Querido Ensayo

Antonio siempre se ha atrevido a soñar en grande, aunque eso signifique desviarse del camino tradicional. Tras intentarlo de distintas formas, con varios reveses de por medio, terminó encontrando su pasión en un lugar muy inesperado.

Episodio escrito y producido por Cristián Wagner Valdivia. 

Querido Ensayo es un podcast independiente. 

www.queridoensayo.cl

Ilustración por Desla. 

Música usada en este episodio

Collingwood by Blue Dot Sessions (www.sessions.blue)
Etude 13 LaSalle by Blue Dot Sessions (www.sessions.blue)
Keeping Up by Blue Dot Sessions (www.sessions.blue)
Dream Caper by Blue Dot Sessions (www.sessions.blue)
The Crisper by Blue Dot Sessions (www.sessions.blue)
Sandpiper in Motion by Blue Dot Sessions (www.sessions.blue)
Greycase by Blue Dot Sessions (www.sessions.blue)
Greyleaf Willow by Blue Dot Sessions (www.sessions.blue)
Pack to the Market by Blue Dot Sessions (www.sessions.blue)
Jadie Grange by Blue Dot Sessions (www.sessions.blue)
Palms Down by Blue Dot Sessions (www.sessions.blue)
Bauxite by Blue Dot Sessions (www.sessions.blue)
Thread Indigo by Blue Dot Sessions (www.sessions.blue)
Gradual Alingment by Blue Dot Sessions (www.sessions.blue)
Waltz for Zacaria by Blue Dot Sessions (www.sessions.blue)
On Top of it by Blue Dot Sessions (www.sessions.blue)

¿Qué es Querido Ensayo?

Escuchar con audífonos.

www.queridonsayo.cl

Esto es Querido Ensayo, soy Cristián Wagner Valdivia.

Antonio nunca ha tenido miedo a soñar en grande, incluso si eso significa escapar del camino tradicional y trabajar mucho para conseguir sus sueños.

Tampoco ha tenido miedo en enfrentar aquello que no le gustaba de su personalidad.

De hecho, cuando chico…

“...era sumamente tímido y me preocupé mucho de trabajar mi personalidad. Había cosas muy simples como preguntar la hora a una persona en la calle que me da vergüenza. Y todo ese tema de timidez y vergüenza yo lo trabajé, o sea, yo mismo me expuse a situaciones que me costaran.”
Antonio y sus amigos se desafiaban, se ponían en situaciones difíciles, incómodas, como una terapia de shock para sacar personalidad y para que la timidez no les impidiera hacer lo que querían.

"Y en el fondo eso te hace dar cuenta de que a mucha gente le dan miedo situaciones sociales, exponerse al público, que sepan de ti o que algo te avergüence.Y ese tipo de situaciones sociales yo no tengo miedo a absolutamente ninguna.Me he pulido mucho y he trabajado mucho en mí para ser una persona segura en mí misma. Y ojo, que segura en mí misma no quiere decir que todo lo que haga me salga bien. Quiere decir que no tengo miedo a equivocarme. Solamente eso."

A los 11 años, Antonio se propuso entonces soñar en grande. Quería ser futbolista.

Y comenzó a practicar.

Se pasó cuatro años obsesionado con mejorar. Entrenaba todos los días e incluso iba al colegio con pesas en las piernas. Jugaba a la pelota en el colegio y en una escuela de fútbol. Y cuando llegaba a su casa, seguía jugando.

"Era fútbol, fútbol, fútbol, fútbol, fútbol, todo fútbol."

Todo ese esfuerzo lo llevaría a una prueba en las inferiores del club Universidad de Chile. Antonio sabía que si todo el mundo llegaría con talento, él tenía que hacerlo con algo más. Y lo hizo con un estado físico que había trabajado durante todo ese tiempo de entrenamiento. Y sirvió, porque quedó entre los tres mejores niños de la prueba.

Estaba a una llamada de conseguir su pase de jugador. Durante esa espera decidió no jugar a la pelota para no arriesgarse a lesiones.

"Y cuando me llamaron, jugué tan mal que antes de que me hicieran firmar, me echaron pa' fuera. Porque no tenía estado físico. Porque no había entrenado nada, porque no me querían lesionar."

Pero tuvo una nueva oportunidad entrenando con juveniles de Santiago Wanderers, en Valparaíso, a más de 100 kilómetros de Santiago, donde vivía con su familia. Y cuando entró a jugar…

"La cancha era de arena, las piernas me pesaban, cabros que me llegaban a la cintura me jugaban al cuerpo de igual a igual. Y nada, jugué súper mal."

Tan mal que el profe a cargo del entrenamiento lo sacó pero le dijo que pensara en otra posición para probar nuevamente. De la defensa pasó al mediocampo.

"Entré, la primera jugada, un corner, voy a cabecear y hago un golazo de fuera del área al ángulo de cabeza. Y yo nunca había hecho un golazo de cabeza en mi vida. Y fue como, chuta, ¿qué pasó acá? Parece que Dios existe."

Y si bien llamó la atención y quedaron de ver detalles para finalmente sumarse al equipo, cuando llegó el momento, los entrenamientos habían pasado de las tardes a las mañanas, o sea en horario de colegio. Y ese era precisamente el límite que sus papás no querían cruzar. Porque si bien llevarlo todos los días de Santiago a Valparaíso ya era un tremendo esfuerzo que estaban dispuestos a hacer, que no fuera al colegio no era una opción.

Antonio no iba a ser futbolista.

