El escritor Sergio del Molino conduce esta serie de conversaciones literarias en la Biblioteca del Patio de la Fundación Juan March. Nueve figuras de la escena cultural española —músicos, escritores, cineastas, modistas— escogen un libro de entre nuestras estanterías: aquel que les inició en la lectura, inspiró su vocación o definió su vínculo con la literatura. Desde Galdós hasta Tintín, pasando por Chesterton, Michael Ende o Jack Kerouac, los invitados de la Biblioteca del Patio se retratan como lectores a través de sus autores de cabecera.
'La Regenta', con Víctor Manuel
Sergio del Molino. Nuestro invitado de hoy es un personaje famosísimo que forma parte de la educación sentimental de millones de personas en todo el mundo y nació muy cerca de los escenarios donde sucede la novela de la que nos ha venido a hablar: 'La Regenta'. Es decir, nació cerca de Vetusta, cerca de Oviedo, pero en realidad nació muy, muy, muy lejos. Nació en Mieres, en un pueblo de las cuencas mineras que estaba a años luz de distancia social, de distancia económica y de distancia cultural. Sin embargo, leyendo 'La Regenta', Víctor Manuel, el gran Víctor Manuel, descubrió otra Asturias, descubrió la gran cultura asturiana, descubrió otro mundo. Para entonces, para el guaje que era entonces, a los 16 años, completamente inaccesible, pero del cual ha acabado siendo también un representante. Lo que va a suceder a continuación para mí es maravilloso, porque une al gran escritor asturiano con el gran bardo asturiano, con el gran cantor de Asturias, y nos va a presentar a un grandísimo lector como es Víctor Manuel en una conversación que yo creo que va a ser estupenda. Soy Sergio del Molino, estoy en la Fundación Juan March y esto es 'La Biblioteca del Patio'.
Sergio del Molino. Querido Víctor: te llamo Víctor a secas, pero bueno, Víctor Manuel, yo creo que a lo mejor mucha gente piensa que Manuel es tu apellido porque perteneces a ese estatus nobiliario, a tu pesar, porque tú no eres nada partidario de la nobleza, que en España se le conoce solo por el nombre y ya está.
Víctor Manuel. Sí, la verdad es que sí. Y Víctor Manuel fue una casualidad según me contó mi madre, porque cuando la partera me recogió, dijo: “¿Y este neno, cómo se va a llamar?” Dice: “Víctor, como el abuelo.” Dice: “Hombre, ponedle Víctor Manuel, como el rey de Italia.”
Sergio del Molino. Ah, mira, ¡oh! Qué bien. O sea, es un nombre monárquico, como sospechábamos.
Víctor Manuel. De ahí viene, de ese punto tan absurdo.
Sergio del Molino. Qué bien, 'Vittorio Emanuele'. Qué maravilla. Me encanta. Me encanta que de un nombre monárquico y verdiano también hayas salido un cantor del pueblo y republicano. Así que es un gusto de verdad, Víctor. Siempre es un gusto encontrarme contigo, es un placer. Y además, para hablar de tu faceta de lector, que eres un lector impresionante y que nos has traído un libro que a mí me ha sorprendido a medias que lo trajeras, porque yo esperaba algo asturiano de tu parte, pero esperaba algo más del tipo Pedro Garfias. Esperaba algo más minero, algo más de Mieres del Camino.
Víctor Manuel. Bueno, tampoco hay tanto de donde tirar.
Sergio del Molino. Hombre, hay mucha poesía.
Víctor Manuel. Sí, hay poesía. Bueno, podía traer a Ángel González. Fíjate, maravillado con Ángel siempre. Y después, en novela, Pérez de Ayala también tiene cosas estimables. Pero tampoco... se acaba muy pronto la cuenta.
Sergio del Molino. Pero 'La Regenta' vale por mucho que.
Víctor Manuel. 'La Regenta' es una gran novela y además ahora la he releído después de no sé cuántos años y ha mejorado.
Sergio del Molino. Ha mejorado, ¿verdad?
