El podcast que te cuenta lo que esconde la derecha radical. Conduce Franco Delle Donne.
Washington DC, 19 de noviembre de 2016.
Nadie se asombra con lo que acabamos de oír.
Al contrario, en esta sala que apesta a sudor, algunos hasta se animan a hacer el saludo
nazi.
Vitorean a Richard Spencer, el líder de la alt-right.
Parecen extasiados.
Y si bien se alegran por el triunfo de Donald Trump de hace apenas unos días, escuchar
ese discurso lo subleva.
Se trata de los nacionalistas blancos, un eufemismo que han construido para dejar de
hablar de supremacismo.
Se sienten legitimados y ahora pretenden dar un paso más.
Así que promueve Spencer desde hace muchos años, fundar una nación exclusivamente blanca.
Alguna vez te preguntaste de dónde viene la narrativa de Donald Trump?
Escuchaste hablar sobre una supuesta decadencia moral de Occidente?
¿Cuál es el poder de los bolsonaros o los milleis en Latinoamérica?
El discurso de la derecha radical tiene raíces profundas, no son solo fuegos artificiales.
Son premisas, supuestos y teorías desarrolladas por un conjunto de pensadores desde hace ya
varias décadas, los ideólogos de las nuevas derechas.
Soy Franco Delle Donne y te invito a desvelar la genealogía del pensamiento político de
las nuevas derechas, una serie especial de Epidemia Ultra sobre los orígenes del discurso
de la derecha radical.
Una producción de Rombo Podcast y Amfibia Podcast con el apoyo del Laboratorio de Estudios
sobre Democracia y Autoritarismos de la Universidad Nacional de San Martín.
Hoy presentamos Nacionalismo Blanco.
¿Qué quiere la alt-right?
Han pasado algunas semanas del triunfo de Trump.
Está bajando la espuma y como acabas de escuchar, Richard Spencer tiene algunas reservas
sobre líder republicano.
No lo considera un simpatizante de la alt-right, aunque reconoce su ascendencia sobre el movimiento.
Hasta lo ha llamado héroe.
Específicamente en diciembre de 2019, Spencer sigue hablando, nos deja todo bastante claro
sobre lo que piensa.
No creo que Trump sea el presidente que yo quisiera.
Tal vez esté celoso de Trump, o tal vez sospecha algo.
Intuya que ese héroe termine por convertirse en aquel que destruya a la alt-right.
Jaime Caro es investigador postdoctoral sobre la alt-right en Estados Unidos en la Universidad
Autónoma de Madrid.
Lo vine a ver para que me cuente más sobre esta relación con Donald Trump.
Y también porque en todos los textos sobre este tema encontré un consenso.
No es un movimiento unificado, sino más bien un conjunto de grupos.
Y justamente tal vez sea Caro el que pueda explicarme qué es lo que los une.
Primeramente yo diría que exactamente la alt-right, si la alt-right hace un grupo de
extrema derecha muy horizontal, difuso, rizomático también incluso, lo único que une a todos
esos grupos, prácticamente, y por eso podemos hablar de alt-right y no de distintos grupos
difusos, es precisamente que son una reacción al movimiento feminista y al movimiento antiracista.
Pero no a los movimientos tal cual de base, sino a las teorías que esos movimientos desde
los años 60, bueno desde el 68 y los años 70 han estado trabajando.
Por ejemplo me referiría al movimiento feminista de tercera ola o de colonial, o por ejemplo
al movimiento antiracista de la teoría crítica racial.
Se vendría fraguando desde hace muchísimo tiempo.
Es decir, yo pondría, lo iraría a los años 70 y 80 cuando el partido demócrata pierde
totalmente su ser más socialdemócrata y empieza a hacer políticas entre socioliberales
y neoliberales y decide que para poder continuar ganando las elecciones tiene que mudar su
nicho de apoyo que sería la clase obrera blanca industrial de los estados norteños,
decide mudarlo a una suerte de identity politics fijándose o vulgarizando las teorías críticas
raciales.
