Diccionario sonoro que recoge los nombres, historias y lugares protagonistas de la emocionante aventura que representa la música contemporánea desde su creación a la actualidad. Más información: march.es/contemporanea
Pierre Boulez
Compositor y director de orquesta (Montbrison, 26 de marzo de 1925 – Baden-Baden, 5 de enero de 2016).
Cursa sus primeros estudios en un colegio jesuita en la región francesa donde nace, y ahí se familiariza con el piano. “No tuve la menor vacilación”, dice respecto a su vocación musical, que comparte con el gusto por las matemáticas: será esto lo que estudie en el Instituto Politécnico de Lyon. Aparte de aritmética, en esta ciudad comienza a estudiar armonía y piano. Y esto le llevará a París.
Estamos en plena Segunda Guerra Mundial. En el Conservatorio de París imparte clases de Armonía Olivier Messiaen, recién liberado de un campo de concentración gracias a los tejemanejes de un guardián a quien ha fascinado su ‘Cuarteto para el fin de los tiempos’. “Me bastó con oír, casi por azar, una de sus obras más viejas, el ‘Tema y variaciones para violín y piano’, para que me invadiera enseguida el deseo de ser su alumno”, cuenta el joven Boulez. “Las conversaciones al final de la clase me han marcado más profundamente que la letra misma de la enseñanza”. Enseñanza en la que hay lugar para las estructuras rítmicas del raga indio y la sonoridad del gamelán.
Boulez se instala en París en una buhardilla, en la que recibe clases del mismísimo Stravinski. También se va a beneficiar del magisterio en contrapunto de Andrée Vauraubourg, esposa del compositor suizo Arthur Honegger, y de la técnica dodecafónica de René Leibowitz. Tras lo cual, ya en 1946, terminada la guerra, entra en la compañía teatral de Madeleine Renaud y Jean-Louis Barrault, donde estará diez años como músico de escena, director musical y arreglista. Será un lugar clave, dado que allí tendrán lugar los ciclos de “Le Domaine musical”, series de conciertos que darán visibilidad a Boulez.
Llegan entonces sus primeras obras: ‘Sonatina para flauta y piano, primera sonata para piano’ y la primera versión de ‘Le visage nuptial’ para soprano, contralto y orquesta de cámara, sobre poemas de René Char. Le siguen, en 1947 y 48, la ‘Segunda sonata para piano’ y la segunda versión de ‘Le soleil des eaux’ para la Radiodifusión Francesa. El ‘Livre pour quatuor’ llega en 1949. Y en 1951, con inclinación aleatoria e influjo de John Cage, la segunda versión de ‘Le visage nuptial’ y ‘Poliphonie X’ para 18 instrumentos solistas. 1952 es el tiempo de ‘Dos estudios de música concreta’, realizado en el Grupo de Investigaciones de la Radiodifusión francesa. Y 1953, el momento de su obra maestra ‘Le Marteau sans maître’ [El martillo sin dueño], de nuevo con textos de Rene Char.
‘El martillo sin dueño’, obra para contralto, flauta en sol, viola, guitarra, vibráfono, xilofón y diversas percusiones, se interpreta por primera vez en 1955 en el pabellón francés del 29º Festival de la Sociedad Internacional de Música Contemporánea en Baden-Baden. No cuenta con el beneplácito de los miembros franceses del comité, pero Heinrich Strobel, director de la Orquesta de Baden Baden Südwestfunk, programada para dar todos los conciertos en el festival, amenaza con retirarse si ‘Le Marteau’ se proscribe.
La obra consta de nueve movimientos, cuatro de los cuales se sirven del material poético de René Char. El resto son extrapolaciones instrumentales de estos cuatro.
Lo que estamos escuchando es el primer movimiento, ‘L’Artisanat furieux’ [La artesanía furiosa]…
La instrumentación sorprende a la música occidental de esos años: no existen instrumentos bajos y se percibe la influencia de instrumentos no occidentales. Stravinsky califica la obra de “música nueva y maravillosamente flexible” y llega a comentar en 1957 que le parece “lo único verdaderamente significativo de esta época”. ‘El martillo sin dueño’ se revela –escribe Jorge Fernández Guerra en su monografía sobre Boulez– “como el balcón sobre un magnífico panorama en el que la estructuración serial revela sus tesoros”.
Bien es cierto que el tiempo relativizará esas loas de la época a su fuerza vanguardista; su dificultad para ser ejecutada se volverá en contra de la obra y el autor con el paso del tiempo. Como es propio de los grandes sucesos, aquí abundan los adversarios. A propósito del Martillo, el musicólogo Christopher Small ironiza en 1987: “Aquellos que defienden 'la nueva música' esperan su asimilación en el repertorio tanto como los primeros cristianos esperaban la Segunda Venida”.
En 1970 Boulez recibe el encargo del presidente francés Georges Pompidou de crear y dirigir el IRCAM –Institut de Recherche et Coordination Acoustique/Musique– institución consagrada a la investigación de la música de su tiempo. Lo va a dirigir hasta 1992.
Boulez dirige regularmente orquestas como la Filarmónica de Viena, la de Berlín o la sinfónica de Chicago. Es director principal de la Sinfónica de la BBC entre el 71 y el 76, director musical de la Filarmónica de Nueva York entre el 71 y el 78, y director principal del Ensemble InterContemporain entre el 76 y el 78. Estrena obras de Luciano Berio, Karlheinz Stockhausen, Elliott Carter, Olga Neuwirth y hasta de Frank Zappa.
Recibe en el 89 el insigne Praemium Imperiale de la Japan Art Association. En el 92, el Theodor W. Adorno Preis en Alemania. En el 95, el Polar Music Prize que concede la Real Academia de Suecia de Música. En el 2000, el Premio de la Fundación Wolf de las Artes de Jerusalén; en el 2001 el Grawemeyer de Composición por su obra Sur Incises y en 2002 el Glenn Gould por el conjunto de su aportación musical. La Fundación BBVA le reconoce en 2012 con el Fronteras del Conocimiento, categoría Música Contemporánea.
Destaca entre las obras de Boulez el ciclo de canciones orquestales ‘Pli selon pli’, producido por el maestro en el período 1957-1962, con los versos del poeta simbolista Stéphane Mallarmé. Cierra la obra del primer Boulez y, con el tiempo llega a ser considerada por muchos su obra más relevante. Escuchamos un fragmento del primer movimiento, ‘Don [du poème]’ en interpretación de la Ensemble Intercontemporain, con la soprano Christine Schäfer y dirección del propio Boulez.