Víctor Manuel. Sí, sí. La verdad es que en algunos puntos, bueno, supongo que uno cambia, claro, como lector con el paso de los años. Y encuentras ahora cosas que cuando tenías 20 años no encontrabas. Y me ha gustado mucho releerla.
Sergio del Molino. ¿Cuál es tu relación con 'La Regenta' y con Clarín? Porque sé que la relación que ha tenido y que tiene con Oviedo y con Asturias es problemática como poco.
Víctor Manuel. Sí, sí, sí. Siempre ha sido denostado por una parte de la burguesía ovetense y asturiana también. Pero bueno, yo creo que ha volado o es capaz de volar tan alto que es una sombra siempre presente ahí. Supongo que sigue sin gustarle a mucha gente.
Sergio del Molino. Sí, a mí me da la sensación.
Víctor Manuel. Porque toca cosas que incomodan. Parece mentira, tantos años después. Pero así es. Pero bueno.
Sergio del Molino. Como asturiano, ¿qué crees que son esas cosas que incomodan?
Víctor Manuel. Lo que incomoda es esa visión que tenía crítica de ese provincianismo, de esa cosa anquilosada, ¿no? Yo creo que además esas dos sociedades, la republicana y la otra, están ahí, se han movido ligeramente del sitio, ¿no? Pero son muy parecidas a como están reflejadas en la novela. Esa cosa pacata, bueno, quizá llevada al exceso en la novela, porque estamos hablando de otro siglo. Pero sí, yo creo que sigue existiendo ese parteaguas de una sociedad que quiere mirar hacia el futuro y que ve otras cosas donde los demás no ven nada, ¿no?
Sergio del Molino. También está un poco ridiculizado eso en la novela, ¿no? La ingenuidad liberal republicana del siglo xix... quiero decir, no salen bien parados esos personajes.
Víctor Manuel. No, porque son estereotipos, están como dibujados. Yo creo que no tienen la necesaria profundidad para ver qué pasaba, qué había ahí detrás. Están tocados de una manera bastante superficial en todos los casos, en los personajes liberales y en los otros. Pero bueno, ha aguantado el paso del tiempo. Me ha gustado mucho de repente encontrarme ahí, ese Oviedo y ese final además sorprendente de la novela, que es ese beso que le da a 'La Regenta' uno que pasaba por ahí. Ese es un final absolutamente inesperado.
Sergio del Molino. Es estupendo. Y es verdad que reconoces el Oviedo de hoy, ¿no? Sí, debido a que yo he estado contigo tomando algo en Oviedo, y donde es muy difícil tomar algo contigo en una terraza, porque todo Oviedo te va saludando. Ese Oviedo donde tú eres un poco el regente.
Víctor Manuel. ¿Sabes lo que pasa? A mí no me quiere todo el mundo.
Sergio del Molino. No es cierto. Lo que pasa es que los pocos que no te quieren hacen mucho ruido.
Víctor Manuel. Y además siempre pongo como ejemplo: no hace mucho –a la gente le da mucha risa cuando lo cuento– iba paseando por Oviedo y de repente venían dos señoras como de mi edad, de frente, y una le dice a la otra: “¡Mira! Víctor Manuel.” Y dice la otra: “Yo no lo trago.” Pero cuando pasaban al lado, para que lo oyese claramente. Entonces, ahora me encuentro a la gente por Oviedo que dice: “Yo sí te trago, ¿eh?”.
Sergio del Molino. Hombre, está bien que te manifiesten no su admiración, su tolerancia. Eso está muy bien. Pero en los personajes de 'La Regenta' tú reconoces a personajes, a la sociedad del Oviedo de hoy, ese “Oviedín del alma” de que se habla a veces?
Víctor Manuel. No, yo creo que esos personajes como tales ya no existen.
Sergio del Molino. ¿No hay una Ana Ozores...?
Víctor Manuel. No. Siempre ha habido gente guapa, que sobresale. Yo siempre que pienso en guapas me acuerdo de gente concreta, que yo la he visto caminar por la calle y que has estado de alguna manera enamorado de ellas. Pero esa Ana Ozores es que además es sublime. Es una personalidad muy contradictoria, con muchos problemas mentales que ahora estaría en tratamiento, claramente. Pero entonces no, entonces era una rara que se mataba por los curas.
