La Venganza Será Terrible (oficial)

La Venganza Será Terrible en el Teatro Regina - 12 de abril 2024 - LVST 12/4/24 

Más episodios y las canciones del Sordo Gancé y el Trío Sin Nombre y Gillespi en LaVenganzaSeraTerrible.com

  • El subterráneo
  • Antoine-Laurent de Lavoisier
  • Consejos ante un naufragio

What is La Venganza Será Terrible (oficial)?

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La venganza será terrible. Muchas gracias, muy amables. Buenas noches. Estamos aquí en el Regina, como sucede algunos jueves. Voy a presentar a mis compañeros, Patricio Barton. Hola, amigos, buenas noches. Es por acá. El artista antes llamado Gillespi. Hola, ¿qué tal? Bueno, ¿qué pensamientos recorren? los desiertos pasillos de vuestras mentes. Mira, hay muchísima información hoy, porque usted sabe que el sábado vamos a estar en Luján, en el Teatro de Trinidad Guevara, y quedan muy pocas localidades. Es la vuelta a Luján, después de prácticamente un año. Regreso triunfal. Bueno, bueno. Ese es el eslogan. Yo uso siempre el regreso triunfal para todo, incluso para ir a lugares donde nunca he estado antes. Claro. que el regreso es mentira y luego se confirma que el triunfal también es mentira. Son dos mentiras juntas, la del regreso y la del triunfo. En esas consiste la publicidad. Pero hay más informaciones. Voy a utilizar este espacio para unas actividades que voy a... protagonizar yo mismo. Lamento decirlo. Primero voy a protagonizar un saludo para Oski y Vero que han venido de Australia a Pí, que se encuentran en algún lugar. Son la gente del canguro. Allí están. son amigos de chiche, el dueño secreto del aeropuerto de Barajas. Bueno, muy bien. No sucede nada en el aeropuerto de Barajas que no salga del cerebro de chiche. Sí. Señores, está también una pareja estelar que ha venido de México. Están aquí Mónica Ayos y Diego Oliveira. ¿Están bien? ¿Dónde están? ahí están, ahí están, ahí están. Muchas gracias, queridos amigos, hace mucho que no los vea. Y ahora sí, voy a informar cosa que voy a hacer. Bueno, muy bien. El viernes cuando... Mañana, mañana mismo. Mañana viernes es la primera de los eventos. Mañana viernes voy a estar a las 20 horas en el... Clarich, en el Hotel Clarich, que tiene una serie de entrevistas que se llaman Clarich Literario. ¿Va a pernoctar usted ahí? No, solamente voy a exponerme a una entrevista. Me van a sentar en una silla y va a aparecer Natalia Hidalgo que me va a formular unas preguntas que yo trataré de responder elusivamente. Tengo entendido que es un ciclo donde ha ido los mejores escritores argentinos. Salvo mañana. Bueno, pero digo... El Hotel Clarisse, que es muy lindo. Sí, muy lindo. Queda en Tucumán 635. La entrada es grata rola. Incluso hasta pueden llegar a pagarle para que vaya. No, bueno... Porque si ven, esto es a las 20. Y los tipos ven que son ocho menos cuarto y no apareció nadie. Entran a repartir plata. Entran a agarrar a los primeros que pasan por la calle y dicen, Blanco, toma 500 pesos. Sí. Y lo meten para dentro. Puedo un ratito. Así que por favor vayan. Y aquí viene lo más importante porque es que el domingo. Va a estar en el teatro Coliseo con Dario Stranzheimer. Con Dario Stranzheimer haciendo la conversación infinita. y para nadie es. Esto es prácticamente un duelo de la palabra. No, una conversación. Bueno, pero digo... Usted ve demasiada televisión. Dos grandes pensadores. Ah, sí, nos ponemos a pensar en público. Una hora y media y por ahí la gente estalla en aplausos, calculando que se nos acaba de ocurrir algo. Se miran como siendo... y nosotros. Muchas gracias. ¿Hace fuerza para pensar? Por supuesto. Yo muchas veces hago demasiada fuerza para pensar de modo que me desmayo. Claro. Pero con la actitud del pensador, ¿no? Que es así, pero... Sí, sí, sí. Cuando uno escribe, hay escritores que hacen mucha fuerza, después se nota. Cuando uno lee un texto demasiado sobrescrito, dice, este hizo demasiada fuerza para terminar. A veces hay que escribir un poco más liviano. Ya entendimos, dice usted, y sigue la página. Claro, y vuelve y repite lo mismo. Bueno, ya está. No, no, cómo ya está. Ahora viene el otro capítulo que dice lo mismo. Es que va a ser peor que este todo. De que me decías, perdón, que están en Ticke-Tec, las entradas del coliseo. Ah, para el domingo. En Ticke-Tec. ¿Qué decía Gil? No, no, que a mi entender, un buen escritor, los mejores escritores, son los que no usan adjetivos. ¿Quién le dijo eso? No, no, no, bueno, bueno. Pero usted puede escribir, por ejemplo, una novela prescindiendo de todo adjetivo. Pero el adjetivo es todo cartón pintado. Un buen escritor es sintético. El perro se murió. Yo creo que usted tiene bastante razón. ¿O no? Tampoco debería usar muchos adverbios. Adverbios. Los adverbios están mal vistos, viola. Están mal vistos. Realmente. Sí. Pero los adjetivos también. Por eso. La hermosa señorita tal. La señorita tal. Bien. Y a veces un adjetivo expone el final de la novela. Por ejemplo, el mefistofélico señor Galvestón. Sí, ya está. Ya te lo hace sospechoso. Es el villano. Entonces, el señor Galvestón ingresó al Hotel Clarys. Listo. Cambio. ¡Es siniestro! Sí, claro. Señor Galveston entró a lo probioso Hotel Claris. Y usted dice, ya está, ya sé lo que viene. El tipo comete un crimen y todo así y se pone a leer la vida de sueño. A ver, si usted prescinde de adverbios, de adjetivos, ¿tiene el desafío, por ejemplo, de escribir una novela sin verbos, en donde no pasa nada? Ah, bueno, sí. ¿Nos pasa nada? Del verbo no se puede. Yo he leído grandes frases muy largas sin verbos. Sí, ahí sí. ¿Cómo, por ejemplo, cuál? Por ejemplo, el colegio Nicolás Avellaneda... en cuyas aulas se han educado numerosos científicos, pensadores, escritores y hombres de la cultura. Pero se han educado, dijo ahí. Sí. Dijo, se han educado. Claro que... Pero