"Así que al final, nada, pues siempre fui un futbolista frustrado y para mí siempre fue un tema que me dolió porque era lo que yo quería hacer (...) fue un tema y siempre va a ser un tema. O sea, ese es un dolor."

A pesar del dolor, Antonio entendió que si bien no había podido cumplir el sueño original de ser futbolista, quizás podía vivirlo de otra forma.

Un par de años después al terminar el colegio llegó el momento de decidir qué estudiar. Pero, como muchos, Antonio no sabía muy bien qué hacer. Le gustaba la biología, tenía muy buena memoria y sin bien no estaba convencido, se matriculó en Kinesiología. Sin embargo…

"Al día siguiente le dije a mi papá, no. Quiero salirme de acá porque quiero estudiar entrenador de fútbol (...) Porque de alguna u otra forma quería seguir vinculado con el fútbol (...) Y me metí al INAF, el Instituto Nacional del Fútbol"

Detrás de esta decisión había dos razones principales.

Por ese entonces sus papás estaban pasando por una situación económica complicada. Una carrera tradicional, como Kinesiología, costaba en una universidad privada algo así como 500.000 pesos mensuales. Por otro lado, la mensualidad de la carrera para ser entrenador de fútbol costaba 120.000.

"Salía más barato incluso que lo que pagaban en el colegio. Entonces, yo también lo hice pensando en ellos. Pensando en ese tema y hacer algo que a mí me gustara. De como perder el miedo de hacer lo típico, que son las carreras tradicionales y lo que sea."

Una vez matriculado, Antonio se propuso ser el mejor de la carrera. Y el primer año lo consiguió. Tuvo un 6,5, el mejor promedio de notas de su generación. Sin embargo empezó a sentir que no estaba aprovechando bien su tiempo. La carrera no le costaba, no era de estudiar demasiado y descansaba mucho en su buena memoria. El segundo año lo terminó con promedio 5,9 y fue en ese momento cuando decidió abandonar la carrera y finalmente matricularse en Ingeniería Comercial, una carrera tradicional.

"Hasta el día de hoy me arrepiento(...) porque hubiese sido mucho más lindo el tema de perder el miedo de muchas cosas haciendo algo que realmente te gusta pero por otra parte todavía tengo amigos de ahí y dos amigos de los que eran de los más brillantes, digamos, del curso les ha costado mucho."

El mercado laboral para quién tiene el título de entrenador de fútbol es muy reducido y es mucho más difícil para aquellos que no tuvieron una carrera como futbolistas. Los outsiders como Antonio tenían que recorrer un camino mucho más largo.

Y si bien esto parecía el adiós definitivo del fútbol, Antonio encontró una nueva forma de desviarse nuevamente del camino tradicional gracias a un juego online que conjugaba esos dos sueños frustrados.

Vamos a una pausa y volvemos.

Antes de estudiar Ingeniería Comercial, de haber pasado por el Instituto Nacional del Fútbol intentando ser entrenador de fútbol, en paralelo a la época en la que entrenaba obsesivamente para ser futbolista, Antonio conoció a alguien que le mostró un juego online que si bien en un principio era un juego más, iría tomando cada vez más importancia en su vida.

“Mi primer puesto fue justo adelante de Antonio, ya. Entonces él me habla y me dice "Oye, ¿tú juegas a Habbo Hotel?" y le dije "No, como voy a jugar a Habbo Hotel?" y le dije "Yo juego Hattrick", esa fue mi respuesta. Marqué ahí al tiro territorio.”

Él es Franco.

“soy Valdiviano y me dedico a ver distintos proyectos de Ingeniería y Medio Ambiente”

Usando un término futbolístico, a los 14 años Franco fue el nuevo fichaje del curso de Antonio. Y del sur venía con una curiosa obsesión por el número 12, ya que ese era el dorsal que usaba su jugador favorito, el holandés Gio Van Bronkhorst.

“que jugaba en el Barça, que para los que veíamos fútbol en esa época lo debemos conocer, pero por eso me gustaba mucho el 12”.

Tanto le gustaba este número que, por ejemplo, cuando un profesor lo mencionaba, sus compañeros lo buscaban, lo miraban, lo celebraban.

Así que con el 12 en la espalda, Franco llegó desde Valdivia a Santiago.

“Y se dio la coincidencia que cada vez que decían el 25 todos miraban al Antonio, lo aplaudían, lo felicitaban. Y era como: “no te puedo creer”.

Franco no era el único obsesionado con un número. De hecho, Antonio tenía un grupo de amigos que se llamaba el Team 25, el cual, al enterarse de que Franco también compartía esta afición, lo integraron.

Desde ese momento comenzaron a preguntarle su número favorito a todos los compañeros del curso. Franco llevaba en su cuaderno un listado con cada nombre y su respectivo número. Cada vez que un profesor mencionaba uno, él lo anotaba y todos felicitaban al compañero al que correspondía.

Pero lo que realmente los unió fue Hattrick, este juego online que Franco le mostró a Antonio.

“yo creo que Hattrick igual a ayudó harto a que nuestra amistad con Antonio como que se fuese fortaleciendo a medida que fue pasando el tiempo porque nos conocemos hace 18 años. Obviamente fuimos identificando muchas cosas que teníamos en común, que nos gustaban, muchas pasiones en común, pero Hattrick sirvió harto para formar una buena base de amistad con Antonio”.

Detengámonos un poco en Hattrick, un juego muy particular.

