Notas con audio

OpenAI lanza Sora 2, una plataforma para la imaginación infinita. ¿Adoración a las deepfakes o nuevo paradigma de lo verdadero?

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OpenAI presentó la semana pasada una actualización de su modelo de generación de videos llamado Sora 2, con el que promete dar mayor realismo a los contenidos audiovisuales generados con inteligencia artificial. Por lo que mostraron en la presentación, se trata de un salto significativo en calidad y precisión: a diferencia de modelos anteriores, Sora 2 promete una comprensión mucho más profunda de las leyes de la física, lo que le permite simular con mayor realismo. Además, es el primer producto de OpenAI que integra audio sincronizado, con lo cual agrega una nueva capa sensitiva al material sintético que próximamente inundará las redes sociales. Finalmente, los ingenieros de la empresa anunciaron que el modelo es más fiel a las instrucciones del usuario, por lo tanto es capaz de seguir guiones complejos y mantener la coherencia en un mundo simulado.Pero la empresa también anunció una plataforma especial donde desplegará todo el poderío de este nuevo modelo y lo curioso es que ya no será solamente el entorno web o una aplicación como ChatGPT. La compañía liderada por Sam Altman quiere meterse en un nuevo mercado y lanzó una red social similar a TikTok, es decir, basada en videos cortos creados por sus usuarios. Pero a diferencia de la red china o los reels de Instagram, la nueva aplicación le permitirá a los usuarios crear una “semejanza digital” o avatar personal a través de una función llamada Cameos. Solo basta con grabar un breve video del rostro y voz para crear un avatar y luego insertarlo en cualquier escena generada por IA mediante instrucciones de texto. Es decir, habrá un personaje ficticio para cada usuario disponible en todos los universos posibles que tenga su imaginación. Esta aplicación por ahora está disponible en Estados Unidos y Canadá y sólo se puede acceder mediante invitación. A través de videos de 10 segundos, la empresa asegura que está impulsando un nuevo lenguaje de comunicación que superará a los mensajes de texto y a los videos realistas que hoy conocemos.El lanzamiento de estos dos productos posicionan nuevamente a OpenAI como una empresa líder en inteligencia artificial y con innovaciones que pueden cambiar la manera en la que nos comunicamos. De hecho, al día siguiente de su presentación, la compañía alcanzó los 500.000 millones de dólares de valoración y se convirtió en la start-up más valiosa del mundo, superando a SpaceX, de Elon Musk.Videos de IA con tu rostro: así funciona Sora 2, el nuevo modelo lanzado por OpenAIPero más allá del potencial éxito de sus novedades, OpenAI acaba de desplegar una nueva manera de pensar nuestra presencia digital. Si hasta hace unos meses la palabra deepfake era utilizada casi en términos peyorativos para calificar la creación de una imagen falsa con el único fin de engañar a alguien, ahora se convierte en un valor. La nueva red social tendrá como eje central la falsificación de nuestra propia imagen para crear videos sintéticos. A diferencia de los deepfakes ya conocidos, la aplicación promete desplegar sistemas de seguridad capaces de proteger la identidad de la persona y de terceros. Pero aún así, será el motor de entretenimiento de un entorno en el que habremos pactado que todo es ficticio.¿Si las redes, y principalmente TikTok, conllevan un gran componente adictivo, qué ocurrirá con una plataforma capaz de generar cualquier capricho del usuario? De hecho, OpenAI promete que todo será como crear nuestra propia película: podremos estar en el espacio, volar, vulnerar cualquier límite espacio-temporal para ilusionarnos que somos capaces de cualquier cosa. Todo estará encapsulado en una pantalla, en videos cortos y no hará falta una letra chica que nos indique que todo es fantasía.Las primeras críticas apuntaron a que la facilidad con la que se podrán crear deepfakes generan preocupaciones en materia de vulneración de la identidad de las personas. Si antes la desinformación estaba en manos de expertos, ahora habrá una democratización de dichas técnicas cuyo impacto en la vida social o política pueden ser demoledoras. Por eso, el movimiento de OpenAI puede representar un quiebre profundo en materia de pacto social.Los usos de la IA en el mundo desde la mirada de OpenAIHemos pasado, en menos de un lustro, de la preocupación ética por los deepfakes -vistos como una amenaza- a la adopción entusiasta de la falsificación de nuestra propia imagen. Si el deepfake antes era el ladrón de la identidad, ahora es el avatar perfecto para la autoexpresión en busca de diversión sin límites. Esta nueva promesa de comunicación sintética nos obliga a repensar los criterios de veracidad que durante décadas construimos. Si la evidencia visual ya no es prueba de nada, ¿cuál será la prueba de autenticidad? En la era de la IA, el criterio se desplaza de la prueba ontológica (qué es) a la trazabilidad técnica (quién lo hizo y con qué intención). La verdad se vuelve frágil y la mentira es low cost. A cambio de todo, la supremacía técnica será finalmente la que nos certifique -con un sello o marca de agua- en qué podemos confiar.Respuesta de los usuariosPero que la aplicación sea una red social no es menor. Como toda plataforma de ese tipo, lo que prioriza el algoritmo es la respuesta de los usuarios para dar mayor alcance al contenido y aquí nos enfrentamos a un cambio importante. No habrá límites para el estímulo y tampoco fricciones: se podrán crear universos completos en cuestión de segundos. La dopamina de la omnipotencia, la intensa emoción de sentir que uno puede ser, hacer o estar en cualquier lugar o circunstancia, sin límites espaciales ni temporales.Sora nos invita a pensar varios aspectos que quizás aún no hemos experimentado, pero por los primeros resultados todo parece sorprendente. Aún así podemos cuestionarnos por quiénes serán los públicos de dicha aplicación. ¿Serán los que valoren el poder de los algoritmos o la creatividad sin límites? ¿Serán los pasajeros de un viaje onírico o los adictos de un nuevo scroll infinito? Los videos sintéticos no comunicarán hechos, sino metáforas. Simularán o exagerarán.OpenAI revela por qué ChatGPT "alucina" y plantea un camino para reducir erroresSi TikTok es la red del descubrimiento, Sora será la red de la hipérbole. La pregunta final que nos deja Sora no es sobre su potencial técnico, sino sobre nuestro deseo: ¿preferiremos que nuestro “yo” sea una mentira perfecta que nos da likes o seguir siendo una realidad imperfecta que exige esfuerzo? La respuesta definirá no solo el futuro de nuestra comunicación, sino cómo se pondrán en tensión los acuerdos que históricamente construimos para definir a algo como verdadero y también como imaginario. Compleja tarea que, sin dudas, todavía no cabe en un promt