui y no me fui.
Disculpadme, pero aproveché y me fui.
Bueno, por lo menos tuvo la delicadeza.
Firmado tu marido.
El ex.
Bueno, últimas cuestiones de educación.
Los niños, le voy a hacer una pregunta a ustedes
como puericultores y psicólogos de primera infancia.
El niño en el lugar público como un restaurante,
el niño que corre entre las mesas.
¿Usted se refiere al niño humano o al perro?
No, al niño humano.
Claro, ¿qué te ha pasado?
Porque yo soy el veterinario del primer bloque.
No, señor, vaya para allá.
Estoy hablando con los...
No se puede todavía.
¿Qué me preguntó?
¿Cómo se procede con el niño que corre entre las mesas?
Porque los chicos se divierten así en el restaurante.
Sí, corre, el niño corre, el restaurante corre,
y lo mismo que en el buque bus grita.
Bueno, sí, pero no se puede.
Entonces se sube al buque bus y hay...
Corren también.
Corren pero gritan en el buque.
Eso es propio de las clases dominantes.
No, señor.
Los chicos ven un pasillo y corren.
Claro, sí, porque pertenecen a la clase dominante.
No, pero no es eso.
¿No hay alguien que les dice, nene, por acá?
No, a ellos no.
Pausa.
Gracias.
Señoras, señores, este es el mejor momento
para dar comienzo al siguiente segmento.
¿Cómo seducir a una mujer en su auto, señor?
¿En el suyo?
Sí, en el suyo.
Usted lleva, por ejemplo, una compañera de oficina.
Ay, me deja que la acerque, como ha dicho el señor antes.
Y ahí tiene, durante el trayecto, la ocasión de seducir a esa mujer.
La estepanía.
¿Qué hay que hacer?
Bueno, una serie de maniobras.
Lo primero, hay que llevar la conversación
a que una cosa traiga a la otra.
¿Me interpreta?
Bueno, pero ¿durante cuánto tiempo?
Bueno, según donde viva la mena,
usted tiene que variar la estrategia.
Claro.
Si la mena vive lejos, ponele en Luján.
Eh, va despacio.
Puede arrancar de cualquier lado la conversación.
Sí, puede arrancar.
¿Cómo se llama este tipo?
San Paulesi.
San Paoli, señor.
Sí, pero cuesta llegar de San Paoli.
Arrancamos del mundial hasta...
Al amor de San Paoli.
Vio el sorteo del mundial.
¿Cómo salimos? le dice.
¿Cómo salimos en el mundial?
Yo no sabía que era por sorteo.
No, no es así.
Y empieza una conversación.
Sí, la verdad que empezó bastante accidentada la conversación.
Bien, y si no, si vive a tres cuadras,
entonces le dice, mire.
A San Paoli me importa un bledo.
No, lo que yo quiero es yacer con usted.
No le puede decir así.
A la brevedad posible, le dice el tipo.
No le puede decir así a San Paoli.
Y entonces se cumple la mano, así que...
Saque a San Paoli de este asunto.
¿Qué tiene que ver San Paoli?
¿De cuál? ¿De la selección?
No, señor, de este asunto.
Bien.
Del amor.
Bueno, un buen comienzo puede ser mostrar partes del auto.
Usted está manejando, bueno.
¿Y qué le muestra?
Mire, el asiento.
Bueno, pero...
Es un asiento.
Sí, ya lo había visto.
Si quiere abrir la ventanilla, usted puede abrirla,
y si no, se la abro yo.
Bueno, bueno.
¿No es un poco pesado estar...?
Soy un poco pesado.
Sí, le dice si tiene esos asientos.
Vio que hay asientos que calientan.
Ah, no me diga.
Me voy a comprar.
De autos que a usted le lo graduan.
¿Le calientan?
Sí, señor.
Póngame uno en el acompañante.
No, señor.
El auto viene así.
Por favor.
Ya viene así.
Porque es un auto que está hecho en Hamburgo.
Ah, sí.
Que hace mucho frío.
Ah, sí, sí.
Entonces después lo venden en Costa de Marfil,
y están ahí 60 grados,
y empieza a calentar el asiento.
Parece el auto que tengo yo.
Se calienta porque lo graduó a usted, ¿no?
Usted graduó la temperatura.
Incluso está recomendado,
en la parte del respaldo,
la zona lumbar.
Con calor se hace mucho más llevadero
un viaje largo.
Que no le queme, ¿no?
¿Tiene para reclinar el asiento?
Claro que sí, señor.
Este se reclina 180 grados.
Claro, sí, sí.
¿Cuántos grados?
180.
Señor, es el ángulo.
180 grados.
Va a quedar frito en la compañía.
No, usted lo puede reclinar hasta 180.
Este se llama cama total.
Ah, sí.
¿Sabe cómo se llama este asiento?
Le dice usted mientras ya se empieza
a desabrochar el cinturón.
Por favor, señor.
Y le dice cama total.
Y frena de golpe.
Sí.
Con los ojos inyectados en sangre.
O le dice cama total.
Total.
Se pone tonación.
Conviene llevar en el auto.
Yo siempre llevo.
Bebidas y golosinas.
¿Sí?
Sí.
En determinado momento en un semáforo
te saca un turrón.
Un turrón.
Usted está sobreactuando una situación
que quizás ella se sienta un poco...