“muchas veces me han preguntado “Oye de qué se trata ese juego?” y por más que me esfuerzo y lo termino de explicar, me dicen: “oh, la hueá fome”. (...) Hattrick es, yo lo defino como un juego de rol, finalmente. Como estilo Dungeons & Dragons, pero de fútbol, fútbol manager, acá es un juego donde uno tiene que activar mucho la imaginación, y eso lo hace bastante interesante.

“es un juego que se basa en texto, no es un juego 3D o de consola como el pro evolution soccer. No es un juego muy moderno, de hecho es un juego antiguo.

“Acá uno es el dueño de un equipo de fútbol, pero es un equipo ficticio, no con futbolistas reales, y uno funciona como el administrador de todos los movimientos, de las finanzas, del club, de quiénes trabajan para el equipo, los jugadores, el entrenamiento, la estrategia.

"Tú compras tus propios jugadores, los haces mejorar, y luego los haces competir contra otros equipos de usuarios de Chile o de otras partes del mundo. Es un juego que tiene selecciones nacionales. Es un juego lento. Un juego en el cual te demoras cerca de cuatro años en crear un proyecto real desde cero hasta que puedas tener la chance de llegar a la primera división. Es un juego en el cual requieres bastante paciencia y se hace de cierta forma parte de tu rutina. "

Este juego complejo, que en realidad no se juega sino que se lee y se piensa y se planifica, despertó algo nuevo en Antonio, que lo veía como una buena forma de competir con sus compañeros y ganarles.

Así fue como comenzaron a organizar torneos entre sí.

Y en cuarto medio Antonio ganó uno. Y decidieron hacer una ceremonia de premiación en una sala.

“No teníamos plata así que compramos greda. Hicimos unas copas de greda. Le pusimos un spray dorado”

"Nuestro profesor jefe, que es un grande, leyó unos discursos que nosotros preparamos. Fue como el moderador de toda la ceremonia, fue un hito. "

Como ganador, Antonio fue uno de los que leyó unas palabras.

"Parte de mi discurso dije que quería convertirme en uno de los mejores usuarios. "

Tal como lo había hecho antes, cuando se había propuesto ser jugador de fútbol o cuando quiso ser entrenador y se propuso ser el mejor de su clase, Antonio nuevamente se atrevía a soñar en grande. Era una forma distinta de seguir ligado a aquello que no había logrado alcanzar.

"Entonces Hattrick, de cierta forma, me acercaba a eso, me mantenía ese lado de ser entrenador, de ese lado del fútbol, del futbolista frustrado."

Pasó mucho tiempo en todo caso desde aquél discurso en el que se propuso ser uno de los mejores jugadores de Hattrick hasta cuando en realidad comenzó a trabajar para conseguirlo. 9 años para ser exacto. Durante ese tiempo terminó su carrera, se dedicó al corretaje de locales comerciales y a la asesoría de inversiones inmobiliarias.

Y si bien nunca dejó de jugar Hattrick, le prestaba muy poca atención. Hasta que un día…

“Dije ya. Este tema está pendiente (...) cómo va a ser tan difícil. Se acabó este tema. Me aburrí. Entonces empezamos con el Franco (...) a hablar de hattrick. Hattrick, Hattrick Hattrick. Invitamos a su primo a que jugara. Invitamos a unos amigos. Nos hicimos un grupito de Whatsapp de 10 personas. Después entraron otros amigos de otros amigos. Entonces ya éramos como 15. Y con el Franco siempre estábamos como ayudando al resto, respondiéndole dudas, cosas así. "

Fue así como Hattrick comenzó a tener cada vez más importancia en la vida de Antonio. Con los años comenzaría a mejorar y transformarse, tal como se lo había propuesto en el colegio, en uno de los mejores jugadores de Chile y, por qué no, del mundo.

Logró ganar una Copa Chile, transformarse en el director técnico de la Selección Nacional de Chile y conseguir una Copa América.

Pero para llegar a ese punto, para transformarse en uno de los mejores, el tiempo invertido era significativo. Tanto, que comenzó a priorizar trabajos online para así poder jugar todo lo que Hattrick necesitaba de él.

Para las parejas que tuvo durante este tiempo, esto…

“Era un tema porque por ejemplo una, no entendía que me gustara tanto un juego. Entonces ella pensaba que era prácticamente una red social para conocer minas. Y no entendía que me metiera tanto a Hattrick o me gustara tanto. Tanto así que ella se creó una cuenta en Hattrick (...) Y la cosa es que empezó a estudiar, estudiar, estudiar, y llegó a cuarta división antes que yo. O sea, tuvo un equipo mejor que el mío. Ahí cachó el juego.“

Sus parejas tuvieron que acostumbrarse que para él, los domingos y los miércoles, que son los días en los que hay partidos de Hattrick, él estaba en otra. Eran días y horas sagradas.

"En esa hora que nadie me hable, o si querí ver el partido conmigo, bacán velo, pero yo voy a estar viendo Hattrick. Voy a estar haciendo mi formación, voy a estar pensando en cómo ir. Si estay durmiendo conmigo, puedo poner una alarma a las tres, cuatro de la mañana para comprar un jugador, lo voy a hacer y nada me va a detener. "

Y nada lo detuvo. Junto con el éxito, llamémoslo, deportivo, Antonio comenzó a darse cuenta que Hattrick se estaba transformando en algo más que solo un juego. Era lo que más le gustaba hacer. Era su pasión. Era, no solo de alguna forma, una novedosa continuación de sus sueños futbolísticos, sino también algo que tenía un potencial que pronto descubriría.

Vamos a una pausa y volvemos.