no, no, no, ese es el sujeto. Sí. Escúcheme bien. A ver. El colegio Nicolás Abellaneda, en cuyas aulas, sigue el justi... Sí. Se han educado. numerosos pensadores, escritores, científicos y hombres de acción y punto no, no, no, no ¿qué? ¿qué? no dejó la oración allá cariño por eso quiero decirles Ah, bien. No, no, bien no. No, bueno no. O sea, hay gente que hace tan largo el sujeto, incluso con verbos en el sujeto, pero verbos que no están cumpliendo su función, sino que están dentro de un inciso auxiliar. Bueno, cuando se te hace demasiado largo el sujeto, no te das cuenta que te falta el verbo. Por eso es mejor... El colegio Nicolás Avellaneda cumple años. Sí, felicidades. Felicidades a todos y te vas. Vamos si usted quiere a la parte conceptual de este programa. Bueno, después tengo más información para darle, pero nos vemos después. Sí, si usted quiere darle, voy a hacerlo. Yo tengo aquí unos consejos. para sobrevivir en el subterráneo, es decir, en el metro. Ya no vivir. Digo porque hay gente que viene de otros países donde se le llama el metro o lo que sea. Bueno, pero se entiende todo. Amenazas que te esperan en el subterráneo, oh, joven que escuchas este programa. En el subterráneo, un mundo en constante movimiento bajo la ciudad y así... 10 minutos, claro, 10 minutos de pésima literatura. Entonces, vamos a ver cuáles son las acechanzas más peligrosas de este laberinto y todo así. Escaleras mecánicas fuera de servicio. No, para mí la peligrosa es la que está en servicio. Sí, es cierto. Hay pocas situaciones tan dramáticas en la vida de una persona. como el regreso de una escalera mecánica. Hay que tomar la decisión a tiempo. A tiempo. Hay señoras de edad, podríamos decir viejas... Bueno, de edad avanzada. Cuando se aproxima el fin y se dice, tengo que saltar, tengo que saltar, y la pobre señora o bien salta antes, queda en la misma escalera mecánica, pero... Y la agarra esa cosa. O bien... no salta y entonces ahí es donde ocurre lo que todos tememos que es que seguimos en la escalera mecánica y pasamos por la endija. Ahí vas a parar a un mundo misterioso y subterráneo que se ha descripto muchas veces en este programa y hemos teorizado, hemos pensado que es posible que la escalera sea un sinfín. es que yo creo que vuelve a sacarlo. Muchos científicos han hecho una marca en un escalón, lo han dejado pasar y después han esperado que el escalón regrese, con distintos resultados. ¿En serio? A veces el escalón no regresa, el escalón marcado. Quizá alguien, algún perverso empleado, está abajo borrando las marcas de los científicos. o tal vez, como piensan algunos, la escalera mecánica no es un sinfín, sino que cada escalón nace y es utilizado una sola vez, hasta que desaparece por el otro lado. ¡Qué divino! Mientras tanto, atrás de la escalera, antes de uno subahogaje, hay una fábrica de escalones que está trabajando continuamente al mismo ritmo... que los escalones entran en uso. Pero genial. Millones y millones de escalones diarios. Mientras que del otro lado, desarman los escalones y venden el material sobrante... Como chatarra para fabricar aviones de guerra. Sí, señor. Ahora, y a todo esto... Es un muy buen recurso para algún país que quiere dar trabajo y reactivar la economía. Es que es inesiano eso directamente. Meta, meta escalones. Y la vieja volvió o no volvió porque se fue por las tijas. Cortada en feitas aunque sea como escultura de Marta Minujín. Otro peligro era escalera mecánica. La baranda, que también se mueve, no se mueve a la misma velocidad que el escalero. Tiene razón. Entonces uno apoya el brazo en la baranda y la baranda va un poco más rápido. Y lo es que uno cae de bruces. O si la baranda es más lenta... Es peor. Es mucho peor. Sí. Usted se rompe la nuca. Es verdad, tiene razón. Y no han logrado nunca... Impartar las velocidades. Impartarlas porque son dos mecanismos distintos, incluso atendidos por oficinas distintas. Sí, pero se tiene que poner de acuerdo. Porque además no sé dónde fabrican la baranda, el pasamano. Sí. ¿Qué pasa con la goma? Lo mismo. Se estira. Sí, se estira, pero... ¿Nunca oyo hablar? Sí, claro, por eso le queda a veces. Ahora, en la misma circunstancia que los operarios que están fabricando escalones y los otros descargándolos en algún otro lugar, ¿qué me dice de la goma? Bueno, lo mismo. están fabricando goma, goma, goma, goma, goma, y cuando la goma sale, la tiran. Ah, bueno, pues sí. Mire qué bien, bueno, bueno. Bien. Segundo peligro, reempujones en la multitud. El subten ahora pico, bla, bla, bla, mucha gente empujona. La presión del gentío puede ser abrumadora. y en casos extremos peligrosa para la integridad física. Hay gente que ya ha desmayado. Sí, ¿qué le parece? Pero además le puedo decir una cosa, hay países mucho más educados y organizados que otros. Yo no quiero dar nombres. No va a decir nada, pero y el subte, cómo... Eso sería la introducción del colecto Nicolás... Claro, claro, por falta del verbo. Bueno... Yo también lo vi. Es un documental que lo pasa cada 20 segundos. Dice que en Japón hay muchos volcanes, y entonces aparecen muchos japoneses cruzando la calle, y que hay muchos pobladores y que hay muchos tsunamis y que en los próximos 30 años va a explotar algo, algo va a pasar. No, bueno, no es... Este documental ya tiene como 25 años. No, bueno, pero escúcheme. Yo vi cuando se detiene el subte en la estación. ¿Sabe lo que hacen los japoneses? No. Primero, forman dos filas, no una para ingresar, los que están afuera en la estación, dos filas. Van hacia los costados, en forma culada, y dejan el centro de la puerta libre. ¿Por qué? porque tienen que bajar los que vienen adentro del sur. Muy bien, señor. Una vez que bajan todos los que tenían que bajar, empiezan a ingresar ordenamientos. Pero en otros países se producen conflictos sociales