Sergio del Molino. Se le ha acusado además a Clarín de plagiar 'Madame Bovary'.
Sergio del Molino. No.
Víctor Manuel. No, la verdad es que la he leído todo el tiempo tratando de ponerme en Bovary y no.
Sergio del Molino. No, ¿verdad?
Víctor Manuel. Bueno, primero, 'Bovary' estamos hablando de otra categoría, de gran novela, y para mí 'La Regenta' es un escalón inferior evidentemente.
Sergio del Molino. Sí, es inferior, y aun siendo una gran novela, una novela estupenda, yo creo que Ana Ozores tiene muy poquito de Madame Bovary, más allá de la reclusión y de todo. Y el ambiente es distinto también, porque la provincia que retrata Flaubert es una provincia muy de pueblo, en la que dice en algún momento que la ventana sustituya al teatro. Aquí no hay sustituto al teatro, aquí hay un leve entretenimiento, no están tan aburridos. El tema de Flaubert es el aburrimiento absoluto y el aburrimiento les lleva a volverse locos. Y aquí no están aburridos. Aquí están, a veces, demasiado entretenidos.
Víctor Manuel. Sí. Están entretenidos, y van a la ópera, salen y se reúnen, sobre todo hay mucha tertulia, la gente habla mucho en cafés, en casas. Y eso, en 'Madame Bovary', evidentemente no está.
Sergio del Molino. Se come mucho en 'La Regenta' también, pero no hay fabada.
Sergio del Molino. No.
Víctor Manuel. Es que la fabada es posterior.
Sergio del Molino. ¿Es posterior, verdad? Eso lo cuento siempre mucho cuando os hablo de la invención de la tradición, los platos de toda la vida son de ayer mismo.
Víctor Manuel. Claro, claro. Sí, sí.
Sergio del Molino. Que el hecho de que 'La Regenta' no coma fabada lo expresa mucho.
Víctor Manuel. No. Están dedicados a la caza, básicamente. Y a lo que trae el cazador a casa un día sí y otro día también. Y la fabada yo creo que es posterior, es de comienzos del siglo pasado.
Sergio del Molino. Y cuando tú lees 'La Regenta' con 20 años, al principio, ¿no tienes un cierto 'shock' o cierto distanciamiento porque ese Oviedo que retrata Clarín no tiene nada que ver con la Asturias que tú cantas y la Asturias que compones en tu imaginario? Porque probablemente Clarín y tú sois los dos constructores de la imagen de Asturias. Tú por el lado del Puente de la Perra y de Mieres del Camino, y Clarín por el lado del casco antiguo de Oviedo, ¿no?
Víctor Manuel. Claro. Yo vengo de otro sitio completamente diferente, ¿no? Y ahí en medio habría una bisagra que sería Palacio Valdés con 'La aldea perdida'. Claro, yo perdí la aldea. Y Clarín nunca estuvo en la aldea seguramente, porque estuvo accidentalmente. Sí, son mundos que son tan distantes... Pongo un ejemplo siempre. Oviedo, en general, es muy distante del resto de Asturias. Cuando había manifestaciones por la reconversión industrial en Gijón es como si fuese en Vietnam a 10.000 kilómetros. No se interesaban para nada, eso nunca llegaba a Oviedo. Después sí llegaron otras cosas, pero Oviedo siempre ha sido una isla dentro de Asturias. Pero pasa –yo lo veo en otros sitios, lo veo en Menorca, por ejemplo: Ciudadela con su arzobispo no tiene nada que ver con Mahón republicano–. Son mundos que se ignoran absolutamente. Y aquí pasa un poco también, hay una Asturias que se hace presente en el siglo pasado con la industrialización, con la minería y todo eso, que a Oviedo no llega nunca, y cuando llega llega de una manera terrorífica: la revolución del 34, donde tiran vagonetas con dinamita por el campo de San Francisco. Salvajismo extremo. Y claro, eso lo refleja muy bien Paco Ignacio Taibo en una novela. Él era muy amigo de Ángel González, eran como hermanos, y tiene una, no recuerdo el título, que es preciosa, que es lo que se perdió o lo que fuimos perdiendo por el camino. Cómo hay un Oviedo que se despega del resto de Asturias y que parece que vive de las rentas. Vive de las rentas realmente. Nació de rentista o era rentista. Y después hay unos que trabajan por ahí, en las cuencas, en un sitio, en otro no. Y todo eso pasó como un suspiro. Porque eso en los años 70 del siglo pasado ya se acaba. Empiezan a cerrar las minas. Empieza a haber una debacle absoluta. Yo recuerdo el primer presidente que hubo en Asturias –lo puedo contar porque ya se murió– me decía cuando tomó posesión eso de: “Aquí hasta que no marchen 200.000 no hay nada que hacer.”