Viajemos al pasado, al año 2012. Antonio y Franco están en España, recorriendo el camino de Santiago de Compostela. Una noche, entre cigarros y cervezas, conocen a un hombre que a primera vista, hizo pensar a Antonio que era una persona sin casa.

Este hombre llevaba recorriendo el camino de Santiago durante 5 años. Y comenzaron a conversar.

“Y el gallo me respondía todo lo que le preguntaba. Era impresionante”.

A cada pregunta que le hacía, este hombre le respondía sin fallar, con una facilidad que no dejaba de llamar la atención de Antonio, que llegó a la conclusión de que esta persona sabía mucho porque llevaba todo ese tiempo caminando y reflexionando.

"Y ahí dije: Mi propósito en la vida es convertirme en un viejo sabio. Ese es mi propósito. (...) Cuando uno decreta eso, te empiezan a pasar cosas difíciles porque no vas a ser sabio con las cosas fáciles. Entonces, bueno, ahí la vida está llena de circunstancias, dificultades y lo que sea, que yo creo que me están encaminando finalmente a eso. "

En esa sabiduría había una capa más profunda: la capacidad de inspirar.

“Y como me parece una persona interesante, a mí también me gustaría ser una persona que inspire eso al resto. Ser una persona interesante a través de la sabiduría. (...) Si eres una persona sabia, en el fondo vas a poder tomar buenas decisiones y no es tanto el tiempo que un ser humano está en la tierra. O sea, es acotado. Entonces hay gente que pasa por acá de forma muy superficial y está perfecto por ellos, pero yo quisiera dejar algo”.

Y es que parte de esa sabiduría tenía que ver con una forma particular de mirar el mundo: encontrar sentido en detalles mínimos, en gestos o señales que parecían insignificantes.

Un día durante ese mismo viaje, casi al final de su recorrido, estando en Galicia, los dos amigos se separaron. Franco quiso caminar solo e ir a comprar algo para comer y tomar. Pero se dio cuenta que se le había quedado la billetera, así que se devolvió a buscarla donde estaba Antonio.

“Y cuando voy a verlo en una banca, Antonio está como perplejo. Y yo le digo Antonio, qué pasó, por qué estás así?. Y el me dice: Mira el cigarro que me acabo de hacer”.

En ese entonces Antonio tenía tabaco para enrolar. Pero no sabía hacerlo así que tenía una maquinita enroladora a la que le ponía el papelillo, el filtro y el tabaco y así enrolaba sus cigarros.

“Y el cigarro tenía un 7. Se había formado un 7 perfecto en la parte blanca como, en el tabaco, se había formado un 7. Y dijo: (...) No esto, claramente es una señal y es muy impactante porque el 7 es un número bastante mágico (...) Y de alguna forma también me vendió un poco la pomada. Igual caí un poco en sus redes. Y también empecé a decir: sí claro, esto es super raro lo que pasó, el 7. "

Pero un par de días después, al hacerse otro tabaco, pasó lo mismo y se dieron cuenta que era más un tema de la enroladora que algún mensaje divino.

Y es que para Franco, Antonio es así. Cualquier otra persona podría haber visto ese 7 y dejarlo ahí. Pero Antonio era capaz de darle valor a esos mensajes, los que podían mostrarle una ruta distinta a la que el común de las personas vería, pero que él estaba dispuesto a recorrer. Y es que Antonio es…

“Un soñador como que ve hacia el horizonte pero intenta como llegar a él. Y a veces se puede ver como complicado y todo. Pero el camino se va haciendo como en el andar. No solamente como (...) a través de los sueños. No. Como que también construyéndolo. Y yo creo que eso, eso puede definir Antonio, ¿no? Como, el luchar un poquito también por, por sus objetivos."

La capacidad soñadora, que venía acompañada de darlo todo para llegar a ese horizonte que menciona Franco, es lo que lo llevó a transformar Hattrick de manera definitiva en el centro de su vida.

El primer paso para hacerlo fue organizando torneos pagados de Hattrick, repartiendo un premio al ganador y ellos llevándose una pequeña comisión. Pero ese modelo no prendió demasiado.

Probaron creando una cuenta en Patreon. Patreon es una plataforma donde los creadores reciben apoyo económico mensual de sus seguidores a cambio de contenido o beneficios exclusivos. Sus suscriptores podían participar de estos torneos y además comenzaron a hacer transmisiones en Twitch, comentando los partidos.

Y fue ahí en donde se dieron cuenta que la gente en realidad no sabía mucho de Hattrick. Lo jugaban, pero sin realmente entenderlo del todo. Y es que como vimos, este es un juego complejo, con muchas variables, que requiere mucho tiempo y paciencia.

Había un vacío de conocimiento.

Además, la pandemia ya había llegado a Chile y sin poder trabajar, Antonio tuvo una idea. Le gustaba tanto jugar Hattrick que pensó cómo podían hacerlo para

“rentar de eso para hacerlo parte de nuestro día de hoy porque mi mi premisa era me gusta tanto esto que la única manera de jugarlo tranquilo como yo quiero es que es ganar plata de parte de esto porque la única forma de no tener que andar pensando que ahora tengo que ir a trabajar sino que puedo jugar Hattrick tranquilo eso es lo que yo quería lograr poder jugar Hattrick tranquilo de lleno y si hacía algo que me diera beneficio económico podía lograrlo.”