¿Un bombón marroc?
No, no.
Tengo algunos en el bolsillo.
¿Qué es eso, señor?
Todo pringoso.
Dice...
También puede llevar bituallas.
Ah.
Cosas de comer.
¿Quiere agregar algo más?
Sí.
Muy bien.
Sí.
Bulebú, un sándwich.
Lo usa.
¿Pero el sándwich no se pone frío
en el bolsillo?
El sándwich de miga ahí adentro,
entre el asiento que está caliente y todo.
Es un tostado.
Es un tostado.
Se le sienta arriba para que le quede frío.
Yo siempre me siento arriba
de los tostados que compro
en la estación de servicio.
En el viaje legal me siento encima
y pongo al máximo
el que te caliente el asiento,
el de los 180 grados.
Lo pongo ahí.
Le sale el olorcito.
Le digo a la mera,
vamos a comer los sándwiches.
¡No, señor!
Igual no conviene
abusar de alimentos
y de cosas para comer.
Todo para comer, no.
¿Porque se va el clima romántico?
Se va el clima...
Aparte es medio sospechoso.
¿Por qué?
Porque arrancó el viaje,
le salió un turrón,
un tostado.
Es demasiado.
Es gastronómico el tipo.
Viene mucho de Morfano.
Dice, poner música.
Sí.
Música que indique algo.
Claro.
Igual yo la tengo trabada
en las 7.50.
No me anda.
¿Qué prefieres?
¿Escuchar boleros
o hablar más del gobierno?
Yo lo que le recomiendo
es música interpretada por saxo.
¿Por cómo?
Por saxo.
Por un saxo.
Porque eso es muy sensual.
Es muy sensual.
Ahí está.
¿Qué otra cosa tiene?
A ver.
¿Qué de suerte?
Esta no me gusta.
Este.
Este.
Tampoco.
Ahí sí.
No, pero no.
Ahí sí.
Me da un poco de miedo, Jorge,
la música que pusiste.
Es más dramática que erótica.
Harlem nocturno, dice la mena.
Y se empieza a sacar la ropa.
No, no.
A mí me gusta fingir
que el auto ha tenido una pan
y que se ha descompuesto.
¡Ay!
Se detuvo el motor.
Está bien, un mínimo desperfecto.
¿Cómo se llama la mena?
Estepanía.
¡Ay, Estepanía!
He tenido...
Se detuvo el auto.
¡Ay, qué vamos a hacer aquí en la oscuridad!
¡Ay, Estepanía!
Esperemos.
Tengo miedo, Roberto.
Sí, yo te protegeré, Estepanía.
He llamado...
Usted fingió un llamado
a la Automóvil Club.
¡Hola!
¿Hablo con la Automóvil Club?
Sí, me ha...
Bueno, gracias.
¿Qué te dijeron?
Que ya lo mandaba.
Qué raro, si no dijo ni dónde estaba.
Seguida me dijeron, no me diga que...
Y así.
Ahora, ¿dónde detenerse?
Un buen seductor
debe saber dónde detenerse.
¿Para mí en la calle corriente,
en segunda fila?
¡No, no!
Para en segunda fila
y por el intermitente.
No, tiene que ir
a una zona
de sombras.
¿Qué le parece la calle corriente?
¡No!
Otras sombras.
Quizás Boscosa.
Sí, recomiendo algunas calles
de Palermo Viejo, adoquinadas.
¿Se llama Boscosa, la mena?
Estepanía Boscosa.
Ahí puede...
Al rocedar.
Bueno.
Y usted le puede decir,
¿por qué no vamos a estirar las mismas?
Las piernas.
Sí, salió.
Y caminamos por el costado del...
Sí, puede ser,
pero me parece que mejor el auto.
Está más protegido y todo.
Dice...
Cuidado,
el riesgo de los merodeadores.
Sí.
Sí, porque usted está vulnerable.
¿Sí?
Sí, desde que entró...
¿Por qué le parece que estoy invulnerable, Estefanía?
Ay, cómo me gusta que las mujeres
me digan que soy vulnerable.
Lo siguiente que me dicen
es que me des vista.
No, porque seguramente
está vulnerable porque está distraído
en otra cosa.
El hombre enamorado es vulnerable.
Yo le tenía que decir a usted,
Estefanía,
el hombre enamorado es vulnerable.
No, no lo afecte así.
Pero entonces viene un merodeador,
como dice.
Sí.
Disfrazado, por ejemplo,
de vendedor de alfajores.
¿Por qué hace un vendedor de alfajores
en el Rosedal a la 2 de la mañana?
Es venderle alfajores
a los tipos que paran con la mina.
O sea, una vez pasado, digamos,
el momento así de la pasión,
qué sé yo,
el tipo dice,
Por favor.
Por favor, señor.
Si todavía tengo el tostado atrás.
Desde que subimos al auto
estamos comiendo todo el tiempo.
Por favor.
No, el merodeador
lo merodea.
Ah, sí.
Y mientras lo merodea,
Va mirando también.
Le va sacando cosas por ahí.
¿Cómo le va sacando cosas?
¿Qué me va a sacar?
Usted no se da cuenta
y le están robando la rueda del auto.
Ah, sí, sí.
Usted está adentro.
Yo estoy adentro.