porque están los que están adentro y quieren salir, y los que están fuera y quieren entrar, y nadie cede un ápice. Claro, y están lujando. Entonces se produce este movimiento, si me pregunto. Sí, claro. Siendo que hay gente. Hay gente fabricando todavía la goma. reempujadores profesionales en Japón que cuando quedaba gente afuera del tren la metían medio como de prepo empujando incluso de culata. Porque según se mira la biomasa humana, o sea la albóndiga que todos conformamos de alguna forma. Qué bien explicado, la verdad que por eso... O sea, un cuerpo sumado al otro, al otro, al otro. Sí, está claro, la biomasa. lo empuja y más o menos va a ceder. Usted dice, todo esto no entra ahí. Un poco cede, un poco cede. Cede. El cuerpo humano mismo, usted si lo aprieta, un poquito cede. Bueno, por eso le digo. Porque usted, por ejemplo, ¿qué tiene adentro? Tiene. Bueno, yo le puedo decir. ¿Tiene aire? ¿Bastante aire? Mucho aire. En el Japón, en los momentos que entra mucha gente de golpe, yo oye como una especie de... Es el aire que sale del interior de las personas. No sé si me interpretas lo que le quiero significar. Acá corre un aire... Ahora, lo que tiene adentro es aire. Mucho espacio desperdiciado. Espere. Mucho espacio. Desperdiciado... Inútil, digamos, de falta de uso. Entre un órgano y otro. Por ejemplo, el hígado. El hígado. El hígado está de un lado, de otro lado hay un hueco. Está vacío. No hay dos hígados. Ahí podríamos tener otro hígado. Claro. O otras cosas. Hay muchos lugares muertos, no muertos, una palabra inadecuada. Ociosos. Eso ocupa de ociosos. Sí. Por ejemplo, los que estudian medicina saben que esos lugares, en los libros, aprovechan para ponerle los nombres de los No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no Si usted se mete en el subterráneo después de haber comido un guiso de garbanzos, es culpa suya. Y ya tiene los garbanzos, forman parte de esa biomasa humana. Exactamente. Ahora, hay un dato alarmante que no sé si es cierto, pero lo puedo decir porque esto es la radio, que la biomasa de los mosquitos... es mayor que el avión más humano. Es mayor que el avión más humano. Pero no es porque sean grandes los mosquitos, sino porque son muchos. Pero muchos, muchísimos. Eso es un pensamiento. Sí, bueno, sí, señor. Bueno, eso mismo lo dijimos acá en el programa para los más atentos seguidores. El animal, cuanto más pequeño, más cantidad hay. Lo dijimos acá. Mosquitos hay millones. Por eso, la vieja historia, ¿por qué son escasas las fieras? En la pirámide de Predatoria... Los mayores depredadores son pocos. y desde el punto de vista lógico, es más posible que exista algo chico que algo grande. La posibilidad de existir se va reduciendo con el tamaño. Cuanto más grande, más difícil que exista. En el idioma sucede lo mismo. ¿Ah, sí? Las palabras cortas son muchas más que las largas. con eso no quiero seguir. No, no, la verdad que sí, es que ya me lo anoté para ser un señalador. Carteristas. Bueno, se producen muchos robos. Bueno. Pero en Japón hay tanta gente... que el carterista ni siquiera le puede sacar la cartera del bolsillo. No, la tiene pegada. Que queda como pegada, que queda como incorporada al cuerpo japonés. Le la querés sacar y no sale. O la saca y le queda a mitad de camino con la billetera de la mano, que lo mira todo el mundo porque no puede sacar el plato. No puede sacarla. No, y además la siente porque le digo, bueno, yo soy carterista, debo decir. ¿Qué tal? Vamos a ver. Ya me lo habían comentado. Y tengo que meter el dedo en esta... ¿Cómo le va? ¿Qué tal? Entre la cosa, vamos a llamarla así, al objeto a sustraer. Claro. Entre la cosa y la materia orgánica del cuerpo humano. Sí, no hay lugar para un dedo. Claro, pero hay que hacerlo entrar. Va a ver que hay lugar. Usted sabe lo que tiene que hacer, esto es una técnica que usan varios carteristas. empuja, cuando el tren se mueve o algo, usted sigue los movimientos del tren. Y en el momento que se tira contra la víctima, ahí aprovecha todos esos ciertos movimientos. Hay muchos que aprovechan los accidentes ferroviarios. No, no soy lo que no es eso. Pero de todos modos, en el Japón casi no hay carteristas, por esta razón. Por esa razón no hay. No es por eso. es porque el nivel de dignidad que tiene un japonés. Pero usted es japonés directamente. La UPEX ya es la embajada de Japón. El japonés ya es digno antes que nada. En Japón está muy mal visto ese ladrón. Bueno, está bien, de todos lados está mal visto. No creas. Es una humillación para... si alguien descubre que una persona es un ladro, el tipo se siente humillado. Muchas veces agarran un cuchillo y se lo clavan directamente. Se hace en un harakiri. En harakiri. En un harakiri, un tipo que por ahí comete un error, por ejemplo, está sumando. Sí. 6 más 4, 11 pone. Sí. Se equivocó. No, no, no. Pero eso de muy es lo que... En las universidades japonesas hay más o menos 14 harakiris por semana. Pero eso... Así no se puede aprender. Y bueno, está tensionado también. Bueno, este es un informe sobre el subterráneo. No, bueno, está bien. No es sobre el Ministerio de Educación en el Japón. Aquí viene otra cosa, las puertas que cierran rápido. Yo nunca me atrevo a meterme por la puerta del subterrador, tengo miedo que se cierre. Esto pasó. Pasó muchas veces. Les pasó a una señora, yo lo vi, le quedó la mitad adentro y la mitad fuera. ¿De qué hablaban? No, le quedó a una señora, una señora la mitad adentro, la mitad fuera, que ya era un cuarto porque es la misma de la escalera mecánica. Ya había un brazo y una pierna afuera y otro brazo y otra pierna y creo que la cabeza no se deburra. Bueno, es la terrible incerteza de Heisenberg. Que no saber de qué lado del subterráneo está uno. Claro, bueno, creo que la gente empezó a tirar de ella del lado de dentro y la pudieron