Sergio del Molino. ¿Hasta que no marchen 200.000 no hay nada que hacer?
Víctor Manuel. No hay nada que hacer. Decía que económicamente no había con qué.
Sergio del Molino. Pero sí habían marchado muchos más de 200.000.
Víctor Manuel. No, pero en ese momento no, después ya se han seguido yendo, por supuesto. La gente joven se busca la vida en otros lugares. Pero era algo que pesaba ya en la conciencia de gente ilustrada y que sabía de qué estaba hablando. Aquí no hay con qué. Entonces eso siempre ha sido ajeno a Oviedo. Eso, “Aquí no hay con qué”, eso vale para Langreo, para Mieres, para Luarca. Pero para el centro, para el cogollo no, ahí es como si nunca hubiese pasado nada.
Sergio del Molino. ¿Y contemplar eso desde Mieres era contemplar también un espacio fantástico? ¿O no?
Víctor Manuel. No, no, no. La experiencia que yo tengo es que a las cuencas siempre resultaba más atractivo el mar, porque estaba muy lejos el mar entonces, aunque estaba 50 kilómetros nada más.
Sergio del Molino. Tienes esa canción preciosa de los que van a la Escalerona de Oviedo, a ver el mar. Qué bonita esa canción.
Víctor Manuel. Pero eso, claro, es que yo recuerdo cuando era uno pequeño todavía que ibas a la playa y era una excursión de horas, con paradas intermedias en esos 50 kilómetros. Y siempre nos resultaba más atractiva la idea del mar de Gijón, o alrededor de Gijón, que la de Oviedo, que en principio no era una idea atractiva. Oviedo ha mejorado muchísimo en estos años. Es mucho más luminosa. Está muy bien. Como decía el alcalde anterior: “Se puede comer en el suelo.” Pero quizá eso no sea suficiente para la gente. El comer en el suelo, de repente, quiere otros estímulos diferentes aparte de ese.
Sergio del Molino. Has hablado de lo difícil que era llegar hasta el mar o de lo difícil que era viajar por aquella España también que tú has viajado, tú llevas recorriendo España y América ¿desde cuándo? ¿Desde los 16 años?
Víctor Manuel. Desde el año 69.
Sergio del Molino. ¿No has parado?
Víctor Manuel. Sí, he estado viajando, sí.
Sergio del Molino. Constantemente.
Víctor Manuel. Sí, constantemente.
Sergio del Molino. ¿Y has leído mucho en los viajes?
Víctor Manuel. He leído mucho en los viajes, y sobre todo yo empecé a descubrir cosas de mi país en los primeros viajes americanos, cosas que desconocía absolutamente.
Sergio del Molino. Por ejemplo, ¿qué descubriste?
Víctor Manuel. Por ejemplo, entrar en un librero de viejo en Buenos Aires en el año 70 y sacarme un manuscrito. El librero dice: “¿Conoces a este?” Digo: “No.” “Es Marcos Ana, es el preso más antiguo que tenéis en España, el preso político que lleva más años encarcelado.” Pues no, no tenía ni idea de ese tipo de cosas.
Sergio del Molino. O sea, ¿el manuscrito? ¿Estaba el libro sin editar? Marcos Ana.