La alt-right sería un proceso largo desde los años 80 hasta el año 2010 prácticamente,
en el cual hay una identidad que es la blanca y la masculina que se siente totalmente víctima
del sistema de identity politics y se siente que no puede reivindicarse y que encima se
le echan las culpas de las minorías cuando el hombre blanco, por así decir, está totalmente
oprimido también en el sistema económico y está empobrecido.
Y ya en el 2012 ese victimismo se traduce en un movimiento claro, que es difuso, pero
es un movimiento claro que sería la alt-right.
Esta definición que me da Caro sobre la alt-right me deja sin aliento.
Se me vienen miles de preguntas a la cabeza.
¿Por dónde seguir?
Mientras que hago como que tomo un sorbo de café para ganar un poco de tiempo y ordenar
mis ideas, veo una pila de libros en la esquina de su escritorio.
Me llama la atención el que está debajo de todos.
Se titula Proud Boys and the White Ethno-State.
¿Leí bien?
¿Etno-Estado Blanco?
No hay estrella más brillante para los nacionalistas que el etno-estado, la idea más extravagante
y a la vez escalofriante de la alt-right.
El Estado Blanco es el destino sagrado que se levanta en el horizonte.
En general no es más que una ilusión, que no deja de ser un indicador de la capacidad
de la alt-right para desvanecer la línea entre el nacionalismo cívico y el nacionalismo
racial.
La misión principal del etno-estado es la de proteger y fortificar la blanquitud.
Una prueba fehaciente del concepto de palingenesia ultranacionalista que Roger Griffin identifica
como la piedra fundacional del fascismo.
Tengo que dejar el libro a un lado para pensar.
Es ese libro que vi en el despacho de Caro.
Me lo regaló de hecho, cuando me vio tan entusiasmado mirándolo.
La autora se llama Alexandra Mina Stern y en el capítulo 3, del que les acabo de leer
algunos pasajes, describe paso a paso esa, digamos, distopía del nacionalismo blanco.
Que parece no ser tan diferente al supremacismo blanco, ¿no?
El supremacismo blanco yo creo que casi todo el mundo lo puede entender, que prácticamente
pues es un movimiento que asegura que existen las razas y que hay unas que son superiores
a otras y que esta superioridad pertenece a la raza blanca.
Y debido a esta superioridad, la raza blanca tiene que vivir mejor y si para vivir mejor
tiene que esclavizar a la otra raza, pues se hace perfectamente y sin ningún problema.
¿Por qué?
Porque la raza blanca es biológicamente superior a otras razas como pueden ser la asiática,
la negra o los mestizos.
Eso es el supremacismo blanco.
Ahora, ¿qué es el nacionalismo blanco?
Pues la deconstrucción que hace la nueva blanquitud de la blanquitud de los años 70,
gracias a la teoría crítica racial.
Así que el nacionalismo blanco emplea la teoría crítica racial.
Esto me suena, me recuerda algo parecido a lo que sucedió con la Nobel Theory en Francia,
¿te acordás?
Esa maniobra de incorporar herramientas teóricas de otras corrientes ideológicas.
Hay que decir que la Albright es muy genuinamente estadounidense, si bien Richard Spencer empezará
a virar, como decir, para hacer su teoría más rica, empieza a virar a Europa.
Y Europa mira hacia dos escuelas de pensamiento que son totalmente oposición, que sería
la escuela de Frankfurt, y hay que recordar que Richard Spencer tiene una tesis sobre
la música de Theodor Adorno, que es una persona que conoce la escuela de Frankfurt bastante
bien.
Y también mira a de Benoist, que sería el líder intelectual prácticamente de la Nobel
Droit, francesa.
Alain de Benoist, lo sabía.
Me pregunto, ¿habrá sido capaz Spencer de incorporar muchos conceptos de la Nobel Droit?
La Nobel Droit, si bien coge bastantes ideas, pensamientos, ninguno es capaz de articularlo
dentro de la Albright, solamente puede articular uno, y es la idea de la metapolítica.
La idea de que, prácticamente, metapolítica y batalla cultural yo la asemejaría.