meter. Ah, el caso... ¿y por qué la metieron? Pero peor, ¿qué la van a tirar? Porque no la sacan. ¡No! Ah, claro, porque ya había arrancado el sur. Claro, ya arrancó. Encima la tiran a la mierda. Si vos te quedas afuera y el sur te arranca, porque en Japón no desperdician nada. el subterráneo entra justo si es que entra. Bueno, cómo no va a entrar. Entonces vos vas haciéndote chiquitito y levantando reboque del caño. Y luego te salen chispas del llavero. Pero eso... ¿Por qué? Por el túnel, entra justo el... Pero tiene que calcularlo con más fuego. Cada tanto lo jabonan el túnel, incluso los vagones, y a veces, aún así no entra, entonces el subterráneo retrocede... Y va del nuevo. Tantas veces como sea necesario. Me parece una bestialidad. Sí, es mucho. Bueno, hay casos de pérdida de zapatos, mochilas y hasta brazos, dice aquí, por cierres súbitos de puertas. A no descuidarse... Muy, gracias. De nada. Bueno, caídas en el andén. El síndrome de la estación errónea. Sí. Una investigación de la Universidad de Oslo. No, no, no. Hay que ir hasta allá. No, no, no. Se están rascando todavía. No, bueno. Dijeron, ¿qué hacemos? Hoy lo hacemos en las principales ciudades de Europa. Acá dice que hicieron un estudio y llegaron a la siguiente hipótesis. O sea, no llegaron a la siguiente. Ni siquiera avanzaron. La sobreexposición de las luces intermitentes. provocan un fenómeno conocido como síndrome de la estación errónea. Y los pasajeros, al perderse en la secuencia sensorial, podrían experimentar breves lapsos de confusión sobre su ubicación exacta. Yo vivo en un permanente estado de confusión acerca de mi situación exacta. Bueno, sí. Pero en el subtit... Eso pregunto y nadie me la dice. y el destino deseado. Bueno, ni hablar del destino deseado. ¿A qué venimos aquí? Los filósofos viajan mucho en Subte y se hacen esta clase de preguntas. ¿Cuál es mi ubicación exacta? ¿Cuál es el destino deseado? Sí, y además que muchas veces el destino deseado no es el destino del Subte a la estación. Usted desea otro destino, pero tiene que tomarse este mazclado por el norte. De ser, por ejemplo, millonario en Hollywood. Y sin embargo se tiene que bajar en Pueyrredón una casa de comer. Ahora le puedo decir una cosa, por ejemplo, los trenes más, subte más avanzados del mundo, puedo mencionar Londres. Está bien que lo mencione. Tienen un cartel... En cada estación. Sí, señor. No, sí, todo tiene cartel. No es que usted tiene que asomarse por la ventanilla y preguntarle a los que están. ¿Este es Carlos Peregrini? No sé yo. Me refiero a un cartel dentro de los vagones que con una luz va marcando dónde está el tren. Pero, señor, en todas partes está eso. Bueno, bueno. Si yo la primera vez que lo veo, casi me desmayo. Bueno. Pero, ¿usted sabe qué hay? Como... en todas partes del mundo, hay pelafustanes que se divierten alterando el sistema. No, electrónico. Dando vuelta al cartel de afuera. Entonces, te dice una estación que no es la tuya y vos te bajas igual. Y ahí tienes que comenzar otra vida, ¿no? Además, hay... Echivocarse de estación del sute puede significar el comienzo de una buena vida. ¿Qué le parece? Porque uno puede... De una nueva vida. Sí. Ese es un fallo que... Uno puede ilusionarse con que basta con bajarse en un lugar que no era para evitar todo lo que era. Claro, seguir es impulso también, ¿no? Sí. Volver a tomar... Y mira si de repente... Claro, me bajé en Medrano y yo iba a ver a mi novia, tenía que bajarme en Florida. Listo, no la ve más a su novia. Me aprovecho y empiezo otra vida. ya con medrano. Bueno, no deja de ser una oportunidad. Camina a cuatro o cinco guaras, saca el manojo de llaves y trata de abrir una puerta, cualquiera. ¿Sabes por qué hay pocos... no se avanza mucho en la construcción de subterráneos en la Argentina? ¿Por qué? Para evitar que la gente cambie de destino y que no se produzca tanta movilidad social. Bueno, últimas consideraciones. Bueno, que dice vagones sobrepasados, desperdicios y charcos de agua. ¿A dónde ven charcos de agua? Sí, hay filtraciones. Hay filtraciones. ¿No? Hubo una tormenta hace cosa de un mes atrás en Buenos Aires, entraba el agua, parecía una catarata, Sí, señor. directamente por las escaleras y entraba a la fosa del... del sute. Usted sabe que yo vivía en una época en una casa en un departamento, en planta baja en realidad, y que coincidía con una vuelta que daba el sute y que atravesaba la manzana. Veo que a veces al cambiar de avenida el sute pasa por el medio de la manzana. Me pasaba por abajo de mi casa. ¿Usted sentía el ruido o la vibración? Sí, sentía el ruido, ¿Qué impresión, no? Pero dices que se acostumbra, veo que... Sí, pero yo me aproveché y... ..hice un agujero. Un agujero en el piso. Primero, para desprenderme de los desperdicios. ¡Ah, tiraba la basura! Que pude sacar la basura y meterla dentro de tex... cuando agarraba el agujero, tiraba, la escupiera el mate, peladura de naranja, cáscara de huevo... ¿Y qué veía abajo? ¡Barría! Sí. Y todo tiraba... Pero escúcheme, ¿en el agujero qué veía? ¿Negro abajo? No, veía que pasaba lo susto. Ah, bueno, bueno. Hasta que se me ocurrió algo que es inevitable, agrandar el agujero. ¿Para qué? Para viajar gratis. No, pero, oíjeme, pero pasa 100 km por hora el surte. No, había una estación muy próxima. ¿Qué surte tomaste? ¿100 km por hora? Claro. Y cuando veía el freno el surte... ..ponía ahí arriba. Pero ahí están todos los cables de alta tensión. Ya lo sé. Bueno. Dígamelo a mí. ¿Ve esta marca? Sí, señor, mire cómo quedó. Estuvo quemado. ¿Y esta? No, bueno. Por favor, le pido. Esta no es del surte. No. Bueno, finalmente, esto era respecto a los desperdicios, demoras, fatiga, fatiga. La fatiga del pasajero subterráneo. Una nueva novela de Gabriel Rolón. Un fenómeno. No, un fenómeno. Gabriel Rolón, un fenómeno. No, no, es un fenómeno. Un