Víctor Manuel. Sí. Descubrir que existía García Lorca, que sí sabía que existía, pero comprarme las obras completas. Recuerdo perfectamente el momento cuando compré 'Cien años de soledad'. Era en una librería que se llamaba El Perro Andaluz, una librería-cafetería en la zona rosa de México en el año 1970. Y de repente encontrármelo allí y subirme al hotel...
Sergio del Molino. El Perro Andaluz, un nombre también español, de Buñuel.
Víctor Manuel. Sí, claro, claro. Y subir a la habitación del hotel y leer hasta acabar el libro. Para mí, aquellos viajes primeros a América, yo venía con unos baúles llenos de libros, con las obras completas de Borges... De todo traía, de todo.
Sergio del Molino. Fue el descubrimiento de la tradición española. De la tradición oculta.
Víctor Manuel. De la tradición oculta, descubrir gente que yo desconocía que existía. Pedro Garfias no tenía ni idea de su existencia. Cuando alguien me lee ese poema en un homenaje que me estaban haciendo y tal, a mí se me puso un nudo en la garganta. “¿Pero qué es esto?”
Sergio del Molino. Para gente que no lo sepa, Pedro Garfias es el autor del poema 'Asturias' que tú musicas, ese himno oficioso de Asturias, que yo creo que es el verdadero himno. ¿Y cómo descubres tú ese poema?
Víctor Manuel. Pues ese poema... Yo tenía gente que me hablaba de Pedro Garfias todo el tiempo, gente que ya lo protegía en esa época, que lo estuvo protegiendo hasta su muerte en el año 68. Y me hablaban de él, de que tiene un poema precioso que se llama 'Asturias' y ahora te lo vamos a pasar y tal. Y me pasaban libros de él editados en México por Juan Rejano, otro poeta. Y, de repente, en una comida, se levanta uno que había sido consejero de Economía del Gobierno de Asturias y León, que se llamaba Luis Roca Albornoz. Y me lee este poema. Había sido consejero con 18 años. Imagínate. Se levanta y me lee el poema y yo me quedo absolutamente conmocionado. Dice: “Bueno, tómalo y toma un belarmino”, que era una peseta, firmado por mí, por él como consejero de Economía. Y yo me fui al hotel en ese momento y escribí la canción esa.
Sergio del Molino. Eso sería durante la guerra.
Víctor Manuel. Claro, claro, en guerra. Hubo un gobierno muy efímero que fue el Gobierno de Asturias y León, ocho meses o así. Y editaron moneda, incluso. Y como el presidente era Belarmino Tomás, se les llama belarminos a las monedas.
Sergio del Molino. Eso no lo sabía.
Víctor Manuel. Luis Roca tenía una pinta fantástica. Era ya un hombre mayor, pero muy guapo, muy atractivo. Yo me fui al hotel y esa noche escribí la música de la 'Asturias' de Pedro Garfias.
Sergio del Molino. Con lo difícil que es musicar un poema.
Víctor Manuel. Sí, lo que pasa es que son esas cosas que vienen rodadas. Quizá la estructura de él es muy proclive, tiene música ya. Y a mí lo primero que se me vino a la cabeza fue la petenera, la armonía, y fluyó, fluyó, fluyó. De esas cosas que salen solas.
Sergio del Molino. A mí me emociona muchísimo.
Víctor Manuel. Sí, es muy curioso, porque es un poema capaz de emocionar a gente que no sabe nada de Asturias, porque tiene algo telúrico ahí dentro, que te remueve.
Sergio del Molino. Y está lleno de alusiones políticas e históricas. “Golpean contra tus cárceles...”, quiero decir, es un poema coyuntural.
Víctor Manuel. Claro, es un poema escrito cuando en Asturias entran las tropas de Franco y él es comisario político en el frente, en Pozoblanco, Pedro Garfias. Y entonces es un canto de impotencia: “No puedo hacer nada por ti.” Porque él se había pegado mucho a todo lo asturiano, porque en la revolución del 34 gente que salió huyendo de Asturias, él tuvo a cuatro en su casa durante meses viviendo en su casa, compartiendo la vida con ellos. Y él tenía Asturias metida a sangre y fuego. Y cuando cae Asturias, lo que se le ocurre es escribir ese poema, que es bellísimo.