A mí me robaron una rueda del auto así
mientras me merodeaban.
Sí.
El tipo cada rato pasaba,
Alfajores, alfajores.
Se llevaba rodando los alfajores tan grandes.
¿Cómo se iba a dar cuenta
que me robaron la rueda del auto?
Sí, las cuatro gomas me afanaron.
Y me dejaron el auto.
Bueno, vámonos, le digo.
Estefanía, que es tarde.
Y arranco.
Y así le di toda
para que vea cómo manejo.
Y nada.
Y me dice la vaina, te va a matar.
Y yo, no, este auto
no sé qué pasa que no arranca.
No le doy velocidad.
Y vi cuatro ladrillos abajo del auto.
Y bueno, entonces
yo sentí un rumor por allá que decía
alfajores, alfajores.
Y yo noté porque iban con la rueda.
Así que hay que tener cuidado.
Sí, sí, sí.
Sí, pero el auto igual
usted lo tiene que tener preparado, perfumado.
Ah, yo siempre lo perfumo.
Sino lo que es aconsejable
es no estar tan distraído
a los espejos retrovisores
y a los vidrios.
No se puede, uno tiene que estar
enamorado, lleno de pasión
y está cogoteando.
Y además está todo empaleado
los vidrios.
Sí, no se ve nada.
Está muy bien eso de perfumar.
Ponele atracciones al auto.
Por ejemplo, luz negra.
Ah, pero se sonríe y le quedan los dientes.
Le quedan los dientes así.
Todos blancos.
Menos los que le faltan.
Y también sabe
poner por ahí una guitarra.
¿Una guitarra?
En el asiento de atrás.
¿Usted sabe tocar la guitarra?
No.
Pero ella le va a decir
tocate algo.
Y si usted no sabe va a estar
en un inconveniente.
Sí, tiene razón.
Ay, qué lástima que no sabe tocar la guitarra
porque si no, hubiera sido
una noche perfecta.
Pero puede ser un libro.
Sí.
¿Un libro?
Está muy bien para darse aire
intelectual.
Claro.
¿Qué hace con la Constitución Nacional?
Bueno, la estoy leyendo.
Es bárbara.
A mí siempre me gustó la ficción.
Gracias.
Cosas que no hay que hacer.
A ver.
Por ejemplo,
hacerle pagar la nafta.
No, por favor, señor.
Voy a parar en una estación de servicio.
No tiene que cargar con ella.
No cargó antes la nafta.
Y me olvidé.
¿Cómo va a compartir la nafta, señor?
A la romana.
A la romana.
No puede ser.
¿Se cree que soy machista?
No, no.
Dame 200 pesos.
Tampoco hacerla reempujar
si se para el auto.
No, por supuesto.
Porque el mío no arranca,
entonces hay que empujarlo.
¿Estepanía?
Sí.
Mirá, hay que empujarlo el auto.
No, vos dale.
Yo lo arranco.
Dale.
Escuchame, me hacés empujar a mí sola.
Dale un poquito más fuerte, loca.
Pero prefiero sentarme yo,
no hay volante y empuja vos.
No, no, no vas a saber cómo hacer.
¿Por qué no lo decís al de los alfajores
quien te empuje?
Alfajores.
Bien.
Dice,
todo eso no hay que hacerlo.
¿Las luces interiores del auto
cómo las tiene usted?
Sí, las normales,
las que vienen de fábrica.
Sí, quizás puede agregarle
la luz de fantasía,
como dijo usted, la luz negra
o alguna luz intermitente.
¿Eso que se mueve el auto?
Ah, pero le tiene que poner...
Eso quiero.
Usted, ¿no?
No, en el chasis le pone una luz azul
iluminando la calle.
Ah, porque la mira cuando ve eso.
Sí, sí.
Incluso le podemos instalar
lo que llamamos el equipo de sonido
multibuffers,
con todo el baúl lleno de parlantes.
Ah, dale, dale.
Y todo grave, muy grave.
2500 watts de potencia dentro del auto.
Bien, bien.
Para que sepa lo que es un enamorado.
Ahora bien,
¿puede uno avanzar con la seducción
y aún con las carillas
cuando está apurado?
No.
Digo, cuando uno está apurado, digamos.
Es irresponsable.
No, como va manejando,
en vez de detenerse en algún lugar
siempre perdés tiempo.
Bueno.
Por ahí ganando tiempo.
Por un lado vas avanzando
y por el otro vas avanzando
en la seducción.
¿Pero por qué está apurado?
Dice, bueno,
¿de quién es esta mejilla?
No, no le dice así.
No, no es romántico, señor.
Tiene que estar haciendo todas las maniobras.
Se desvanece el erotismo.
Una pregunta, ¿no?
Si uno está en una esquina
con su novia,
con una dama,
con alguien, ¿no es cierto?
Y empiezan a besarse.
¿Qué tal? Te amo, en fin.
Lo clásico.
Muy romántico.
Observa las estrellas, amor mío, etc.
Bueno, qué conversación.
Y por ahí usted va avanzando
en la pasión.
Se quita algunas prendas.
Con permiso, madre mía,
me voy a bajar los lienzos, lo que sea.
No, no, por favor.
Y en eso aparece un agente del orden.
Aparece el patrullero.
Sí.
Buenas noches.
Buenas noches, sí.
Cédula verde.
