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Diccionario sonoro que recoge los nombres, historias y lugares protagonistas de la emocionante aventura que representa la música contemporánea desde su creación a la actualidad. Más información: march.es/contemporanea
LEO BROUWER
Guitarrista, compositor y director de orquesta. (La Habana, 1 de marzo de 1939).
Aprende en casa: su abuela es la compositora y pianista cubana Ernestina Lecuona de Brouwer. Fuera del ámbito familiar, y después de empezar a tocar la guitarra a los 13 años, estudia con el profesor Isaac Nicola, uno de los creadores de la Escuela Cubana de Guitarra. “Fue del Renacimiento hasta el siglo XX y yo comprendí de inmediato que ese era mi mundo, –recordará Brouwer–. Desde la segunda pavana de Luis de Milán mi mentalidad cambió. Significó método, disciplina, calidad y rigor”.
Completa su formación en Estados Unidos, en la Universidad de Hartford y en la Juilliard School, donde es discípulo de orquestación, composición, dirección coral, y laúd de diferentes maestros como Vincent Persichetti, Richard Bennett o Stefan Wolpe –alumno, este último, de Anton Webern y Hermann Scherchen–.
Debuta como guitarrista en 1955 en un recital organizado por las Juventudes Musicales de Cuba y un año después registra su primera obra, ‘Preludio’, en la que trabaja con un ‘arpeggiato’, punteo del tres y laúd. De 1958 son sus ‘Tres danzas concertantes’, que estrena con dirección de Roberto Valdés.
Sobre aquella época dirá: “Me interesó mucho la riqueza armónica de ciertas obras y de, vamos a decirlo así, ciertos sonidos mágicos. Me fascinó esa sonoridad que emanaba de ‘La consagración de la primavera’ o de los cuartetos de Bartók. Ese interés me llevó a estudiarme unas 800 o 900 partituras. Me iba a las casas de música en La Habana y, como no podía comprarlas, me hacía amigo de los dueños y las estudiaba de pie. Pude estudiar grandes obras maestras, de Stravinsky a Josquin”.
Entre 1961 y 1963, Brouwer imparte clases de armonía y contrapunto en el Conservatorio Amadeo Roldán y trabaja como asesor musical de la radio y la televisión de Cuba. Dentro del departamento de Música del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográfico –el ICAIC–, funda el Grupo de Experimentación Sonora, laboratorio que va a durar entre 1969 y 1977, y en el que coincidirá con el núcleo de la nueva trova: Pablo Milanés y Silvio Rodríguez entre ellos.
Trabaja como compositor y asesor del Teatro Musical de La Habana y participa en el V Festival de Otoño de Varsovia, lo que le permite entrar en contacto con música concreta y electrónica, y con compositores como John Cage, Bruno Maderna o Luciano Berio. En 1964, Brouwer estrena ‘Sonograma I’, para piano preparado, y ‘Sonograma II’, para orquesta, obras de un lenguaje abierto que refleja una maduración de técnicas e ideas.
En 1972 y 1983 respectivamente, compone sus ‘Estudios simples 1-10’ y ‘11-20’, para perfeccionar y ampliar los recursos técnicos de los guitarristas. No solo aporta obras que enriquecen el repertorio del instrumento: también logra cambios y nuevos efectos técnicos, sonoridades generadas con factores extra-guitarrísticos –como tocar con arco o percutir en la tapa– y cambios formales.
En ‘Elogio de la danza’, hace un tributo a los ballets rusos mediante los ostinatos que los caracterizan. En ‘Canticum’, incorpora un cambio de afinación en la sexta cuerda. En ‘Un Día de Noviembre’ se aprecia la influencia romántica de la música de Tárrega. En ‘Paisaje cubano con rumba’, introduce polirritmia folklórica con células fijas. Brouwer incorpora diferentes influencias sonoras –Luigi Nono y Iannis Xenakis, entre otros– y técnicas como el serialismo, el dodecafonismo, los modos seriales abiertos y el minimalismo. Sea como sea, los elementos populares siempre están presentes en su obra. “Utilizo todas las células indistintamente como necesidad legítima”, afirma.
Su labor como guitarrista, compositor, director orquestal, investigador, pedagogo y promotor cultural, posiciona a Brouwer entre los músicos más reconocidos de los siglos XX y XXI. Director de la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba (1981-2002) o la Orquesta de Córdoba (1992-2001), miembro de Instituciones Académicas como la ‘American Academy of Arts and Letters’ (2019), o el ‘CIM’ de la UNESCO, cosecha más de trescientas distinciones internacionales artísticas y académicas.
En 2009 publica con su editorial Espiral Eterna, ‘Rondas, Refranes y Trabalenguas’, obra integral para coro que es grabada en disco en 2010 por el Coro Ziryab de Córdoba, ciudad en la que desarrolla parte de su labor como director de Orquesta.
“Mi música no tiene nada que ver con una visión folclórica, pintoresca y turística. No me interesa. Me interesa profundizar en lo que pintó Acosta León, en lo que hizo Fidelio Ponce, en lo que hizo Portocarrero, leer al gigante Carpentier, ver la obra de Don Eusebio Leal, esa es mi Cuba”, asevera Leo Brouwer. Fruto de esa visión es este ‘Paisaje cubano con rumba’.