Que es esa idea de, no vamos a formar un partido político, no vamos a formar un think tank
para que a su vez este think tank asesore a un partido político, vamos a articular
un movimiento intelectual en este think tank que lo que quiera hacer es formar consensos
del futuro.
Y los consensos del futuro son el consenso de extrema derecha, de supremacismo blanco
o de separatismo blanco.
Entonces esa es la conexión real que tiene con la Nobel Droit.
Pero eso no es todo, quiero decir, la metapolítica y la batalla cultural es apenas una parte
del constructo ideológico que va a intentar armar Spencer, el líder de aquel nacionalismo
blanco.
Jaime Caro nos brinda un elemento más, que es clave.
La teoría crítica racial que se formó en los Estados Unidos en los 70-80 parte precisamente
del trabajo que se hace de la Escuela de Frankfurt en lo que se refiere al materialismo histórico
y a cómo afecta a la raza.
Y le viene la idea a Nobel Droit de coger cosas de la izquierda y dice voy a coger a
estos pensadores de izquierda, voy a coger a Adorno, Marcuse y Habermas y voy a hacer
una nueva teoría crítica racial de la blanquitud.
Es decir, voy a transformar la blanquitud en, en vez de ser una raza al uso o racismo
biológico, lo voy a transformar en ese compendio post-racial o de racismo cultural.
Y coge eso y a partir de eso también dice vale, como yo quiero formar un consenso, un
nuevo consenso, una metapolítica como la Nobel Droit, voy a coger a Gramsci también.
En resumen, con la teoría crítica racial, Spencer empieza a delinear un argumentario
que le permita avanzar en su lucha por un etno-estado blanco.
O más bien, el separatismo blanco.
Ellos aseguran que existen distintas razas, existen distintas razas culturales o distintas
etnias que viven de una maternidad determinada por cómo ha sido creado o cómo ha sido socializado
su color de piel.
Por lo tanto, lo más normal del mundo es que todas sean iguales, es decir, tanto una
persona negra como una persona blanca sean iguales, pero que al haber una distinta configuración
entre la socialización de la persona negra y la persona blanca, ahí puede estallar un
conflicto.
Y como ellos no quieren ningún conflicto porque no son supremacistas, lo que quieren
hacer es separar ambas sociedades y por eso la alt-right, la alt-right más dura, la de
Radix, que he comentado antes, la de Richard Spencer, apuesta por el separatismo blanco.
Como nos vamos a acabar peleando por haber sido socializados de manera distinta y a día
de hoy creemos que no se puede acabar con lo que es el racismo, pues lo mejor que podemos
hacer es separarnos.
Entonces este es el nacionalismo blanco que viene acompañado siempre del separatismo
blanco.
Todo lo que nos acaba de explicar Jaime Caro me parece imposible, como si fuese un gran
chiste, me cuesta hacer ese esfuerzo con el que nos comprometimos al inicio de esta serie,
aplicar la empatía metodológica.
Aún más cuando termino de ver este video de 2017 de The Guardian.
Se trata de una entrevista de Gary Young, un periodista inglés cuyo color de piel parece
molestar bastante a su entrevistado, que no es otro que el líder de la alt-right, Richard
Spencer.
Spencer le dice, los africanos se beneficiaron de la experiencia del supremacismo blanco.
Young no puede creerlo, pero Spencer insiste, mira el nivel de vida promedio de los africanos
en Estados Unidos, es mucho mejor que el de cualquier africano en África.
Entonces, ¿la esclavitud fue algo bueno para ellos?
Le pregunto a Young.
Spencer hace un gesto que delata su profundo cinismo y dice, se beneficiaron de estar en
una nación diferente que la propia, no hay duda.
No me voy a rendir, y te pido que vos tampoco.
Vamos a tratar de comprender lo que impulsa ese convencimiento.
Tal vez Jaime Caro tenga algunas respuestas y nos ayude con este desafío.