A ver, mire.
No sé dónde la puse.
O mejor dicho...
O mejor dicho, no la encuentro.
¿Será esta, agente?
No, señor, no es.
Baliza, matafuego.
A ver.
Puede ser este.
Matafuego, señor.
¿Usted quién es?
¿Usted no es el de los alfajores?
No, señor.
Soy el principal...
Benítez.
¿Usted sabe que está prohibido
transitar con el torso desnudo?
¿Con el qué?
Con el torso, señor.
No se puede circular
con el torso desnudo
ni con el matafuego vencido.
Mire, discúlpeme,
no me di cuenta,
no me acordé
ni que tenía
el torso vencido
ni el matafuego desnudo.
No, señor.
¿Usted tiene la omblea?
Sí, ¿a dónde la puse?
No, señor.
Estuvimos comiendo antes.
Sí.
Lo que tengo, si quiere, si gusta,
es un tostado.
No, señor, por favor.
Andamos patrullando la zona
porque aquí hay un ladrón
de ruedas de auto.
Ah, mire si me voy a poner
a robar ruedas de auto,
así con el matafuego,
con el torso desnudo, digo.
Buscamos a la banda de Estepanía,
así se hace llamar,
que parece que seduce a giles
que andan sueltos.
Jorge, me tengo que ir,
me esperan en casa.
Pero, ¿te vas a ir así
con el torso desnudo?
Sí, mientras vos conversás
con el agente de tránsito,
me tengo que ir.
Chao.
Chao.
¿Quién era la señorita?
Mi novia.
¿Su novia?
Sí, mi novia.
Sí, me dejó.
Sí, sí.
Pero usted tiene la culpa principal.
Usted, y usted también.
Sí, pero...
Es verdad,
pero usted estaba cometiendo
una infracción,
y aparte le digo más.
Si cada vez que cometo una infracción
me va a dejar mi novia.
En realidad tengo menos multas
que abandono.
Encima no se dio cuenta
de lo que había abandonado.
Mire el cartel lo que dice ahí.
¿Qué dice?
Biblioteca Nacional.
Sí, fui a sacar un libro.
Está prohibido estacionar aquí
y además faltó una constitución
nacional en la biblioteca.
De modo que lo vamos a detener.
Me entrego.
Usted tiene derecho
a permanecer callado
y cualquier palabra que pronuncie
será utilizada en su contra.
Wow, qué derecho que tenemos.
Así que, cabo.
Sí, tengo acá las esposas.
Así que...
¿Mi esposa?
No.
Las esposas.
Tengo una sola.
La otra es mi novia, Estepania.
¿Estepania?
¿Se llamaba Estepania?
¿La que se fue?
¡Estepania!
Estuvo frente a nuestras narices
la principal criminal.
Sí, que lo diga usted.
La criminal más buscada
en el condado.
¿En el costado?
En el condado.
Imbécil.
No, a usted le digo, al otro.
Al cabo, Olmos, le digo.
Imbécil.
Tuvimos 20 años buscándola.
¿Cómo no se dio cuenta?
Si usted fue el encargado
de hacer el identi...
Es que estaba oscuro.
Yo no miré a la señorita, miraba al señor.
Si no ve nada con esos anteojos
no sé cómo pasó el psicofísico.
Pensar que pude haber sido víctima
de Estepania.
Ella roba ruedas de autos.
El otro día me faltaron cuatro.
¿No había un cómplice
que vendía alfajores merodeando?
Ella no me dijo que era un cómplice.
¿Pero cómo le va a decir?
¡Imbécil!
Le están diciendo a usted.
No, a mí, ahora no.
A ustedes, cariño.
Pausa.
Señoras y señores,
este es el mejor momento
para dar comienzo
al siguiente segmento.
100 temas de conversación interesantes
para hablar con quien quieras.
¿100 temas?
No tengo tantas conversaciones.
100, aquí se los damos.
¿100 temas?
¿Te gustaría iniciar
una conversación con alguien
pero sientes temor
de que no te pueda llegar?
Sí.
Pero sientes temor
de que se te agoten los temas
y se acabaron tus problemas, macho.
Bueno, a ver.
Aquí tenemos un montón.
Veamos cuáles son
estos temas interesantes.
Primer tema, hobbies.
¿Cuál es su hobby?
Pero eso...
No cuál es su viejo,
el pelado aquel.
Porque cuando descubres
los hobbies de una persona,
se te acuerdan.
Y bueno, ya sea en deporte,
fotografía, literatura.
Yo siempre crié peces.
Claro.
Es su hobby de toda la vida.
Filatella.
Filatelia.
Eso es de las estampillas.
Así puede comenzar una conversación.
¿Qué haces en tu tiempo libre?
Es una pregunta abierta.
Puedes decir,
¿tocas algún instrumento?
Sí, la trompeta.
¿O alguna forma de arte?
Sí, dibujo bastante bien.
¿Te interesan los subtítulos de carrera?
Pero qué rápido.
No podemos contestar ninguna.
Porque son 100 temas.
No tenemos toda la noche
para seguir hablando.
Una conversación la tiene que desarrollar.
Vio que la conversación
es como una germinación.
Ajá.
Mi hobby es justamente la germinación.
Hago germinar poroto con un secante.
Usted planta un tema
que serviría la semilla
y lo va regando con una actitud.
