Exclusivas de La Gaceta
Carlos DuguechAnalista internacionalNo es “El Israel de Netanyahu” sino “El Netanyahu de Israel”. El nivel que alcanzaron las aguas del escenario sangriento y espantoso en Gaza tiene responsables con identificación, sin margen alguno de error. El proceder de Netanyahu excede su propia condición de judío, esa identificación en todo tiempo apegada a la tradición y naturaleza del judaísmo. Esa condición de estar por ello mismo ligada a normas morales y de convivencia se da de frente con el discurso y accionar del primer ministro. Ya en estas columnas lo expresamos -con no forzada sorpresa- sosteniendo que era muy probable que en cualquier otro país del mundo lo sucedido el 7 de octubre de 2023 hubiera motorizado la renuncia o la caída de la máxima autoridad. Que Netanyahu no sólo siga en la cúspide del poder israelí sino que asuma, dictatorialmente, el diseño y las responsabilidades de los ataques impiadosos a la población civil de Gaza, ya es muestra de su pretensión de liderazgo absoluto. Aunque sobrelleva una acción judicial en su contra por “fraude y abuso de confianza”, en espera. Se lo ve ordenando destruir -como un terremoto- edificios, incluyendo hospitales y escuelas y ordenando disparar a mansalva en centros de refugiados. Y, además, empujando a sus poblaciones a idas y vueltas como ganado. Era de comprender la sorpresa monumental con la que el primer ministro israelí recibió información sobre el impiadoso y violento ataque de los activistas de Hamas en el sur de Israel ese fatídico 7 de octubre.Netanyahu, no IsraelEs natural que se hable de guerra “entre Israel y los activistas de Hamas”. Y que el sitial más prominente sea el que ocupa en el vertiginoso desarrollo de los acontecimientos violentos de cada día el primer ministro de Israel,. Sin embargo, cada vez con menos consenso en su propio país. Por muchas otras decisiones de su gobierno y ahora, como una eclosión de indignados ciudadanos, por su gestión en la “guerra” contra Hamas. Y cómo trata el asunto de los rehenes. Llegó a decir a los familiares, que se sintieron abandonados, que “no a cualquier precio” propondría el rescate.Trump y Netanyahu presentaron el plan de paz para GazaVienen, desde hace unos años, distanciamientos entre sectores israelíes y el primer ministro. No deja de ser un aspecto a tener presente aquello de que es quien más tiempo ha ocupado el sitial del poder ejecutivo en Israel. Sirve recordar: por la gestión de Netanhayu y por sus intentos de reforma judicial, entre otros, se dio un hecho de singulares perfiles que sorprendió al mundo y del que esta columna se ocupó, en su tiempo. En abril de 2023 un conjunto numeroso del personal de la embajada de Israel en Londres renunció a sus puestos. En su comunicado hecho público expresaban: “Lamentablemente, bajo este gobierno el personal de la embajada ya no es parte de un esfuerzo por decir verdades difíciles en nombre de una democracia liberal, sino parte de un esfuerzo por encubrir el primer gobierno de Israel con intenciones explícitamente antidemocráticas. Los roles que solíamos empeñar, por lo tanto, ya no son creíbles, no se puede advertir de manera creíble sobre los peligros del extremismo cuando el ministro de finanzas de Israel responde a la violencia de una turba asesina contra la aldea de Huwara (Cisjordania) llamando a la limpieza étnica de esa aldea por parte de la FDI (Fuerzas de defensa de Israel).SignificantesNotoriamente, en estas semanas, una densa “reacción en cadena” desde muy diferentes orígenes geográficos mundiales se ha dado cita con una espontaneidad que dio pábulo a la instalación de un cuestionamiento poderoso contra la determinación belicista -a todo o nada- del gobierno de Israel (mejor decir “el gobierno de Netanyahu”) sobre la Franja de Gaza. Sobre su