Diccionario sonoro que recoge los nombres, historias y lugares protagonistas de la emocionante aventura que representa la música contemporánea desde su creación a la actualidad. Más información: march.es/contemporanea
Isang Yun
Compositor (Tongyong, Corea del Sur, 17 de julio de 1917 – Berlín, 3 de noviembre de 1995).
Nace Isang Yun –también escrito Yun I Sang– durante la ocupación japonesa de Corea, previa a la división de esta península. Su padre, un importante poeta de nombre Yun Ki-hyion, es reacio a que él, que compone desde los 13 años, curse estudios musicales. Pero Isang insiste, y a partir de los 17 empieza a recibir clases de un violinista que toca en una banda militar en Seúl. Después viaja a Japón, donde consigue entrar al Conservatorio de Osaka, y, ya con 20 años, en Tokio, estudia composición y contrapunto con el maestro Tomojiro Ikenouchi.
Los sucesos históricos que arrancan en 1941 y sus consecuencias marcarán el resto de su vida de un modo ciertamente adverso. En diciembre de ese año, Japón entra en la II Guerra Mundial, e Isang Yun regresa a Corea para militar en el movimiento de independencia de su país. Esto supone su detención en 1943 y su encarcelamiento durante dos meses. Sale tan débil que contrae tuberculosis y es internado en un hospital desde el cual celebra la derrota de Japón en la Gran Guerra y la ulterior liberación de su país. Después de eso funda un orfanato para víctimas de la guerra, y empieza a trabajar como profesor de música.
Corea se divide en el paralelo 38, lejano para él, que vive entre Tongyong y la vecina ciudad portuaria de Pusan. En 1953, firmado el alto el fuego entre el Norte y el Sur, se instala en Seúl, donde empieza a dar clases en la Universidad. Tres años después, viaja a Europa para proseguir su formación. Primero va a París, donde profundiza en composición de la mano de Tony Aubin y Pierre Revel entre 1956 y 1957. Luego va a Berlín, donde hace lo propio con Boris Blacher, Josef Rufer y Reinhard Schwarz-Schilling entre 1958 y 1959, y se beneficia de una beca a partir de 1964. Como corresponde, acude a los cursos de música experimental de la escuela de Darmstadt. Su experiencia en suelo europeo ilumina obras atonales como ‘Bara’, de 1960, o ‘Fluktuationen’, de 1964.
Un suceso increíble –o no tanto en aquellos tiempos de guerra fría e intrigas entre las dos Coreas– determina su vida: es secuestrado en Berlín en 1967 y llevado a su país por los servicios secretos surcoreanos. Esto tiene relación con un viaje que él realizó cuatro años antes a la Corea comunista, viaje que, de acuerdo con el régimen también dictatorial del Sur, le convertía en espía. Dos años después, ayudado por protestas internacionales, consigue ser liberado. Regresa a Alemania, con estatus de refugiado. Ahí va a desarrollar el resto de su carrera.
Isang Yun enseña en la Academia de Hannover durante 1969, y en la Academia Superior de Artes de Berlín entre 1970 y 1985. Aquí tiene como alumno, por cierto, al futuro gran compositor japonés Toshio Hosokawa. Desde la distancia –y dado que ya no puede volver a su país–, Yun desarrolla un fuerte perfil activista a favor de la reunificación de Corea. De 1976 es su ‘Concierto para violonchelo y orquesta’, obra que escribe como protesta y con el vivo recuerdo de su tiempo encarcelado.
Cinco años posterior es ‘Exemplum in memoriam Kwangju’, pieza que señala a la feroz dictadura de Chun Doo-Hwan, a quien responsabiliza de la masacre acaecida en mayo de 1980, en la que el ejército asesina sin ninguna justificación a centenares de civiles.
La voluntad de Isang Yun de que su país vuelva a ser uno cristaliza en la celebración de un concierto en 1990. En 1994 es invitado a un festival en Corea, pero el evento tiene que cancelarse por motivos políticos. No habrá otra oportunidad para el mayor talento musical del exilio coreano, pues muere en Berlín por complicaciones derivadas de una pulmonía. La Fundación Internacional Isang Yun, con sede en Berlín, queda a cargo del recuerdo del compositor y su legado, caracterizado en lo musical por el desarrollo de la música coreana –también, por cierto, en óperas y música coral– a través de los instrumentos occidentales, y en lo filosófico por el equilibrio ying-yang que propone el taoísmo.
Escuchamos el primer movimiento de la ‘Sinfonía Nº 1’, compuesta entre 1982 y 1983 para la celebración del centenario de la Orquesta Filarmónica de Berlín. Este movimiento, escrito en forma de sonata, refleja a través de la grandiosidad de los metales, la preocupación del compositor por la guerra, la carrera nuclear y la fractura entre países.