Diccionario sonoro que recoge los nombres, historias y lugares protagonistas de la emocionante aventura que representa la música contemporánea desde su creación a la actualidad. Más información: march.es/contemporanea
Maryanne Amacher, compositora, artista e investigadora.
Kane, Pennsylvania, 25 de febrero de 1938. Rhinebeck, Nueva York, 22 de octubre de 2009.
Hija única de una enfermera estadounidense y un trabajador de tren de carga suizo, Maryanne pasa su infancia sentada ante el piano y su juventud en la Universidad de Pennsylvania, donde se beneficia de la beca que le permite estudiar composición con Constant Vauclin, George Rochberg y Karlheinz Stockhausen, y graduarse en 1964. También se forma en las universidades de Salzburgo y Dartington (Inglaterra).
Más adelante se gradúa en acústica e informática en la Universidad de Illinois. Estas serán disciplinas importantes en su investigación en el campo de la percepción auditiva. Amacher no trabaja a la manera tradicional, de acuerdo con los dictados de la armonía y la composición, sino desde un punto de vista científico.
Una residencia en la Universidad de Buffalo, en 1967, le sirve para dar forma a 'City Links: Buffalo'. Allí empieza una serie de 22 piezas en las que captura los sonidos urbanos. En esta primera ocasión coloca cinco micrófonos en diferentes partes de la ciudad; transmite en vivo el resultado a través de una emisora de radio local; 28 horas dura la pieza para la que hace uso de líneas telefónicas de calidad de radio FM: así conecta los distintos ambientes sonoros creando “música de larga distancia” o, en un estadio muy temprano, lo que hoy se llama “rendimiento telemático”. Maryanne Amacher: pionera del 'streaming'.
A mediados de los 70 recibe una invitación para trabajar mano a mano con John Cage. El californiano le pide que cree grabaciones meteorológicas para su 'Lecture of the Weather' (de 1975). Vuelven a trabajar juntos en 1978 en 'Empty Words', un trabajo sobre el entorno sonoro de 10 horas de duración basado en los diarios de Henry David Thoureau donde Cage va omitiendo sucesivamente oraciones, palabras y sílabas, y va dejando una constelación de letras, sonidos y silencio. De esos mismos años es 'Torse', trabajo de Amacher sobre movimiento, aleatoriedad e I Ching para Merce Cunningham.
La compositora y artista busca la experiencia vívida, la participación de quien escucha. En la preparación de sus obras multimedia analiza a conciencia la arquitectura y aspectos físicos que influyen en el sonido donde va a realizar su obra. De 1980 es su proyecto 'Music for Sound-Joined Rooms', instalación/performance multicanal en una casa victoriana donde se sirve de cajas de Petri, utilizadas en microbiología. De 1985 son las 'Mini-Sound Series', un conjunto de instalaciones multimedia basadas en las narrativas de la televisión y la posibilidad de distinguir “personajes sonoros” por sus perfiles tímbricos, gestuales y por sus contornos.
Estudiosa del sonido, Amacher analiza su movimiento y dimensión no tanto temporal sino espacialmente. En una de sus ideas más revolucionarias pretende estimular directamente los iones para intervenir sobre la expansión del sonido que, considera, los altavoces y pantallas constriñen. De acuerdo a su concepto de “all time music” [música todo el tiempo], cada suceso de nuestra vida va aparejado a un sonido que podríamos no haber escuchado, pero que podemos detectar cuando se aleja o reaparece.
Sus obras, entonces, se caracterizan por el uso de recursos psicoacústicos. Dentro de estos, ahonda en el concepto de otoacústica. La cóclea, antiguamente llamada caracol por su arrollamiento en espiral, es la parte del oído interno que se encuentra en el hueso temporal. Amacher se interesa por este componente no solo porque nos permite escuchar: también produce sonidos de baja frecuencia: emisiones espontáneas o transitorias, distorsionadas o sostenidas. Fenómenos sobre los que versa 'Intelligent Life', ópera media en la que trabaja durante una larga década, y que no llega a terminar.
Durante los 90, Amacher trabaja principalmente en Europa y Japón. En Estados Unidos recibe el encargo de componer una obra a gran escala para el Kronos Quartet y recibe una beca Guggenheim; también participa en la Bienal del Whitney. En 2005 recibe el Golden Nica, prestigioso galardón del festival Ars Electronica. Su último encargo combinaba video estereoscópico y una composición de audio de varios pisos que involucraba aproximadamente cuarenta altavoces. Su inesperada muerte por un derrame cerebral deja el proyecto inconcluso.
“La casa victoriana casi vacía estaba iluminada con cuarzos, como un escenario de película. La hora: medianoche. La sala de música donde habían estado dos pianos de cola ahora era un 'laboratorio de música emergente' donde se colocaron 21 placas de Petri con 'algo' creciendo en ellas (los músicos e instrumentos del futuro) junto a cajas de instrumentos de metal marcadas como 'Frágil: “músicos ambulantes en preparación' y 'la orquesta molecular', compañeros bioquímicos diseñados para mejorar el reconocimiento neurofónico; “hacer nuevas partituras”. Se colocaron fotografías de ADN y diagramas bioquímicos en atriles”.
Maryanne Amacher recuerda así los preparativos de su primera instalación/actuación multicanal a gran escala en la serie 'Music for Sound-Joined Rooms, Living Sound, Patent Pending en junio de 1980. Nosotros la escuchamos ahora como esos sonidos que pasaron junto a nosotros hace tanto tiempo y ahora se manifiestan.