Diccionario sonoro que recoge los nombres, historias y lugares protagonistas de la emocionante aventura que representa la música contemporánea desde su creación a la actualidad. Más información: march.es/contemporanea
12. Poesía Sonora
Poesía sonora: Es aquella poesía en la que, más allá de utilizar la palabra como mero vehículo del significado, la composición del poema o el texto se estructuran en sonidos que requieren una realización acústica.
Crucial en el desarrollo del arte sonoro –disciplina de la suele formar parte–, la poesía sonora incorpora elementos como el ritmo, la intensidad o el tono. Aunque puede acogerse a la forma escrita convencional, difiere de esta en que, a menudo, ese texto legible carece de significado, pues puede regirse por estrategias fonéticas heterodoxas. De ahí que, con frecuencia, su formato natural sea el performático, o bien el registro, primero, en cintas magnetofónicas y, con el paso del tiempo, en medios digitales o en línea.
La salida del poema de la página impresa –que empieza a verse en los primeros años del siglo XX– brinda un mundo de posibilidades nuevas. ¿Qué es un poema? Las vanguardias artísticas tienen muchas respuestas a esa pregunta.
El futurismo de Marinetti apuesta por la ausencia de la métrica y los signos de puntuación reemplazándolos por signos algebraicos y musicales. Breton y el surrealismo exploran la escritura automática y conexiones temáticas que cambian la idea de lo que significa la construcción del sentido poético. El dadaísmo procura la espontaneidad y el caos frente a la rigidez; Tzara y sus amigos, sentados en un café, sacan palabras de un sombrero e inauguran la poesía aleatoria. Kurt Schwitters, creador del movimiento MERZ, desarrolla de forma definitiva la poesía fonética, aceptando cualquier sonido como parte posible de un poema. Todos ellos desvisten la poesía de su proverbial solemnidad.
El término 'poesía sonora' hay que atribuírselo al francés Henri Chopin, de quien estamos escuchando 'Fresques de’l Impalpable Voix'. Es el editor de la revista 'Cinquième Saison', a partir de 1958, y, desde 1964, de OU, la primera revista-disco donde las obras sonoras se publican en vinilo.
El poeta y narrador estadounidense William Burroughs escribe en esta publicación que “las demarcaciones que separan la música de la poesía son enteramente arbitrarias”, y que “la poesía sonora se concibe exactamente con el fin de destruir esas categorías, de liberar a la poesía de la página impresa”.
Burroughs desarrolla las posibilidades sónicas de sus 'cut ups', textos escritos o grabados, cortados y sometidos a una nueva lectura aleatoria. Bryon Gysin está a su lado en aquello. Y Allen Ginsberg, figura visible de la poesía beatnik. Muy cercano a todos ellos es John Giorno, quien dice: “Creo que es labor del poeta inventar nuevos espacios de contacto con la audiencia”. Entonces activa sus famosos Giorno Poetry Systems, plataforma poética que llega a los 40 títulos desde el primero de ellos, de 1968, un experimento llamado “Dial a poem” que registra por vía telefónica. Entre sus participantes están Andy Warhol, Roy Lichtenstein, Merce Cunningham y John Cage.
En Estados Unidos, la comunidad afroamericana incorpora a esta visión beat su propia rítmica y el reflejo de sus tensiones sociales, raciales y políticas. Abiodun Oyewole, uno de los tres jóvenes poetas que se encuentran en Harlem en 1968 para celebrar el cumpleaños de Malcolm X y se juntan bajo el nombre de The Last Poets, dice: “Nuestro estilo se basa en la idea de desnudar el lenguaje de todo artificio. Queremos encadenar metáforas y sonidos en un viaje que te intoxique y transporte a territorios peligrosos”. De ahí se van a nutrir poetas como Gil Scott-Heron, Linton Kwesi Johnson o Mutabaruka, reivindicativos en sus composiciones y afectos a la experimentación sonora del dub, modo de manipulación de las pistas instrumentales creada en los sound systems de las calles de Jamaica.
Todavía en América, pero en otro ámbito, John Cage mezcla a la manera dadaísta sonidos, ruidos y voces. En los años 70, sorprende con la escritura de sus ‘mesostics’, piezas concebidas para ser presentadas en directo con la voz humana como único instrumento. El azar y la disolución de los imperativos sintácticos son clave en estas piezas. “Las relaciones entre sujeto, verbo y predicado”, dice. “Para elevar la temperatura del lenguaje tenemos que deshacernos de las estructuras que lo ordenan siguiendo las leyes racionales de nuestra cultura y dar a cada letra una atención especial. Entonces el verbo leer se transformará en cantar”.
En un contexto no poético, pero sí vocal, interesa recordar la interesante y recurrente presencia de la voz humana –ya sea en recitados como a través de samples– en la obra de tantos compositores de música contemporánea europea: Berio, Maderna, Nono, Schnebel, Zimmerman…
“La poesía no es el registro de un acontecimiento, es un acontecimiento”, dijo el poeta estadounidense Robert Lowell. Escuchamos entonces, como cierre de este episodio, uno de los poemas que el español Juan Eduardo Cirlot dedica a la doncella celta Bronwyn dentro de su ciclo permutatorio iniciado en 1954. De 1971 es esta obra fonetista, ‘Inger Permutaciones’, compuesta por las 120 que da el nombre Inger. El intérprete es el escritor Javier Maderuelo.