"Recuerda, mi joven amigo, aprender lleva tiempo. Sigue adelante, un paso a la vez, y algún día te convertirás en un mago INCREÍBLE".
Disfruta de cuentos suaves e imaginativos diseñados para calmar y captar la atención de los más pequeños. Cada historia utiliza un lenguaje sencillo y cautivador, con temas reconfortantes, ofreciendo una experiencia de escucha sin anuncios ni interrupciones.
Se publica un nuevo episodio cada día, trayendo nuevas aventuras para hacer de cada historia antes de dormir algo especial.
Hugo apretó su varita con fuerza mientras seguÃa el sendero sinuoso a través del bosque encantado. Era su primer dÃa en la escuela de magia y su corazón latÃa con una emoción nerviosa. Al entrar en un claro bañado por el sol, un esponjoso conejo blanco saltó frente a él. "Oh, ¡hola!"dijo Hugo suavemente, agachándose."Qué conejito tan lindo eres". El conejo movió su nariz y miró a Hugo con ojos sabios. "No soy un simple conejo", dijo, para sorpresa de Hugo. "Soy el guardián de la paciencia y estoy aquà para guiarte en tu primer dÃa". Los ojos de Hugo se abrieron de par en par. "¿En serio? Me vendrÃa bien un poco de ayuda", admitió. "Me siento bastante nervioso por empezar la escuela de magia". "Eso es perfectamente normal", le aseguró el conejo con dulzura. "Aprender magia lleva tiempo y paciencia. Lo lograrás, poco a poco, dÃa a dÃa". El conejo guió a Hugo a través del bosque, señalando interesantes plantas y criaturas en el camino. En poco tiempo, llegaron a las grandes puertas de la escuela de magia. Hugo contempló las torres resplandecientes, su corazón lleno de asombro. Dentro, los pasillos bullÃan de actividad mientras jóvenes brujas y magos se apresuraban a sus clases. Hugo apretó sus libros, sintiéndose abrumado. Pero el conejo le dio una palmadita en la mano con su pequeña pata. "Respira hondo", dijo. "Tú puedes". En su primera clase, Hugo luchó para hacer flotar su pluma como los otros estudiantes. Agitó su varita y se concentró con TODAS sus fuerzas, pero la pluma simplemente no se movÃa. Lágrimas de frustración asomaron a sus ojos. El conejo saltó sobre su escritorio. "Recuerda, paciencia", susurró suavemente. "Sigue intentando, pero no seas demasiado duro contigo mismo. Con tiempo y práctica, lo lograrás". Hugo respiró hondo y lo intentó de nuevo, concentrándose en la pluma con suavidad. Lentamente, muy lentamente, comenzó a elevarse en el aire. Hugo jadeó de alegrÃa, una enorme sonrisa se extendió por su rostro. A medida que avanzaba el dÃa, Hugo descubrió que el conejo tenÃa razón. La magia requerÃa paciencia, pero poco a poco, comenzó a mejorar. En la clase de pociones, revolvió cuidadosamente su caldero, esperando justo el momento adecuado para agregar cada ingrediente. En encantamientos, practicó los movimientos de varita una y otra vez hasta que los dominó. Durante el almuerzo, Hugo espolvoreó una pizca de polvo de hadas en su sándwich, sonriendo mientras brillaba con una colorida magia. "¡La paciencia es DELICIOSA!"rio. Al final del dÃa, mientras Hugo salÃa de la escuela, el conejo apareció por última vez."Estoy muy orgulloso de ti", dijo con calidez. "Recuerda, mi joven amigo, aprender lleva tiempo. Sigue adelante, un paso a la vez, y algún dÃa te convertirás en un mago INCREÃBLE". "Gracias", dijo Hugo, abrazando al conejo con suavidad. "Nunca olvidaré lo que me enseñaste". Y con un movimiento de su cola, el conejo se alejó saltando, dejando a Hugo sonriendo y burbujeando de emoción por todas las aventuras mágicas por venir, si tan solo tuviera la paciencia para seguir aprendiendo y creciendo, dÃa tras maravilloso dÃa.