fenómeno en el cual la exposición prolongada. a los entornos cerrados y la falta de luz natural pueden contribuir al agotamiento mental y físico de los usuarios. No ve el sol, nada. ¿Y la gente que trabaja en el subterráneo? Pero escúcheme, ¿no vio los problemas que hubo con el avesto que había... los vagones estaban hechos de avesto. ¡Avesto! ¡Has visto! Ese anuro... Bueno, se tuvieron que cambiar todos los trenes. No, el problema fue que no los cambiaron. Esa era el problema. La gente se enferma. Además, por la luz... Y el olor a cable quemado que hay abajo del subte... Me encanta. Bueno. ¿Vio que no hay más ese olor en el subte? ¿Por qué? No fue más. ¿Y cambió la tecnología? ¿Se ve algo? Ya no se queman más los parques. Ese olor es el olor de algunos aparatos electrónicos viejos. Sí, de los auditos chocadores también. Los auditos del Parque Retiro. Claro, los auditos chocadores. Los auditos chocadores tenían ese olor. Sí. Pero se ve que cambió. Me metió una nostalgia. Bueno, ahora hay olor a podrido en el suelo. Hay olor a podrido de filtraciones. Yo una vez fui en un subte de acá de Buenos Aires. No me digas. Y, espérenme, cuando iba llegando a la estación, en vez de haber una sola vía, empezó a haber múltiples vías. y a medida que íbamos llegando había múltiples subtes. Pero era la terminal donde usted... Era la terminal. Díganlo como quieran. No, díganlo como quieran, no señores, eso. Era la terminal. Cuéntenla como quieran. Cuando se construyó el subterráneo en Praga, Emil Zatopec, que era un corredor, se entrenaba corriendo delante del subte. Ah, sí. El tipo se metía en el túnel Y esto esperaba que arrancara el surte, mejor dicho. antes que arrancar allá empezaba a trotar, el sute iba agarrando velocidad y Satopec cada vez más ligero más ligero, ya llegaba a la otra estación pero qué arriesgado, porque se iba a caer o algo pero allí pudo ser lo que fue ¿qué fue? la locomotora humana Emil Satopec campeón olímpico ruso me parece no, creo checo creo checo sí sí pero para correr los durmientes y todo eso es difícil porque se puede tropezar bueno, dígaselo a Satopec bueno señor, es una locura se entrena así. No, está bien, pero me parece... Yo me entreno al revés. Me entreno y ahorro. ¿Cómo? Corro detrás de los colectivos que no me tomo. Ah, claro. y que no alcanza. Una vez mi amigo El Gordo Josef, ¿Esto es verdad? Todo es verdad, lo que estoy diciendo aquí. Me sugirió ir a estudiar a su casa a la tarde, nosotros íbamos al colegio de la mañana, y me dio la dirección. Hasta acá todo normal. Me dio la dirección. Entonces yo almorcé en una pizzería con otros compañeros, muy bien, y después me encaminé hacia la casa de El Gordo. Pero resulta que la pizzería me salió muy cara y me quedé sin plata para tomar el 31. que ahora es el 41, el colectivo que me había. Y yo no sabía, yo era medio pajuerano, no sabía. Lo tenía que tomar en palermo y hasta quechada y qué sé yo qué era. Y entonces empecé a esperar que viniera el 41 y lo seguí, lo corría. ¿Por qué no tenía plata? Corría el colectivo hasta que el colectivo me dejaba atrás, entonces esperaba que viniera otro. ¡Claro! ¿Y así llegó? Hasta que llegué a Quezada y Cabildo. En realidad el Gordo Josep vivía en Quezada y Melián y el colectivo doblaba a la izquierda. Pero yo como me acordaba que había una barrera cerca. Sí. miré hacia la derecha y vi una barrera cerca, que era otra. Claro, eso es otro. Y entonces, como no venía, el 41... Tomó la decisión de ir para allá. Fui y dije, ya lo voy a encontrar acá cerca. Yo me perdí. Claro. Me perdí. Nunca llegué a lo del... Ah, nunca, no. Ahí, esperad. Mejor dicho, llegué después y le expliqué que había corrido... atrás del colectivo para ahorrarme un dinero porque no tenía dinero. Y él me dijo que si hubiera corrido detrás de un taxi, hubiera ahorrado mucho más. Claro, sí. Bueno, esto es todo lo que tenía que decir y creo que será un elemento disuatorio para todos aquellos que están pensando en tomar el subterráneo. Por eso, nosotros trabajamos para la municipalidad que desea que uno viaje en micro. En todos los medios de transporte. La municipalidad por eso instaló lo que es el subtre Metro Cleta. Sí. La municipalidad hace muchos años que no hace nada de subtre. De manera que cabe conjeturar que quiere que uno viaje en mí. Y yo quiero colaborar con esa acción, corriendo detrás del Metrobús. Bueno, es una opción. Es más fácil correr detrás del Metrobús. Es más fácil porque está todo marcado. Usted sabe que hay una idea. Eso sería fantástico. Parecía las que plantea Barton. de hacer un subte hasta el aeropuerto de Saiza. Pero primero hagan un subte a la ciudad. Bueno. Que se yo. Pero... ¿Un tren por qué va a ir por abajo al aeropuerto de Saiza? Eso es el problema. ¿Para qué hacer un pozo? Que vaya por arriba. Claro, si hay campo ahí. Y además el tren ya está. El problema está acá, señor. Claro, tiene razón. Bueno, bueno. Usted que no sea ministro de la publica. No es una buena idea. ¿A dónde está el próximo subte acá? ¿Acá? El próximo en qué sentido? De distancia? Callao. Y sí, hasta ahí cruzamos. Un poquito más. Bueno, ya no importa. Mire, así como el subterráneo va por las profundidades de una ciudad, también hay un pensamiento subterráneo, algo de las ideas que circulan. lejos de nosotros y que, sin embargo, llegan aquí. Algo de eso, algo de ese pensamiento ajeno, está en este escenario ahora. Y hablaremos de Antoine-Laurent Lavoissier, el buen viejo Lavoissier, aquel de nada se pierde todo se transforma. Nació en 1743, era miembro de la baja nobleza, quiere decir que el padre había comprado un título. En 1768 adquirió una participación activa en una institución profundamente despreciada por los franceses, que era la farmá en general o la granja general. Vamos, que eran los que recaudaban los impuestos. Yo creo... que