Sergio del Molino. ¿Es el único en el que has tenido tanta facilidad para musicar un poema? Es que me interesa esto porque creo que mucha gente cree que un poema y una canción es lo mismo y no tiene nada que ver.
Víctor Manuel. No, no tiene nada que ver. Hay poemas claramente musicales y otros que requieren un esfuerzo adicional. Quizá el que mejor ha entendido eso desde el principio fue Paco Ibáñez, que se metió con poemas imposibles a ponerles música, como 'Palabras para Julia', que es una belleza. Y objetivamente tú lees ese poema y dices: “Esto no tiene música”, pero él se la sacó. Seguramente todos los poemas tienen música, pero hay que saber sacársela y encontrarla, encontrar el modo de hacerlo. Pero yo la verdad es que he tenido pocas veces la tentación de musicar poetas. Primero porque me gusta tanto la poesía, soy tan buen lector de poesía que sé dónde puede haber algo de música y dónde no la puede haber. He encontrado la música en algún poema de Blas de Otero, en alguna cosa suelta, pero en general he puesto muy pocas veces música a poemas ya establecidos.
Sergio del Molino. Además, la poesía contemporánea ya no rima, es muy difícil convertirla en canción. ¿Qué es lo que más te gusta de los personajes de 'La Regenta', del libro? Cuando lo has vuelto a leer, ¿qué es lo que más te ha llamado la atención?
Víctor Manuel. Me llama la atención que de repente Ana Ozores desaparece durante páginas y páginas. “¿Y cuándo vuelve esta?” Es muy, muy, muy curioso. Quiero decir que, seguramente, los escritores entonces se planificaban menos.
Sergio del Molino. Se improvisaba mucho, es que eran folletines, se iba escribiendo sobre la marcha.
Víctor Manuel. Claro. Y tiene un poco de eso, de que hay como algo espontáneo en todo lo que fluye ahí dentro que seguramente es lo que más me gusta. Y después los personajes, el dibujo de los personajes brutal de la madre, del magistral... es de una sordidez tremenda.
Sergio del Molino. Y el magistral a mí siempre me pareció que olía fuerte, como a sudor de la montaña. De estar siempre andando y cambiarse poco.
Víctor Manuel. Bueno, yo creo que en general...
Sergio del Molino. Olían fuerte todos. Pero el magistral siempre está subiendo a riscos. Es un hombre así...
Víctor Manuel. Sí, es un poco rudo.
Sergio del Molino. Es un hombretón, un guaje, es un tipo rudo y yo creo que es un señor que debía oler fuerte.
Víctor Manuel. Con esa Ana Ozores yéndose con Álvaro, que es un petimetre completamente ridículo.
Sergio del Molino. Estaba muy bien en la serie, que era Galiardo.
Víctor Manuel. José Luis Galiardo, que tengo que preguntarle a Méndez-Leite, que fue el director de la serie, porque ahí hay una palabra que yo creo que está robada a Arturo Fernández por parte de él, porque le llama “tontina” siempre. “¿Qué pasa, tontina?” Y eso suena muy de Arturo.
Sergio del Molino. Pero es a la vez diminutivo asturiano.
Víctor Manuel. Sí, pero en la novela no está “tontina”, no está en ningún sitio. O sea que, a saber si fue al hacer el guion o fue una ocurrencia sobre la marcha de José Luis Galiardo. “¿Te puedo decir tontina?” Y lo dice como 15 veces.
Sergio del Molino. ¿Y qué otros de prosa o de poesía te gustan mucho? ¿Qué lees últimamente?
Víctor Manuel. Me está pasando ahora una cosa. O sea, a veces leo más por curiosidad, por meterme en una cosa que desconozco. Me gusta mucho leer la vida de las hormigas o la vida de las abejas. Se me cae la baba leyendo eso, porque son mundos que desconoces absolutamente, todo, de por qué se mueve una hormiga. Y me están gustando mucho también las novelas que dibujan personajes potentes. El personaje que hay en 'La llamada' de Leila Guerriero me gusta mucho.
Sergio del Molino. Es impresionante.
Víctor Manuel. Brutal, brutal.