Sí, señor.
La actitud.
La actitud hace crecer a esa semilla
que es el tema que usted...
¿Y sale qué?
Un árbol.
Bueno, primero un brote.
No me interesa esta conversación, señor.
Y así surge una amistad, una relación.
Bueno, hablemos de otra cosa.
Trabajo, estudios.
Este es un tópico
que podría generar debate.
Hay quienes consideran
que no deberían hablar de trabajo.
¿Por qué no?
Y lo que pasa es que abre una ventana
demasiado grande.
Claro, puede ser.
O por ahí usted trabaja
en cosas confidenciales.
Buenas tardes.
Soy empleado de gobierno
en los Estados Unidos.
Estoy trabajando en un proyecto
de la bomba atómica.
¿Usted está de acuerdo o en contra
de la bomba atómica?
Ojo, esto que queda entre usted y yo,
no sé.
Ah, bueno.
Igual yo estaba escuchando también aquí
porque estoy presente
y estaba escuchando la conversación.
¿Quién es usted?
¿Usted estaba sentado en la mesa de al lado?
Sí, pero saqué un tema de conversación
porque vi que estaban...
¿Tiene cásparas sobre todo usted?
No, no, es que soy espía ruso.
Ah, qué bien, justo.
A ustedes les interesaría mucho
saber cómo estamos desarrollando
esta bomba.
Es una bomba que usted la tira
sobre una ciudad y la revienta toda.
Bueno, pero ¿cómo la tira?
¿Desde un avión?
Desde un avión.
Lo puede tirar desde un avión
y la puede poner ahí mismo.
Pero es difícil.
Usted se tiene que meter
tras las líneas enemigas
para poner una bomba ahí.
Bueno, pero nosotros somos espías.
Y es cierto que puede tener
también uso pacífico.
¿Y cómo tiene uso pacífico una bomba?
Efectuación.
Ah, bueno, sí, eso puede ser.
Me interesa muchísimo el tema que están hablando.
¿Usted quién es a todo esto?
Porque nosotros somos espías,
yo soy ruso, el señor de los Estados Unidos.
Yo voy a dejar mi tarjeta.
Gracias, tome la mía.
Sí, ahí está.
Ahora nos llevamos bien nosotros.
Sí, claro.
Yo soy espía del gobierno argentino.
Supongo que tarjeta no tendrá, ¿no?
Bueno, mire, le damos la nuestra igual.
Sírvase, sírvase.
Estoy trabajando todos los temas de inteligencia.
Bueno, el café lo pagamos nosotros igual.
Bueno, mire, acá tengo la receta
de cómo se hace la bomba atómica.
Ah, pero la tiene la fórmula.
Sí, ya está la fórmula.
Usted le pone un poco de uranio,
un poco de agua pesada.
¿Conoce el agua pesada?
Sí, que es el agua que hace...
Son dos kilos por litro.
No, bueno.
Por favor.
Si no vamos a hablar con seriedad de los temas,
¿somos espías o qué somos?
Justamente la semana pasada tuvimos un episodio
que nos llamaron que había un paquete sospechoso.
Sí.
Una denuncia de bomba.
Hicimos explotar, había un pollo adentro del bolso.
Ah, bueno, son cosas que pasan.
A veces puede ocurrir.
A nosotros nos pasaba hace 100 años.
Bueno, nosotros...
¿Qué tal, cómo estás?
Nosotros, para engañar a los espías rivales,
ponemos pollos.
Ponemos pollos en las estaciones,
en los lugares estratégicos de nuestros enemigos.
Bueno, pero cuidado,
porque eso puede generar un conflicto,
inclusive sanitario.
Se enojó Stalin.
Stalin no está más.
¿Lo sacaron?
Sí, lo sacamos, sí.
Ahora está Putin.
Mira vos.
Bueno, no sentí nombrar,
porque yo estoy con esto de la invención
y no me hablen de nada.
Bueno, no, bueno.
No me hablen de nada.
Sí, lo noto que está enfrascado.
Me enfrascan a mí.
A todos nosotros nos enfrascan.
Les comento que
fue excelente
la cumbre del G-20.
Sí, la verdad es...
Muy buena, organizada por nosotros.
Me contaron.
Estuvo Putin.
Churchill, Roosevelt y Stalin.
No, no, no.
¿Cómo es que en el pasado estoy trabajando
en la bomba más potente
que se haya hecho jamás?
Sí, pero eso ya está.
La bomba atómica, señor.
Ya la tiraron y todo, señor.
¿Cómo ya la tiraron?
¿Y yo qué soy?
Hicieron un desastre.
No me dijeron nada.
Su presidente vino con la bestia.
¿Con qué?
Con la bestia.
Vino con el auto ese poderoso que tiene.
Ah.
Vino para engañar
con un falso donatrano.
Entonces, de estudios, ya de trabajo
no podemos hablar.
Volvemos al tema.
De estudios.
Otro.
¿Cuál es tu materia favorita en el estudio?
¿Cuál es la que menos disfrutas?
Eso es genial.
A mí nunca me gustó la matemática.
Eso, para hablar con la mujer, 20 años.
Bueno, no, 20 años no sé.
Te levantás a la mañana y te preguntás
¿Cuál era tu materia favorita
en la matemática?
A mí geografía me gustaba.