Así crearon HT- Coliseum, una Academia en la que enseñaban a jugar Hattrick. Antonio armó una página web y se lanzaron completamente por este nuevo proyecto. Abrieron un canal de Youtube, grabaron 12 clases y mientras tanto comenzaron a recibir a sus primeros alumnos particulares, a los que les cobraban 8.000 pesos la hora.

“contactamos como a 300 managers de Hattrick Chile (...) y les empezamos a mandar las clases semana por semana a un grupo de WhatsApp y les respondíamos a sus dudas y todo.”

Rápidamente a sus ahora alumnos les empezó a gustar la metodología de enseñanza. La academia comenzó a crecer y se transformó en algo mucho más serio de lo que esperaban. Tanto así que…

“Yo renuncié a mi trabajo (...) Y mi jefe de ese momento me dijo: Franco, cuenta la firme: te conseguiste otra pega. Y yo le dije no, voy a dedicarme a una idea que tengo
como un emprendimiento". Y me dijo "Ya cuenta qué voy a hacer". Y cuando le conté, lo de Hattrick me miró con cara de "Me estay hueveando."

Y es que claro, si bien hoy en día es cada vez más común que personas puedan vivir de juegos, siendo gamers, en ese entonces todavía era difícil de entender. Sobre todo con un juego tan particular como este, que en realidad no se juega, sino que se piensa, se planifica. Y es algo con lo que Franco tuvo que lidiar cuando le explicó a su familia o incluso a su pareja, que de todas formas lo apoyó.

Por su lado, a los amigos de Antonio no les sorprendía que siempre fuera más allá. Que este juego fuera tomando cada vez más importancia. Es que llevaba tanto tiempo ligado a él que ya no era tan extraño. Su papá, por ejemplo, cuando el equipo de Antonio jugó la final de la Copa Chile, lo acompañó viendo el partido. O bueno, leyéndolo.

Entonces, este vuelco total hacia Hattrick, de hacerlo su principal fuente laboral, se vio como un paso natural para cumplir su sueño.

Pero cuando la academia estaba tomando forma y mientras preparaban las clases, Antonio recibió una noticia devastadora.

Vamos y volvemos.

En enero del año 2021, cuando estaba en pleno proceso de grabación de las clases para sus alumnos, Antonio recibió la peor noticia posible. A su mamá le habían descubierto un cáncer de pulmón muy agresivo.

Antonio, que en ese entonces vivía en Reñaca, se fue a vivir a Algarrobo, con sus papás.

Y allí, lidiando con la enfermedad de su mamá, encontró en Hattrick esa distracción que, aunque sea por algunas horas del día, le permitía no pensar en la pena.

“Estaba súper triste pero me había comprometido con hacer esas clases con grabar los videos. Entonces claro, me ponía un escudo en mi voz que intentara que no se notara que tenía pena y me ponía a grabar las clases por cumplir, me sirvió para distraerme y como para no tirarme abajo”.

Casi cuatro meses después del diagnóstico inicial, su mamá falleció.

“Fue duro y una cosa que quedas mal emocionalmente también quedas mal
económicamente porque la hospitalizamos y estuvo como dos semanas en la clínica y eso
también fue mucha plata que te deja mal económicamente y mal mentalmente entonces claro, tu ahorro se va te fuiste de una ciudad grande a una ciudad más chica y ahí tienes que darle apoyo a tu familia a mi papá que ellos siempre fueron muy unidos y en el fondo necesitáis como algo que te que te ayude a salir para adelante”.

Ese algo con el que pudo salir adelante fue Hattrick. Con su academia ya armada Antonio y Franco le escribieron a uno de los fundadores y actual dueño de Hattrick, el sueco Johan Gustafson, con la idea de pedirle trabajo. En ese correo le dieron 10 ideas con las que ellos creían que Hattrick podía mejorar y en las que ellos podían ayudar. 5 meses después obtuvieron una respuesta.

Johan tomó dos de las ideas que ellos le propusieron y así fue como crearon el primer canal de streaming oficial de Hattrick. Hicieron 14 transmisiones en vivo y forjaron una buena relación que sigue hasta el día de hoy. Antonio había cumplido lo que siempre había querido hacer.

“era un sueño estar haciendo lo que me gustaba y lo que siempre quise, ser la cara visible del juego que más te gusta”.

Una vez terminado el trabajo con Hattrick y luego de un año y medio después de haber renunciado a su trabajo, el retorno económico existía, pero no era suficiente para los dos. Franco encontró un nuevo trabajo y dejó el proyecto, quedando Antonio como su representante a tiempo completo, cien por ciento dedicado a él.

No solo había conseguido el sueño de vivir de Hattrick. Dentro del juego, Antonio estaba cumpliendo aquello que prometió: convertirse en uno de los mejores usuarios de Chile.

Y si las clases eran su trabajo, un segundo trabajo no remunerado era jugar y no solo administrar su equipo, sino también dirigir la selección. Y el tiempo y esfuerzo dedicado a esto no era menor.

“Tenía 15 personas a mi cargo y era un trabajo total de 20 horas a la semana para plantear un partido. (...) entre organizar las funciones de la gente hacer reuniones de meet los jueves por la noche hasta las 2-3 de la mañana al día siguiente el día viernes tenerlo disponible toda la mañana hasta la hora del partido planteando, probando formaciones que los de tu staff te respondan haciendo pruebas cada quien con sus tareas bien designadas cada quien con una función haciendo la previa del partido o sea es un tema hay que tener ganas y hay que tener tiempo.”

A estas alturas no es una sorpresa todo el tiempo que debe invertir en Hattrick alguien que está tan involucrado como Antonio. Se había demorado unos 15 años en ser uno de los mejores y ahora tenía que mantenerse ahí.