en realidad, tal como ocurrió en distintos momentos de la historia de Francia, la recaudación de impuestos estaba tercerizada. Entonces, el rey te encargaba de conseguir tantas guitas. Para él. Para el rey. Yo quiero tanto, dice el rey. Y si me sobra... Lo que sobra es para usted. Ah, buenísimo. A mí, asegúreme tanto y usted se queda con el resto. Imagínese la ferocidad de los recaudadores impuestos. Y Lavoisier pertenecía a esa institución. Aunque el propio Lavoisier era en todo sentido un hombre amable y justo, la empresa para la que trabajaba no era ninguna de esas dos cosas. Por otra parte, los impuestos no gravaban a los ricos, sino a los pobres. y estos a menudo eran grabados arbitrariamente. Para Lavoisier, el atractivo de la institución era que le proporcionaba la riqueza necesaria para seguir su principal vocación, que era la ciencia. Y entonces sus ganancias personales alcanzaron, en un período culminante, la suma de 150.000 libras al año. Son unos 18 millones de euros actuales. Sí. Tres años después de haberse embarcado en esta lucrativa actividad, se casó con la hija de 14 años de uno de sus jefes. Y el matrimonio fue un encuentro de corazones y de mentes. La señora L'Avoisier poseía una inteligencia enrolladora, que es lo segundo que me enamora de una mujer. y no tardarían trabajar productivamente al lado de su marido. A pesar de las exigencias del trabajo de él y de tener una activa vida social, conseguían, la mayoría de los días, dedicar cinco horas a la ciencia. Dos por la mañana temprano, tres al final de la jornada. Después tenían que trabajar. Y se reservaban todo el viernes, que ellos llamaban No sabemos cómo la Boasía se las arregló también para desempeñar el cargo de comisionado de la pólvora. Era un cargo. Supervisar la construcción de una muralla alrededor de París, que habían hecho para impedir el contrabando, decían. También ayudó a elaborar un sistema métrico. Fue coautor del manual de nomenclatura química, que se convirtió en guía normativa para los nombres de los elementos. En aquella época, todos los días descubrieron un elemento nuevo. Como miembro destacado, que era también de la Real Academia de Ciencias, esta, la Real Academia de Ciencias, le pidió que se tomase un interés activo por todos los demás temas de actualidad. El hipnotismo... la reforma de las prisiones, la respiración de los insectos, ¡qué bárbaro! el suministro de agua a París, y en el desempeño de esa función, en 1780, hizo unos comentarios despectivos sobre una nueva teoría de la combustión que había sido sometida a la academia por un científico joven y prometedor. La teoría era errónea. Pero el nuevo científico nunca se lo perdonó. Y este nuevo científico era Jean-Paul Maragat. Lo único que nunca llegó a ser la Boissier fue descubrir él mismo un elemento. En una época en que, como he dicho, todos tenían algún elemento descubierto por él, la Boissier no encontró ni uno. Sin embargo, no fue por falta de material, tenía 1.300 vasos de precipitados, era, a un grado casi ridículo, era el mejor laboratorio privado que existía. En vez de descubrirlo él, se hizo cargo de los descubrimientos de otros y les dio sentido. desacreditó algunas teorías erróneas, el flojisto, los águirés mefíticos, identificó el oxígeno y el hidrógeno como lo que eran y les dio a los dos sus nombres modernos. Hidrógeno y oxígeno. Ayudó a introducir rigor, claridad y método en la química. Y bueno, su fantástico instrumental resultó muy útil. La señora Lavoisier, y él se entregaron durante seis años a estudios que exigían muchísimo de ellos y que requerían mediciones muy precisas. Demostraron que un objeto oxidado no pierde peso, como todo el mundo suponía, sino que lo ganaba. Un descubrimiento extraordinario. el objeto atraía de algún modo al oxidarse partículas elementales del aire. Fue la primera vez que se comprendió que la materia se puede transformar, pero no eliminar. Si usted quema ahora un libro, su materia se convertiría en ceniza y en humo, pero la cantidad de materia del universo sería la misma. Esto al final terminó conociéndose como la conservación de la masa y fue un concepto revolucionario. Coincidió por desgracia con otro tipo de revolución, que fue la revolución francesa, y en esta, la Boassi estaba en el bando equivocado. No sólo era miembro de la odiada Fermet General, sino que también había participado en la construcción de la muralla de París, que era una obra tan detestada... que fue lo primero que se lanzaron a destruir los ciudadanos sublevados. Aprovechando esto, Marat, que ya lo tenía montado entre ceja y ceja, y se había convertido en una de las voces destacadas de la Asamblea Nacional, denunció a la Oaxaca en 1791, indicando que hacía ya tiempo que tendría que haber sido ejecutado. Después clausuraron la Fermet-Generon, y no mucho después Marat fue asesinado, como hemos contado acá en este mismo programa, en la bañadera por una joven agraviada, en fin, Charleau-Cordet, ¿no? Pero ya era demasiado tarde para la Boissière, porque en 1793 el Reino del Terror alcanzó una intensidad mayor. En octubre fue enviada a la guillotina María Antonieta y... Al mes siguiente, cuando la abogacía hacía con su esposa planes tardíos para Escocia, fue detenido. Y en mayo, 31 colegas suyos de la Ferme General comparecieron junto con él ante el Tribunal Revolucionario en una sala de juicio presidida por un busto de marat que ya había sido asesinado. A ocho de estos 31... les concedieron la absolución, pero la Boasie y todos los demás fueron conducidos directamente a la plaza de la Concordia, entonces plaza de la revolución. Y la Boasie presenció cómo era guillotinado su suegro, después subió al cadalzo y aceptó su destino. Menos de tres meses después, el 27 de julio, era despachado. del mismo modo y en el mismo lugar, nada menos que