Sergio del Molino. Pero ahí también hay un interés generacional, de un mundo que has conocido.
Víctor Manuel. También, que conozco y además porque me tocaba por todos los lados, de hijos compartiendo colegio... Claro. O el personaje de 'Volver la vista atrás' de Juan Gabriel Vásquez, que es una historia que Ana y yo la conocíamos, porque entre los bogotanos o en Colombia es una historia que se conoce mucho en un determinado ambiente. Esa historia.
Sergio del Molino. Cuenta la historia de Sergio Lagarza, que lo llevan a la China maoísta. Sus padres son maoístas, se echan a la guerrilla y en un momento dado lo llevan a él y a su hermana a que los eduquen en plena revolución cultural en China...
Víctor Manuel. Con 12 años.
Sergio del Molino. Con 12 años. Y los abandonan en China.
Víctor Manuel. Y los dejan ahí. Eso es una cosa alucinante.
Sergio del Molino. Es que es apasionante. Ese libro me apasiona. Y hablando un día con Juan Gabriel: “¿Y esto?” “Nada, nada. Micrófono y que te cuente todo lo que le pasó a este hombre.” En China hay una escena fantástica de cuando tienen un día clase de estética o no sé qué y debía tener como 15 años o así. Y al profesor dentro de la clase se le ocurrió decir que parecía que los aviones de caza americanos eran mejores que los chinos.
Sergio del Molino. Sí, sí, sí, es verdad. Sí.
Víctor Manuel. Y entonces toda la clase se levanta y empieza a pegarle hostias al profesor. Y dice: “Y yo también. Me acerqué al final y le pegué una patada en los riñones.”
Sergio del Molino. No vaya a ser... Ahí era pegar o que te pegaran. Era un mundo muy... Hablamos de opresiones, pero fíjate, nos descubren... Parece que es una Vetusta muy opresiva, pero es el reino de la libertad y del placer al lado de la China maoísta.
Víctor Manuel. Siempre, siempre. En la literatura siempre vamos a encontrar mundos mucho más asfixiantes y mucho peores de lo que pensábamos que era este Oviedo, esta Vetusta y que tiene esa relación tan compleja con la Oviedo real. En el cogollo, al lado de la catedral de Oviedo, hay una estatua de 'La Regenta', hay una estatua de Ana Ozores.
Víctor Manuel. Sí.
Víctor Manuel. Los turistas se hacen muchas fotos con ella. Yo creo que la mitad de los 'guiris' no saben quién es. Ven una señora con paraguas y les hace gracia, pero no saben quién es 'La Regenta'. Yo creo que a no mucho tardar nos haremos una foto al lado de una estatua de Víctor Manuel, al lado de 'La Regenta', en Oviedo. ¿Dónde querrías que pusieran tu estatua?
Víctor Manuel. En ningún sitio. No... para que te caguen las palomas.
Sergio del Molino. Esa es la condición de la estatua. En la estatua tienen que cagar las palomas. Pero ¿hay algún sitio de Oviedo que te gustaría que te pusieran una estatua? ¿Dónde está la de Woody Allen?
Víctor Manuel. Sí tengo que elegir, en medio del Campo de San Francisco.
Sergio del Molino. Muy bien elegido. Ahí está Mafalda.
Víctor Manuel. Ahí está Mafalda. Y ahí estuvo durante años, cuando no teníamos este concepto de lo salvaje, ahí hubo dos osas, un oso y una osa, en un corralillo que había ahí en medio del parque de San Francisco. Estuvieron durante años ahí, recluidos.
Sergio del Molino. Querido Víctor, de verdad, como dirían los tópicos, estaríamos todo el día hablando contigo, de la gente y de todo lo que surja y de todo. Porque además, en fin, tenemos mil historias para contar. Pero se nos acaba el carrete. Se nos ha acabado la cinta. Seguiremos hablando, pero ya en privado, tú y yo. Así que muchísimas gracias por haber venido a 'La Biblioteca del Patio' y haber compartido con nosotros tus lecturas, tus experiencias y tu vida.
Víctor Manuel. Muchísimas gracias. Gracias, gracias.