“Cuando uno está en etapa competitiva, que es como el mejor momento de equipo,
uno realmente uno invierte mucho tiempo, uno invierte años en llegar ese momento,
yo llevo 4 o 5 años invirtiendo en el equipo en el que estoy ahora, compitiendo,
como para que llegue con la mejor forma posible, entonces hay muchas expectativas
acumuladas en el equipo. "

Manejar esas expectativas no es fácil. Existe un temor constante de que todo ese esfuerzo dedicado a tu equipo no se vea reflejado en logros. Es un temor. Y Antonio lo vivió.

“cuando estuvo en primera división para él cada fin de semana era súper estresante porque los otro equipo eran muy poderosos también entonces tenía miedo de perder y no lo pasaba bien."

Por otro lado, Antonio ya era una persona reconocida dentro de la comunidad. Además de estar dentro de los mejores y de hacer clases, organizó reuniones presenciales con usuarios de Chile.

Ese involucramiento venía también con repercusiones inesperadas.

“Una vez iba cruzando la calle y me hablan por whatsapp y me dicen: oye, creo que te vi cruzando la calle. Y era un alumno que yo no conocía pero él sí me conocía por mis videos.”

En su momento de mayor popularidad, por allá por el año 2009 o 2010, Hattrick contó con cerca de un millón de usuarios en todo el mundo. Sin embargo ese número ha ido cayendo dramáticamente y hoy no supera los 230.000. Es un juego de nicho, que ya vimos que es difícil de entender y que por lo tanto ya no crece.

Es por eso que el campo laboral, si lo llevamos a lo que se dedica Antonio, es acotado y había una necesidad de hacer crecer su academia. De llegar a más personas.

Y en ese afán, Antonio rompió las reglas del juego. Y a pesar de que había sido advertido que no podía hacerlo más, las rompió de nuevo.

Y eso le costaría muy caro porque luego de 18 años jugando Hattrick, de ponerlo en el centro de su vida, de hacerlo su trabajo y su pasión, Antonio fue expulsado.

Vamos y volvemos.

Como todo juego, Hattrick tiene reglas. Reglas del juego en sí mismo y reglas de convivencia. Y para que esas reglas se cumplan existen figuras como las de los moderadores o los Game Masters, usuarios que velan por el cumplimiento y que tienen atribuciones para tomar decisiones en caso de que alguien no las cumpla.

Por otro lado, Hattrick tiene un sistema de mensajería interna. Cada usuario puede escribirle a otro usuario de manera individual, cuál mail o DM. Y además hay foros públicos en los que uno puede participar según los distintos temas que se traten.

Y dentro de las reglas, una de las cosas que están prohibidas es hacer Spam. Spam es, básicamente, enviar mensajes no solicitados de forma masiva a otros usuarios.

Esa fue la regla que Antonio rompió.

“Él recibió varias advertencias. De que no podía hacer más Spam (...) Hattrick tiene igual distintas como etapas, no es como que te llegan y te quitan el equipo, como que uno tiene que incumplir varias veces las reglas para que te echen por los motivos que echaron a Antonio.”

Todo comenzó cuando quisieron ganar participantes para los torneos que organizaron en un principio, esos que no tuvieron tan buen recibimiento y que luego transmitían por twitch.

Luego cuando crearon su academia…

“Le spameamos a todos los de sexta edición y quinta edición que le íbamos a hacer clases gratis por 3 meses por whatsapp respondiéndole dudas todo el día todo el día y que le íbamos a dar semana a semana un video y que ese video el teníamos toda la semana para hacer preguntas y era absolutamente gratis.”

Cada perfil, digamos, de cada equipo tiene la posibilidad de agregar un link externo. Y en cada mensaje dentro de los foros podía poner un pie de firma. En ambos lugares Antonio había agregado el sitio web de su academia, pero sin hacer más spam desde esa última vez.

Sin embargo, uno de los moderadores del foro, al percatarse de que estos links llevaban a un canal de Youtube y a una academia en la que Antonio ganaba plata, le exigió borrar los videos. En caso de no hacerlo, dentro de las próximas 48 horas, le quitaría la cuenta, o sea, lo expulsaría.

Pero Antonio tenía un contacto. Y no era cualquiera.

“Y hablé con Johan”

Cristián: El dueño de Hattrick…

"Y le dije sabéis qué, me parece que esto es injusto no te quiero molestar por temas del juego pero no me parece que esté bien él habló con él y el gallo el día siguiente el tiro me pide disculpas, me dijo que tenía razón que no correspondía que yo borrara eso."

No obstante, como dice Antonio, esto significó una mancha en sus papeles. Y le dieron una advertencia final. Si volvía a hacer spam o romper alguna regla del juego, podían expulsarlo.

Y lo que había en juego no era cualquier cosa. Su cuenta de usuario tenía 18 años. El mismo equipo que creó cuando estaba en el colegio, el que tuvo cuando intentó ser futbolista, entrenador de fútbol y con el que se enamoró paulatinamente del juego. Ese equipo, el que estaba dentro de los mejores de Chile y con el que entendió que podía hacer clases y vivir del juego.

El riesgo era demasiado.