Y ese es un tema.
A mí siempre me gusta hablar de eso.
Tanto que ya me olvidé
cuál verdaderamente era mi materia favorita.
Ah, ¿pero qué?
¿La inventas?
La invento.
¿Te llevas bien con tus compañeros de trabajo?
Bueno, de eso podemos hablar un rato.
¿Amas tu trabajo o lo haces por los beneficios?
No me gusta el tema del trabajo.
Viajes.
Ni me gusta ni lo hago por los beneficios.
Viajar.
No, ¿sabe lo que tiene que decir usted?
A Villa María, por ejemplo.
Bueno, pero usted tiene que tener siempre
algo de sus sueños.
Que puede ser el viaje de mis sueños.
Ah, el viaje de mis sueños.
Y entonces ahí dice algo exótico.
Indonesia. Mi viaje de los sueños es Indonesia.
¿El suyo cuál es?
Villa María. ¿Cuántas veces se me ocurre eso?
Ah, pero Villa María, bueno,
eso no es un sueño.
Es bastante accesible ir a Villa María.
Para usted será accesible.
Es más accesible ir a Villa María
que ir a Indonesia.
¿Y qué? ¿Estamos jugando a ver
quién es menos accesible?
No, no, no estamos jugando a eso.
Bueno, también podés hablar
de lugares que viste en el cine.
Yo vi mucho Indonesia en el cine.
¿Sí?
Mucho mar.
Bueno, sí.
Y muchas islas.
Incluso yo vi la película también.
Hay un mercado que venden pescado.
Todo es mercado.
Yo no se las pruebo.
Bueno, pero es la cultura.
Un cangrejo es un lujo.
No, sí, señor.
Allá la gente, los pibes,
se comen un cangrejo
así en la calle medio crudo.
Y yo no lo agarro.
A ver si en una de esas justo que me lo voy a comer
me agarra con la pinza.
Bueno, señor.
Allá en Indonesia se depilan con cangrejos.
¿Cómo se van a depilar con cangrejos?
No se depilan.
Hay poca tecnología.
No hay tecnología en los indonesios.
Olvídese.
Yo soy fanático de Mao.
Bueno, pero eso no es en Indonesia.
No.
La Indonesia de Mao.
Yo también.
Chao, hasta luego.
Chao, chao.
Yo era del Partido Comunista,
pero de Mao.
Yo soy de Mao.
Usted es maoísta.
Usted admira a la China.
¿Qué?
Chao Mao, chao Mao.
Todo lo que hizo está bien.
La revolución cultural.
Sí.
Bueno, sí, señor.
Todo lo que es burgués y occidental,
lo quemamos.
Lo tiramos y chao.
La revolución permanente, dirá usted.
No, esa es otra cosa.
Esta es la revolución cultural.
Él dijo,
nos estamos hamburguesando
el que tiene disco de Vin Crosby
lo tiene que tirar.
Porque allá es así.
Allá es así.
Estaba la foto de Mao en todas partes.
Bueno, sí.
No sé si es de Mao.
Sí, es de Mao.
Porque además tenía el cuellito Mao,
además de la cara de Mao,
tenía el cuello Mao.
Bueno, ¿qué otra cosa?
De viaje se puede hablar también,
pero sigamos.
¿Qué países o ciudades
has visitado?
¿Qué has tenido
visitando otro país?
Bueno, ¿qué choque cultural?
La comida, por ejemplo.
La comida, sí, sí.
Por ejemplo, cuando
vamos naturalmente a Uruguay.
Sí.
Pero ahí no hay choque cultural, señor.
Hay comida distinta.
¿Pero qué comida distinta, me va a decir?
Acá, a los sándwiches les llamamos refuerzo.
Bueno, sí.
Para mí fue un choque cultural.
¿Cómo le va a decir refuerzo a los sándwiches?
Le decimos refuerzo.
Un montón de comidas canadienses tienen,
la influencia de Canadá,
que nosotros no tenemos.
Pero eso no es un choque cultural.
Choque cultural es ir, por ejemplo,
a la República Checa
y que un señor venga
y le dé un beso en la boca.
Ah, no me diga.
Pero eso no es un choque cultural,
eso es un firulo, señor.
No, señor, ¿qué firulo?
Y eso usted, ¿cómo lo interpreta?
¿Cómo lo interpreto?
Sí.
¿A veces se vio entre mafiosos?
Sí.
Se acostumbra a dar un beso.
La vendetta, si a usted le dan un beso en la boca,
lo matan.
Sí, claro.
Acá también, si viene un tipo y le da un beso en la boca,
lo mato.
No, señor.
Ese significa que, chao.
Bueno, en otra época,
por ejemplo,
Hans Staden vino al Brasil
y se encontró con los Tupinamba
y lo metieron en una olla
y se lo querían lastrar.
Eso es un choque cultural.
Bueno, eso sí.
Es con la comida,
pero es un problema con la comida de ellos.
Claro.
En este caso era yo, dijo Hans Staden.
Es lo mismo.
Es malo ir y decir, acá ¿qué comen?
A usted, por ejemplo.
Eso fue en el Amazonas.
No, en la costa del Brasil.
Bueno,
¿cuál lugar del mundo
para vivir?
Ah, sí.
¿Para vivir por qué?
Ah, no, para vivir.
¿Por qué?