población –niños y mujeres. Y hombres no combatientes. Y con ciudades y poblados arrasados, incluidas infraestructuras de servicios públicos y entre ellos los hospitalarios. Y hasta en los campamentos de refugiados, ataques. En las semanas se generalizaron conceptos que adquieren protagonismo y renovadas fortalezas en los significantes asociados a sionismo, semitismo y judeofobia. Hay que re conocer que el riesgo de una estampida antiisraelí se nutre del libreto público de Netanyahu, asumido en “defensor de un Israel ferozmente atacado”. Por un descuido de su sistema de inteligencia y seguridad que, conociendo los proyectos de ataque del Hamas desde un año antes del 7 de octubre de 2023, despreció los datos.(El New York Times, el 1° de diciembre de 2023 titula: “Israel sabía de los planes de Hamas desde hace más de un año”. Para ello revisó minuciosamente la documentación del plan de Hamas .Ya lo señalamos aquí mismo: si en cualquier otro país hubiera sucedido lo de Israel en ese octubre de 2023, su máxima autoridad renunciaría inmediatamente o lo someterían a presión para que lo haga.Ahora, todo distinto. Por la impresionante reacción desde distintos sectores del ámbito internacional (Incluidas la “Flotilla de la Libertad” interceptada en alta mar por Israel y la nueve que se encamina a Gaza). Y por la Asamblea General de ONU muy ligada a la fórmula “de los dos estados” y los reconocimientos últimos al “Estado Palestino” por el Reino Unido, Portugal, Belgica, Polonia España, Francia. Canadá, Colombia, México, Australia. Esto revela un novedoso panorama que, aparentemente, contribuirá a un mejor clima en la relación palestino-israelí.En la previa de su encuento con Netanyahu, Donald Trump aseguró que hay una "oportunidad real" para terminar la guerra en GazaTodo, hasta aquí, una consecuencia directa de la estrategia absolutista de Netanyahu, que hizo pie en el ámbito diseñado y ejecutado por Trump, el más previsible de los presidentes imprevisibles de EE.UU. La reacción mundial podrá leerse, afortunadamente, como anti-Netanyahu y no como anti-israelí. Mejor así, sin dudas. Preocupa a este columnista una escalada “irracional” que instale esa desmesura que invisibiliza las fronteras de la diplomacia e instala puestos de combate. Desafortunadamente ya se sembraron demasiadas semillas.Blair, do you remember?¡Sí, cómo no! El del triángulo de las Azores cuando con Bush (h) y Aznar lanzaron un ultimátum a Saddam Husein (al mejor estilo Truman a Japón (1945), esperando el “no” para poder arrojar las bombas atómicas). El trío de criminales de guerra esperaba el “no” para invadir Irak. Todo el mundo sabe, y el trío lo reconoció tarde, que era una mentira aquello de que Hussein peseía armas de destrucción masiva. Lo de “criminales de guerra” no es antojadizo. Se basa en hechos reales y comprobaciones a cielo abierto.Ahora que hemos soplado aire fresco sobre el protagonismo de Tony Blair en la guerra contra un país soberano es necesario puntualizar que el señor Trump, para el período de “transición política en Gaza”, eligió un criminal de guerra, nada menos. Lo repugnante es que el presidente de EE.UU. se arrogue competencias en asuntos que no le conciernen ni le habilitan. Aunque Trump, mirándose al espejo se solace con la imagen de rey del Universo que le devuelve el borgeano cristal.Que alguien se atrevaCuando el 24 de este mes, en coincidencia con los 80 años de vigencia de la Carta de Naciones Unidas, sería beneficioso para la Humanidad que un grupo compacto de países suscriban reformar la Carta para que el veto deje de ser la piedra con la que tropiezan las mejores intenciones y propuestas de la Asamblea General, verdadero espacio democrático donde cada uno de los 193 miembros tiene un voto. Un saludable y auspicioso “regalo de cumpleaños”.