Pero…

“Llegó un momento que dije “bueno, si me la voy a jugar, me la voy a jugar de lleno. O sea, es matar o morir. Necesito tener más alumnos, quiero llegar a más gente, quiero ayudar a más gente, quiero estar ocupado en esto más tiempo voy a hacer spam de nuevo y lo voy a hacer consciente de que puede ser riesgoso sé las consecuencias que tiene y sé las consecuencias porque yo mismo tuve que hacer videos de las reglas del juego o sea, las reglas yo me las conozco en raíz del derecho yo era consciente de lo que estaba haciendo yo en ningún momento podría decir oh, disculpa, no me di cuenta no, eso no fue así yo sí sabía lo que estaba haciendo.”

Sin embargo Antonio apostaba a que esa advertencia final que le habían hecho no iba a ser considerada. Que habría criterio. Y como quería sentir la misma satisfacción que sentía al terminar una clase, pero multiplicada diez veces más, necesitaba más personas y no lo pensó dos veces.

“Fue una misión Kamikaze nomás. Él sabía y yo se lo advertí, le dije párate, para de hacerlo. Y me decía: creo que me van a quitar el equipo. El sabía, el sabía que podía pasar.”

Durante cuatro días, en misión Kamikaze Antonio spameó todo lo que pudo.

"Jamás pensé que me fueran a quitar la cuenta realmente. O sea, si pensé que me la podían quitar, pero jamás creí que lo fueran a hacer.”

Pero lo hicieron. Una mañana Antonio se quiso conectar a su cuenta pero al querer ingresar le aparecía un mensaje que básicamente le avisaba que había sido expulsado por el Spam hecho.

“Lo tomé con frialdad. Dije bueno, no me esperaba una sanción tan dura. Me parece exagerado. (...) A la vez me sentí un poco indignado. Dije chuta, con todo lo que he aportado y que en el fondo me traten como uno más que le quitan el equipo y que nunca ha aportado en nada, igual lo encontré injusto.”
Franco: “Me dio una pena enorme, me dio una pena enorme lo que le
pasó porque era evitable. Él quería spamear con algunas cosas,
difundir lo que estaba haciendo en fondo. Igual es una regla un poco, no sé,
como weona que tiene Hattrick, porque en el fondo estaba haciendo spam o está
difundiendo algo que la comunidad le sirve, ya que es como algunos vídeos que le
pueden servir para aprender."Hattrick es un juego super ambiguo", o sea, a nosotros
nos tomó años aprenderlo. Es súper difícil aprenderlo por tu propia cuenta. Y
finalmente esa era la gracia de los vídeos de las clases, como ayudar a la gente a
saltarse esa etapa, nos lo prendimos a puro error. Error a Error, acierto, error,
acierto. (...) Y Antonio hacía eso (...) pero no era un spam como invasivo, no era un spam agresivo, no era un spam que uno dijera “oye el loco desubicado”. No, era algo que estaba facilitando material a la gente. Entonces, como que desde esa perspectiva lo consideraba injusto, porque no estaba haciendo ningún daño real a la comunidad, todo lo contrario. Antonio ha construido comunidad a motivado a la gente a mejorar, a motivar a la gente a quedarse en el juego. Un juego que (...) va hacia abajo. Y finalmente la comunidad es la que mantiene el juego, no el juego en sí, o sea, si en la comunidad el juego desaparece.”

Me costaba mucho entender por qué tanto Antonio y Franco veían esta expulsión como algo injusto. Reglas son reglas. Pero sí es cierto que ellos, y Antonio últimamente, ha hecho todo lo posible por crear una comunidad, por enseñar un juego difícil, cuya tasa de crecimiento es bajísima porque esa barrera de no saber cómo funciona es muy grande. Antonio gana plata con esto, es verdad, pero el beneficio que el juego ha tenido gracias a sus iniciativas tampoco puede ser menospreciado.

Antonio pensó seriamente en no volver a jugar Hattrick. Estaba decepcionado. Sobre todo por el que él considera poco criterio que tuvieron los Game Masters, estos usuarios que tienen la potestad de expulsar a quién incumpla reglas.

“me empecé a dar cuenta que había una mini mafia de tipos que en el fondo
no tienen nada mejor que hacer en los cuales sienten que tienen un poco de poder en un juego y hacen abuso de poder tratando mal a la gente porque me mostraron muchos mensajes de Gamemaster que prácticamente te obligan a admitir una culpa de algo que no has hecho.”

“De hecho hay un Game Master que se burlaba de él. Super poco profesional. Entonces yo lo denuncié como al Game Master Supremo. Y además ese Game Master tenía como foto de su equipo como un par de personas sin polera. Entonces yo como busqué en el manual de hattrick, en el manual de buena conducta. Y no podía haber gente con semi desnudos en los escudos. Así que yo denuncié al Game Master, en venganza de lo que le habían hecho Antonio”

A los pocos días de haber sido expulsado, Antonio subió un video a su canal de youtube contando no solo esto, sino toda su historia con Hattrick, haciendo sus descargos.

“Hola amigos, ¿cómo están? Espero que estén bien. Este es un video especial. no es un video de contenido de hattrick pero sí es un video muy relacionado a mí, a mi historia con hattrick y a un suceso en particular que ocurrió esta semana. Y bueno, me debo a mi audiencia y obviamente les quería contar lo que ocurrió”.

De hecho este fue el video que me llevó a querer entrevistarlo. Esta fue la primera vez que supe de él y de su historia.

Y es que al igual que Antonio y Franco, yo también juego Hattrick. Y también lo hago hace mucho tiempo. También tuve un amigo que me mostró el juego cuando estaba en el colegio y también lleva mucho tiempo en mi vida.