Ah, ¿por qué?
Bueno, pero hay que pensar el lugar.
A mí me gusta muchísimo Uruguay.
Bueno, ¿qué ciudad?
Todo Uruguay.
Bueno, pero tiene que definir una ciudad.
Canelones.
Bueno, Canelones.
El señor quiere vivir su sueño en Canelones.
Ah, qué rico.
Bueno, entonces voy a bailar por ahí.
Así saco una mía y una que yo.
Y enseguida le digo al oído,
mi sueño es vivir en Canelones.
Por favor, señor.
Corrase de acá.
Después,
¿cuál es tu película
o serie
preferida?
Claro.
¿Qué película?
Se dice ahora, ¿qué estás mirando?
No, no estoy mirando.
¿Qué estás mirando?
No, señor.
¿Qué me estás mirando?
¿Qué serie estás mirando?
Ninguna.
¿Qué me podés decir?
A mí me gusta más,
¿qué película o serie
consideras tu placer culposo?
¿Cómo placer culposo?
Son series condicionadas.
Qué películas.
X.
¿Cómo se llaman?
Quizás veo que existe una cosa
que ahora se llama consumo irónico.
No, no, pero para ver hasta dónde llega.
Claro.
Y hace un consumo irónico, por ejemplo,
de películas de Navidad,
ahora que estamos con la Navidad.
Y entonces hay programaciones que tienen
un continuado.
Esto para mí tiene que ser algo relacionado
con las películas
pornográficas.
¿Pornográficas?
Y por culposo.
Placer culposo.
Mirá, llegaste justo,
estabas viendo
una película pornográfica.
Mirá.
¿Esta?
¿Qué es eso?
Mandela.
No, eso es un documental.
Es el documental de Nelson Mandela,
eso no.
¿Mandela es?
Sí, se llama así.
Pero eso no es un tema de conversación.
Para mí sí.
No, no se refiere a eso.
Yo me adquiro las mejores películas pornográficas.
No, no se refiere a eso.
¿Cuál fue el último libro que le diste?
Claro.
El horóscopo de las predicciones 2019.
Yo el último que le diste fue
el horóscopo de 1978.
Pero está trazado eso.
De Orangel.
¿Y quién ganaba el mundial
según las predicciones?
Brasil.
¿Cuál fue el último concierto
al que fuiste?
Muy bueno, muy bueno.
Yo lo he leído varias veces.
Bueno, las predicciones para 1978
Pero tantas veces.
La leí varias veces.
No se lee muchas veces una predicción.
Yo sí, porque no lo interpreté al principio.
¿Usted de qué signo es?
No, no lo sabría decir.
¿Qué está leyendo?
¿Qué predicciones va a leer?
Para el mundo.
En general.
Cuidado con el mundo.
En el año 1978
se va a morir alguien.
Bueno, en la presa o cualquiera.
No hay ninguna predicción en todos los años.
¿Cuál fue el último restaurante que visitaste?
Bavieca, acabo de salir.
Bueno, pero usted queda bien
si dice algún restaurante
muy exclusivo o exótico,
de comida exótica.
Exótica es fea, que no se puede comer.
Bueno, no sé.
Cultural de Finur.
¿No?
Si no parece muy...
¿Dónde queda?
El Mote Grande, cerca de su casa.
A la vuelta de su casa.
El Popular Milano.
No, ahora se usa...
El restaurante exclusivo de ahora
es el que uno tiene que tocar timbre.
Sí, es verdad.
Reserva mesa.
Y tiene que decir una contraseña.
Y queda lejos, en un pasillo.
¿Vio que el presidente de Canadá
cuando vino acá, Trudeau,
ahí en la calle de Niceto Vega,
tocó timbre
y le pidieron la contraseña.
Lo hicieron esperar.
Le dijeron que no, que no hay lugar.
Tiene que ir, es todo un pasillo al fondo
y parece que arriba lo atienden.
Se juntan unos muebles de distintas cosas
y le dan pedazos de comida.
No es todo un plato.
Se sobraron...
Le dan pedazos.
Del restaurante Regina, que es una parrilla.
No, y se llaman los tips
que usted va degustando.
Es un tema de conversación.
Le dicen, yo como lugares así,
casi secretos.
Bueno.
Y le dan estos tips.
Y usted come lo que hay.
Coma lo que le dan.
Pasa un mozo y...
No hay mozo, no hay mozo.
¿Y quién te atiende?
Es directamente el cocinero.
Es súper exclusivo.
¿Vas juntando los pedazos de la basura?
No juntas de la basura.
Pregunta...
Sigamos los temas de conversación.
Sí, por favor.
Pregunta si sigue alguna dieta específica
o si le gusta algún plan tradicional de algo.
De algún país.
¿Un plan tradicional?
Ah, no, un plato tradicional.
Ah, un plato.
La comida típica.
¿Dónde creciste?
¿Tenés hermanos?
¿Tenés hermanas?
Hermana no tengo.
¿Qué querías hacer cuando crecieras?
¿Cuál fue tu primer trabajo?
¿Cuántos temas?
No, la verdad que sí, los temas son...
Parece mentira que hay tantas preguntas para hacer.
Hay muchísimo para hablar porque el idioma está hecho para hablar.
Ropa, accesorios.
¿Qué canchoncillo usás?