el propio Robespierre el incorruptible. Y así se puso fin al Reino del Terror. Cien años después de su muerte, se erigió en París una estátua de la Boissière que fue muy admirada, hasta que alguien indicó que no se parecía nada a la Boissière. Entonces interrogaron al escultor que terminó confesando que había utilizado la cabeza del marqués de Condorcet, también matemático y filósofo, parece que tenía un duplicado, con la esperanza de que nadie se diera cuenta, así que le metió el balero de Condorcet. Al final, nadie le dio bolilla. Bueno. Y se permitió que la estatua de Lavoisier, y Condorcet, si quiera en su lugar, pero resulta que llegó a la Segunda Guerra Mundial y una mañana retiraron la estatua y la fundieron para Chatarra. vamos a dedicar una canción a la Boasía Amante, al que reservaba un día por semana para el amor. Él mismo decía, o se olvidaba de decir, Los viernes estoy enamorado. Continuamos en La Venganza, será terrible, estamos en el teatro Regina de Buenos Aires, a donde insistiremos los jueves de abril aquí en el Regina, estamos todos los jueves de abril en el Regina de la ciudad de Buenos Aires y atención la gente de Pilar, que no lo hemos dicho aún, que el día 26 estaremos allí en Pilar, presentándonos. Yo mañana a las 20 horas en el Clarich Hotel. Claro. donde está Martín Díaz, me van a hacer una entrevista. Y después, el domingo, por supuesto, la conversación infinita en el Coliseo con Dario Standreiber. Señoras, señores, este es el mejor momento para dar comienzo al siguiente segmento. Consejos ante un naufragio. Sí, lo que pasa es que... Yo creo que los consejos deben ser muy atinados, están muy bien, pero en el momento del naufragio la gente se desespera. Bueno, pero ¿qué queremos evitar? Por eso el primer consejo justamente es... Mantenga la calma. Muy bien. Mantenga la calma y evalúa la situación. Bueno. Bueno, muy bien. ¿Qué? Me voy a borrar. Y sí, está en el medio del océano. La primera regla en un naufragio es esa. y hay que tomar un momento para evaluar la situación para determinar las acciones a seguir. Por ejemplo, yo siempre hago esto, hay un neofragme que me diga, ¿qué acción voy a hacer ahora? Grito. ¡Ay! Bueno, no, no, no, no, porque si gritamos todos... ¿Qué tal? ¿Cómo le va? Lamento saludarlo en esta situación. Si nos organizamos gritamos todos y no nos vienen a salvar por eso. Observa tu alrededor en busca de otros náufragos. Ah, parece que ya se hundió el barco. Ya se hundió el barco, quiero decirle. Porque en principio yo siempre trato de arreglar con el capitán. Lo voy a hablar al capitán y le digo, escúchame, estamos naufragando. Sí, pero ojo que muchas veces el capitán se queda en el barco. Se tiene que quedar. Es un código. Pero usted va y le dice al capitán, escúchame, ¿cómo se puede arreglar esto? No se puede arreglar de otra manera. ¿Cómo se va a poder arreglar, señor? Es una emergencia esto. Bien. Observa a tu alrededor, evalúa los recursos disponibles como objeto flotante. Eso es fundamental. Trate de hacerse de madera, de tergopor, de... Una balsa de tergopor... Bueno, no es muy aguantadora. Mejor trate de tener un gomón. Bueno, pero... Lo vamos a vender lamentablemente. No, no, pero... Todos los barcos están provistos de gomones de emergencia, que los descuelgan y los tiran y se inflan, y la gente se tira en un tobogán, por un tobogán. A ustedes parece que este es un momento para ponerse a joder. No, pero señor, lo que pasa... Estamos en una fraca, señor, y usted... Ay, me tiro por un tobogán. Es un tobogán inflable. Es un tobogán hecho para la emergencia. No importa, es un tobogán. Claro, claro. Pero es para la emergencia, todos se van a tirar por ahí, no solo los niños, usted como señor, la señora, su hermana, cualquiera. Ay, ay, ay. Cuidado, estamos en una fraca, pero mi hermana es mi hermana. Sí, pero para... Es que usted la va a respetar. Se lo digo como ejemplo para graficar que todas las... Mi hermana no es ningún ejemplo. Bueno... Si tienes un lápiz y un papel, es lo primero que hay que tener en un naufragio. ¿Qué va a tener? Para escribir un libro. ¿Está en el medio del agua? Todo mojado el papel. Me puede escribir una novela sobre naufragios. Y empieza. Era la peor y la mejor de todas las épocas. Si tienes un lápiz y un papel, haz una lista de objetos útiles que puedan servir. Por ejemplo, un ventilador. No, que le pueden servir para naufragios. Ah, yo creí que en general. Para la situación. A mí se me ocurre comida, bebida. ¿Cómo se le ocurrió? ¿Comida, bebida? Un sándwich. Bueno. Si no tienen a dónde apuntar, quiero decir, a dónde escribir, sí. Usa tu capacidad de memorizar y confecciona una lista mental. En ese momento. Una lista mental. ¿Qué? Me llamo Nazario Eloy. No. Zacarías Eleuterio. Bien. una lista mental, sándwiches... Bueno, es la misma que dijo, todo el tiempo dice sándwiches. Sí, porque tengo hambre. Se me ocurre que un silbato... Silbato dicen que es importante. Dicen que es importante porque si usted chifla, por ahí hay un barco... Hay un barco, oye el sonido del pito y viene. Sí, sí, sí. Nosotros, no sé si es algo propio de la Argentina o ocurre en otros lugares, pero está muy subestimado el uso... cotidiano del pito en el sentido de llevarlo encima siempre por las dudas hay gente que lo deja en casa y usted tiene una emergencia claro y no está provisto no va a volver a su casa y lo escuchan con eso un preú silbato es importante porque genera autoridad Bueno, sí, bueno, pero... Usted, ¿cómo hacen los vigilantes para dirigir el tránsito? Con el silbato. ¿Cómo hace un referee en un partido de fútbol? Con el silbato. Silbato es un síntoma... síntoma no, un símbolo de autoridad. Entonces, a usted le toca un barco salvavidas, toca pito y se acarca el que manda, soy yo. Eso es, eso es. Ayude a un revolver también. No, bueno, sí, sí, más