Pero para mí Hattrick es más un hábito que una pasión. Nunca he sido bueno, quizás porque nunca aprendí a jugarlo como ellos. Es algo a lo que le debo dedicar una hora a la semana. Es como pagar las cuentas. Algo que hay que hacer.

Una de las cosas que le pregunté a Antonio fue cómo el haber sido expulsado de Hattrick pudo haber dañado su reputación.

“Creo que me pudo haber dañado frente a la gente que me tenía mala (...) pero respecto a la gente que a mí sí me importa y pensando también en mis clases, yo creo que no me jugó en contra, para nada, primero que nada porque aceptar los errores te hace más grande. Yo admití mi culpa, admití mi error. (...) pero sentí mucho apoyo de la gente que ve mi contenido y en el fondo esa es la gente que a mí me importa.”

¿Cuántas personas pueden decir que se dedican a lo que realmente les gusta? ¿Que se atrevieron a seguir otro camino, que se guiaron solo por su pasión? ¿Que dentro de su propósito está dejar algo?

"Y ese algo no es algo material que yo vaya a decir, bueno, me compré una casa.
Y esa casa que va a caer va a estar ahí por siempre, no. Dejar algo en las personas. Ayudar a las personas a reflexionar, a estar claras en las cosas que quieren. Y ojo que no lo digo porque para mí haya sido así de claro o fácil. Al contrario, es porque me costó tanto encontrarme, y me sigue costando, que creo que es algo en lo cual las personas no... nadie te enseña. O sea, por lo general los papás se preocupan de qué. De que tengas comida, de que vayas al colegio, de que te saques buenas notas, ojalá. De que te portes bien, no te mandes embarradas. Pero nadie te enseña a encontrarte, nadie te enseña qué es lo que tú quieres hacer realmente. Mucha gente actúa por miedo. O sea, que tengo que estudiar porque si no no voy a tener plata. Tengo que hacer ejercicio porque si no voy a estar gordo. Entonces al final la sociedad está llena de miedos por los cuales la gente actúa."

Antonio, el soñador, el que va con todo para conseguir esos sueños que a veces parecen muy lejanos, nunca ha tenido miedo en hacerle el quite al camino tradicional. En llevar su pasión, sea cual sea, al límite.

Y hay valor en eso.

"Y claro, no sé si el anhelo era ser futbolista o ser entrenador de fútbol, quizá
era dedicarte a algo que realmente te apasiona, que por ahí,
que en el fondo es algo súper complicado de conseguir en este mundo donde la
vocación a veces no es lo que perdura, a veces lo que perdura es el otro tipo de
bienestar, no como la vocación sigue como para dedicarte a algo. Entonces claro,
eso creo que es lo que puede definir Antonio como en realidad dedicarte a lo que te
gusta. Y eso es complicado, sobre todo si es que sus gustos no son tan
convencionales. En este caso claro, pues se podría haber dedicado a ser futbolista,
se podría haber dedicado a ser entrenador de fútbol. Creo que es más fácil que
dedicarse a Hatrick, si hablamos en temas de remuneraciones, pero está súper bueno que
el busque ese objetivo y que se lo proponga y que no sé quede,
esperando que llegue como la solución por sí sola, sino que él también lo vaya a
buscar y que vaya buscando distintas estrategias.”

A pesar de las reticencias iniciales Antonio volvió a hattrick con un nuevo equipo. Lo necesita, para poder seguir enseñando.

Ha pasado casi un año desde que fue expulsado y ese incidente lo llevó a tomarse el juego con más relajo. Ya no se estresa. Sigue teniendo un espacio importante en su vida porque en el fondo sigue viviendo de él. Sigue haciendo clases y subiendo videos a su canal de youtube, pero

“Ya no es una obsesión, sigue siendo de cierta forma una pasión, pero más como entrenador, como coach de usuarios, que como usuario mismo. En un momento sí fue vicio y pasión. Ahora diría que es una mezcla de pasión con cariño.”

Y mientras Hattrick siga existiendo, Antonio estará ahí. Jugando, enseñando, y aprendiendo de sus errores.

De hecho, al estadio de su nuevo equipo le puso un nombre que sirve como recordatorio: Prohibido hacer spam.

Al momento de la entrevista con Franco, estaba a un partido de saber si era o no campeón de la primera división y por ende, ser el mejor usuario de Hattrick en Chile. Lamentablemente no lo consiguió.

Mientras trabajaba en esta historia, revisé mi Hattrick Mail, el sistema de mensajería interno que cada equipo tiene y me encontré con un mensaje sin leer del 30 de agosto del 2024. Era de Antonio. Aún no lo conocía a él ni su historia. Era el Spam por el que fue expulsado. El mensaje dice así:

Hola, cómo estás? Mi nombre es Antonio y soy Fanático de Hattrick desde hace más de 15 años. Junto a un amigo, hicimos un canal de Youtube para que los demás managers puedan aprender y disfrutar tanto Hattrick como nosotros. Acá te comparto el canal por si te interesa aprender más de este juego de manera rápida y sencilla. A mi me tomó muchos años entender la forma correcta de formar un equipo para llegar a primera división y es por eso que decidí compartir todos mis conocimientos.
Saludos!

Este episodio de Querido Ensayo fue escrito y producido por mí, Cristián Wagner Valdivia.
Agradecimientos especiales a Antonio y Franco por su buena disposición para contar sus historias.
La ilustración de este episodio fue hecha por Desla.
La música es de Bluedot Sessions
Pueden escuchar este y todos los capítulos de Querido ensayo en queridoensayo.cl o en cualquier plataforma de Podcast. Nos escuchamos en la próxima.