¿Apretado o flojo?
Claro, todas las preferencias.
¿Vos sos más de montaña o de playa?
No sé.
Ah, yo soy el loco de la montaña.
A mí no me saqué de la montaña.
Ah, qué bien.
A mí dame montaña, montaña y montaña.
El hombre montaña.
Te debe gustar muchísimo Córdoba.
El loco de la montaña, sí, sí.
Todo lo que tiene montaña.
Te debe gustar Tandil también.
Sí, también.
Y no mucho.
Menos que Mendoza.
Menos que Mendoza, claro.
¿A usted cómo le gustan de alta las montañas?
Bueno, pero porque se apuna.
No me apuno, me mareo.
Muy alto me mareo.
A mí dame una montaña mil metros máximo.
Bueno, le recomiendo en ese caso Balcarce.
Tiene unas montañas espectaculares.
Pero no sé si llega a mil metros.
Me parece que no, no llega.
Así que ¿qué está recomendando usted?
¿Usted recomienda todo por acá?
Mil metros, montaña mil metros.
Le recomiendo en ese caso Sierra de la Ventana.
Bueno, creo que tiene gusto.
Unas montañas espectaculares.
Bueno, mira a las personas a tu alrededor
y habla sobre ellas.
Mirá a ese pelado.
No, eso no.
Claro, es un tema de conversación, señor.
¿Planes futuros?
¿Qué planes tiene para tu futuro?
Relaciones humanas.
Pregunta sobre sus amistades.
¿De quién sos amigo?
Pídele que hable sobre su familia.
¿Cuál fue la mayor travesura cuando eras niño?
Ah, sí.
Tocaba el timbre en las casas.
¿Tocaba el timbre en las casas?
Bueno, yo tocaba el timbre en todas las casas.
Claro, ya eras músico, ¿no?
Bueno, así fue como se me fue acostumbrando
el oído a la música.
Por los timbres, ¿no?
¿Tú tienes oído absoluto
o algunas cosas las oyes y otras no?
No, tengo oído parcial, en general.
Ah, qué bien, qué bien.
Oído parcial, sí.
Hay un oído que no escucho.
¿Qué oído escuchas?
Oído parcial.
Oído parcial.
Oído parcial, o no oigo.
Pero no saben cuál de los dos.
Pero eso es fácil de descubrir.
Sí, es fácil.
Y con audiometría eso se hace muy fácil.
¿Una qué?
Audiometría.
A mí me gustaba de chicos ir a ver
los distintos tipos de pájaros
en los árboles.
El avistamiento de aves.
Y ahí descubrí un montón de especies.
Que la Argentina es sorprendente
porque todo el mundo cree
que son tres o cuatro especies,
y ahora bueno hay que decir, tenemos que decirlo nosotros, ah no yo era el
conductor del programa, lo que hay que decir es que en la Argentina hay muchas
especies que se están extinguiendo y no hacemos nada, al contrario, bueno
antiguamente había el gorrión, todo el mundo decía mirá un gorrión, mirá cómo
canta el gorrión, sí y ahora que no hay, sigue habiendo gorrión, bueno y entonces de qué está
antiguamente había, usted que habla del presidente Mao, hablábamos recién,
bueno Mao tuvo una idea que es matar a todos los pájaros de China, porque decía
que se comían los granos y era verdad, él decía con 10 granos que se
coma cada pájaro, con tantos pájaros que hay
solucionamos el problema de la alimentación de la China y mató a todos
los pájaros, y lo solucionó, al pueblo lo adoctrinó y le daba premio por cuántos
pájaros mataba y era la gente con un montón de pájaros colgando ahí, que se yo, meta
matar pájaros mató a todos, no quedó ni uno y al año siguiente la cosecha se la
comieron las orugas, porque los pájaros comían gusanitos, no había más pájaros,
chau, vinieron todos los gusanos y se comieron todos, y si señor, para eso le pasa por tocar el ecosistema, se hubieran
comido los pájaros en vez de los granos, se hubieran alimentado con los
pájaros que había matado, no, un pájaro es muy mal alimento señor, bueno depende de
qué pájaro, muy poca carne, no muy poca carne para alimentar una persona, y cuánta
carne tiene un choclo, como 30 o 40 gorriones, un guiso de gorriones, bueno da
fenómeno todo, son muchos temas de conversación, es inagotable la conversación,
prácticamente cuando hay onda, cuando hay feeling, si no hay onda por más conversación que
tenga no va a ningún lado, bueno es verdad señor, usted lo dijo sabias pa' hacer, otra cosa,
una última pregunta, el baño, dónde está, pero qué le pasa con eso, qué tiene que ver,
es una conversación o no es una conversación, la puede tener con cualquiera prácticamente,
pero acá no me interesa si tienen onda o no, quiero saber dónde está el baño, pero está bien,
a mí me ofende su pregunta, a mí me ofende, estamos hablando de temas más profundos,
más inspiradores, y el señor viene a preguntar algo así, la verdad no sé para qué vine y para
qué estoy hablando, siento que cada una de las palabras la hizo un bollo y la tiró a un cesto
de papeles, así me siento yo, pero díganme dónde está el baño por lo menos, no tengo ganas de hablar,
no tengo ganas de hablar, no tengo ganas de hablar, y para finalizar dos palabras bastan, gracias.
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