vale, pero... Imagínese esa combinación, toca pito y saca el revolver. Te he comprado que te amo. Después, un chaleco salvavida. Bueno, hubiera empezado por ahí. Hubiera empezado por ahí. ¿Usted anda puesto con el chaleco puesto en cualquier barco que suba? Yo cuando voy en el buquebus, lo primero que hago es poner el chaleco salvavida. Aunque los pasajeros no se den cuenta, porque no son conscientes todo el tiempo de esto, cada pasajero tiene siempre abajo de la silla un salvavida. Me diga, un razón. No, ¿por qué? Porque yo me sentía incómodo. No, abajo. Es obligatorio. Pero no te lo dicen a cada rato. No. Después dice, imagina que estás en el agua y sientes fatiga. El chaleco salvavidas te permitirá descansar sin hundirte. Claro. Y si no tienes que nadar... Si no tienes que nadar hasta el continente. Claro. El chaleco salvavidas te quedas ahí hasta que un timurón te come con chaleco. No, por eso. Tampoco se trata de descansar todo el rato. Claro, es que es donde está. Busca un refugio flotante. Cualquier trozo grande flotante de madera. ¿Este? Ese es muy chico. Ah. ¿Y este? Perdón, ¿usted quién es? No, no. Soy el capitán. Ah, ¿cómo levanta? Lamentablemente, tengo que informar que el barco va a naufragar de un minuto para otro. Pero así lo dice, así nomás. Tuvimos una avería, un pequeño orificio en la parte del fuselaje y... Capitán, ya sintió. ¿Qué fuselaje tiene? Estamos en el agua. Le dije de un minuto para otro, fue en el minuto anterior. Acá dice, mantén la mayor parte de tu cuerpo fuera del agua. Bueno, es que sí. Por ejemplo camina sobre ella. Para conservar el calor corpola... corpolar. Corpolar. Qué frío. Y prevenir la hipotermia. Por muy caliente que la sientas, la piel del cuerpo baja su temperatura en el mar y las consecuencias pueden ser trajes. Sí, es rápido. Cuando llega directamente el cuerpo a cero grados, prácticamente está muerto. Pero flota. Sí, esa es la ventaja, pero ya está muerto. una barra llena. Y se le agarran los otros náufragos porque dice ya que no hay telgopor. Bueno, ejemplo de los especialistas. Si encuentras un trozo de madera, abrázalo y súbete a él. Ya me lo dijo. Sí, pero ¿dónde...? Agua potable. Eso es difícil, ¿por qué? ¿Dónde conseguimos agua? no se vaya a tomar el agua del océano. No. Qué increíble morir de sed rodeado de agua. Podemos pensar esto. Eso lo dicen todos. Es un diálogo clásico de un bote salvavidas. Antiguamente. Parece mentira que con tanta agua, que se necesitara tanta agua para apagar tanto fuego. No, no. Parece mentira que vayamos a morir de sed en medio de un océano de agua. Antiguamente, y esto pasaba a los años 70, la gente creía que el agua de mar era buena para el organismo. ¿Quién creía eso? ¿En los 70? Está loco. Sí, sí, sí. Que tenía propiedades, por ejemplo, digestivas, que tenía vitaminas, minerales. Sí, minerales tiene. A mí me dijeron que vos te tomás un litro de agua de mar y que volvés loco. No, no. Es letal. Bueno, filtra agua potable. Pero primero encuéntrala. ¿Sabes qué puede usar? Una prenda que no usa. ¿Para qué? Una camiseta. Para filtrar el agua. ¿Usted lo dice simple, pero no se puede filtrar el agua de mar? Si no estaría solucionado. Si fuera, con tres camisetas ya se hubiera... solucionado el tema del agua en el mundo. No te pone un borde de abajo. Bueno, y tira... Busca alimentos flotantes. Usted todo lo que flota se lo come. Sí. ¿Qué es esto? ¿Eso es un pedazo de telgopor o una galleta de arroz? No tengo muy claro. Si tiene suerte. Bien, señaliza para ser rescatado. Eso sí. Bueno, el pito también sirve para el lenguaje morse. hacer, pedir socorro. Y una bengala también, ¿sabes lo que puedo usar también? Sí, bengala por supuesto, un espejo. de tal forma que el rayo del sol usted lo hace reflejar en el espejo y hace... y molesta a la gente que anda por ahí. A los que están flotando. Se mata de risa. No, lo ven de distancia, ven un rijo especial. Sí, pero tienes que esperar a que amanezca porque son las nueve de la noche. Claro, ya es la noche, capitán. Le agarras la hipotermia y ya está. Y finalmente utiliza algas marinas como fuente de energía renovable. Ponte algas marinas en el bolsillo y al regresar, utilízalo para ahorrar luz. Atención, habla el capitán, no entendieron el concepto, les pido por favor a la gente náufraga que está alrededor del barco, todos los que hayan recolectado algas. algo. Bueno, se van a utilizar secas, disecadas, para prender fuego. Atención. ¿Pero dónde vamos a prender fuego y dónde las vamos a secar si estamos en el agua? No, aquellos que cuenten con gomones, botes, van a poder disecar las algas con el paso de los días y el rayo del sol y van a tener un excelente combustible natural. ¿Usted dónde está, capitán? ¿Dónde está? Que habla. Le sigue andando el parlante. Yo estoy en la cabina del barco porque mi misión es dentro lo posible tratar de regresar al puerto lo más pronto posible. Pero usted está flotando. Usted mire para adelante. ¿No ve una cabina con vidrio y un techo? Ah, sí, pero eso es lo que quedó del barco. Es el volante del barco, estoy yo. El timón. Claro, pero usted es capitán, no sabe eso. Y el resto del barco está todo abajo del agua. Está abajo. ¿Y cuántos están con usted? Ninguno, nadie. ¿Está solo? Pero el capitán es el último que se queda. Pero eso cuando se hunde el barco. Claro, no es el piola que queda flotando. Escúchame, yo tenía entendido que cuando se hundía un barco, como se hundió el Titanic, lamento dar esta noticia para los que no se habían enterado, pero se hundió el Titanic. Sí. La orquesta sigue tocando. Sí. Que belleza. Aún con el agua. Primero por los pies, después por las rodillas. El agua por la cintura. Señores, vamos a hacer una breve pausa para dar comienzo al bailón. Y para finalizar, dos palabras bastan. Gracias. oficinanerd.com. Pasión por el podcast.