Diccionario sonoro que recoge los nombres, historias y lugares protagonistas de la emocionante aventura que representa la música contemporánea desde su creación a la actualidad. Más información: march.es/contemporanea
Luigi Nono
Luigi Nono, compositor y director de orquesta (Venecia, 29 de enero de 1924-Venecia, 8 de mayo de 1990).
Nace en el seno de una familia rica y con inclinaciones artísticas; su abuelo es el pintor de la escuela veneciana Luigi Nono. Comienza en 1941 sus estudios de composición con Gian Francesco Malipiero; con él se forma en el Conservatorio de su ciudad y se familiariza tanto con el madrigal renacentista como con el serialismo dodecafónico de Webern. Su aprendizaje más decisivo lo realiza con el director Hermann Scherchen. Amplias son sus capacidades: compagina su talento musical con el Derecho, carrera en la que se gradúa en Padua. Poco después de esto conoce en Roma a Luigi Dallapiccolla y a Bruno Maderna, y este último, que será un gran amigo, le anima a escribir.
Se afilia al Partido Comunista Italiano en 1952, compromiso que impregnará su obra y se identificará con “No hay caminos, hay que caminar”, un aforismo machadiano que años más tarde encontrará en el muro de un monasterio franciscano en Toledo, y que dará título a la obra que está sonando ahora mismo. Pero no nos anticipemos. A mediados de los 50 conoce a Nuria Schönberg, hija del compositor Arnold Schönberg; será su esposa y madre de sus dos hijas, Silva y Serena Bastiana. A propósito de la familia, su primera obra «oficial» es 'Variazioni canoniche sulla serie dell’op. 41 di Arnold Schönberg', pieza orquestal situada en la línea del rigor serialista post-weberniano.
Nono conoce a Edgar Varèse y Karlheinz Stockhausen en los Cursos de Verano de Darmstadt, donde compone, entre otras obras, el 'Epitafio para Federico García Lorca' –para voz recitante, cantantes y orquesta–. Poco a poco rechaza la aproximación analítica del serialismo. Su conferencia 'Presenza storica nella musica d’oggi' («Presencia histórica de la música de hoy»), impartida en Darmstadt en 1959, suscita una violenta controversia y provoca su ruptura con Stockhausen.
Nono centra su praxis compositiva en la ópera y la música electrónica; géneros en los que utiliza textos de marcado carácter político y poético (de Neruda, Pavese, Eluard y el mencionado Lorca, por ejemplo) en un gesto primordial que refleja su urgencia por comunicar más allá de la música. De ahí el uso de la voz humana. A este momento corresponde 'Incontri' (del 55), para 24 instrumentos. Y otra de sus grandes obras: 'Il canto sospeso' (1955-56), en la que recurre a una lectura de cartas de partisanos condenados a muerte en la lucha contra el fascismo, y emplea la sucesión de Fibonacci, y la serie de números primos como herramientas de distribución, contraste y revolución de los hechos musicales.
Fruto del compromiso político de Nono –que, en la década de los sesenta, comienza a impartir clases en Buenos Aires y es profesor de grandes compositoras como Jacqueline Nova y Mercè Capdevila i Gayà– es la creación de obras como 'La fabbrica iluminata', de 1964, para soprano, coro y cinta magnética. Esta sirve de denuncia de las malas condiciones de los obreros en las fábricas de aquellos tiempos. El veneciano sabe de lo que habla, pues visita la factoría ItalSider y registra ‘in situ’ los ruidos de las máquinas para utilizarlos en la pieza. "Debemos considerar a la clase obrera y campesina no solo como objeto”, dirá años más tarde, “también como sujeto en la creación cultural".
Tras unos 70 en que, coincidiendo con la crisis de las ideologías, Nono se repliega hacia su interioridad, al principio de los ochenta profundiza en el trabajo de Walter Benjamin. Sus reflexiones sirven de base para su composición de 1984 'Prometeo-tragedia dell’ascolto' [Tragedia de la escucha], crítica sobre el consumismo, en primera instancia. Teatro de la conciencia con un libreto firmado por el filósofo Massimo Cacciari. En la obra, otros pensadores y poetas como Rilke o Esquilo observan el mito de Prometeo.
Resulta crucial la distribución escénica y acústica que concibe Nono para esta ópera estrenada en la veneciana Iglesia de San Lorenzo. Es una configuración totalmente opuesta a la de la ópera tradicional. No utiliza un escenario, sino que la sala en su totalidad, convertida en un barco de madera –un gran Arca–, por obra y gracia del arquitecto Renzo Piano, asume una condición escénica. El público es rodeado por cinco voces solistas, siete solistas instrumentales, dos voces en estilo recitante, dos percusionistas, un coro de doce voces y cuatro grupos instrumentales de trece músicos cada uno, coordinados por dos directores musicales, además de un sistema envolvente de altavoces.
“El hombre y la ley, el hombre y su continua búsqueda de lo desconocido, el hombre y la redacción de leyes con sus transgresiones. Prometeo es el hombre en su eterna sed de nuevas tierras y nuevas fronteras” –Luigi Nono.
“Más allá de su contenido poético”, considera en 'Scherzo' el ensayista y crítico musical Stefano Russomanno, “las últimas obras de Nono nos invitan a despertar nuestros oídos, a abrirlos a múltiples posibilidades implícitas en los sonidos. Como en la laguna veneciana al amanecer, cuando la luz del sol empieza a iluminar el agua y los edificios, y todo se ofrece en una nebulosa de sensaciones, y no podemos distinguir lo que es color, lo que es sonido y lo que es materia”.
'Sofferte onde serene'… [Sufriendo olas serenas] es la obra que inicia el último período compositivo de Luigi Nono, que finaliza con la creación de 'No hay caminos, hay que caminar… Andrej Tarkowskij', obra que sonaba al principio de este episodio. He aquí la culminación de un proceso de investigación y experimentación del veneciano: la cinta magnética incorpora sonidos de piano a una pieza inspirada en las campanas que el compositor escucha desde su terraza en Giudecca, al sur de su Venecia natal.