Arañas un poquito más en la superficie de estos argumentos que dan, te podés dar cuenta
que enseguida la alt-right te saldrá con el IQ, el coeficiente intelectual, que los
blancos son más inteligentes, o que los blancos precisamente por haber vivido, es decir, en
Estados Unidos los blancos que viven en el norte, el norte es más verde, es más ecologista,
por lo tanto ellos hacen el razonamiento en el cual la raza blanca se lleva mejor con
el entorno natural y es mejor para cuidar la naturaleza.
Eso, querá o no, es una manera supremacista de decir que las personas negras son incapaces
de cuidar la naturaleza.
Eso es una forma de supremacismo blanco.
¿La alt-right de supremacismo está blanco en el núcleo?
Sí, que hay unos matices que son muy importantes de ver para ver cómo ha evolucionado esa
blanquitud, por supuesto, y hay que hacer hincapié en esto, que aunque sean supremacistas
blancos en el núcleo fundador suyo, han hecho una articulación y una evolución de las
teorías raciales que es muy interesante y que al fin y al cabo lo que alumbran es que
prácticamente de aquí a 20, 30 o 50 años posiblemente la cuestión de la raza, la categoría
de la raza moderna se haya totalmente destruido, que eso nos pondría genial a todo el mundo.
Este es nuevamente Richard Spencer respondiendo a la típica pregunta.
¿Se trata de un Estados Unidos solo para blancos?
Destaca el componente europeo y luego reconoce que algo está cambiando, y ese cambio es
lo que él ve como un peligro, como una amenaza para los blancos.
Como hemos visto la solución a esto sería el separatismo, algo que me despierta algunos
interrogantes, por ejemplo ¿cuál nacionalista entonces es la alt-right?
Esa otra cosa que es muy importante, la alt-right, es nacionalista estadounidense, pero es antes
nacionalista blanca.
Y aquí lo que hemos explicado, es decir, quiere preservar antes la blanquitud que la
nación estadounidense.
Por lo tanto, si Estados Unidos se tiene que configurar en cinco estados diferentes según
el no nacionalismo, se hace.
Y aquí entra la teoría duguinista, que en un principio no la contemplaban, pero dicen
oye, que la multipolaridad de Dugin está bastante bien, porque al fin y al cabo lo
que vamos a hacer nosotros es una política de varios estados, el cómo se configurará
el mundo en un futuro es si en Estados Unidos vamos a configurar distintos estados, que
sea el estado blanco, el estado latino, el estado negro y el estado de los mestizos,
dice al fin y al cabo el mundo va a acabar configurándose de esa manera, por lo tanto
habrá estados blancos que se configurarán en un polo blanco, habrá estados latinos
que se configurarán en un estado latino y habrá estados negros que se configurarán
en un estado negro y un estado que se configurarán en un estado asiático, por lo tanto aquí
está la multipolaridad de Dugin de una manera racista, racista cultural, en ese sentido.
Entonces por aquí les entra, y a ver, esto es muy reciente, es decir, Richard Spencer
no lo contemplaba en el 2012, pero es cierto que a partir del 2018, cuando las teorías
de Dugin se hacen como más famosas, puedes ver a distintos grupos de la red diciendo
que les gusta muchísimo Dugin por esa multipolaridad racial.
Solo me resta hacerle una última pregunta a Jaime Caro, investigador postdoctoral sobre
la alt-right en Estados Unidos en la Universidad Autónoma de Madrid, y será la pregunta con
la que cerremos este episodio. ¿Quién ha beneficiado a quién? ¿La alt-right a Trump
o viceversa? ¿O acaso se retroalimentan?
Sí, yo creo que se retroalimentan muchísimo, sería difícil dilucidar cuál viene primero.
Es cierto que en términos históricos, por así decirlo, la reacción blanca se viene
aflagmando, como he dicho, desde el año 80 y en el 2012 se crea la alt-right. Entonces
yo apostaría por la interpretación de Trump, que es una persona blanca, misógena, machista,
se podría decir que es incluso racista, obviamente, y es una persona que pertenece a esa reacción
blanca. Si bien es millonario y la reacción blanca de la alt-right está más en las capas
pobres de la sociedad, aunque no tanto, porque es el victimismo blanco, y una persona rica,
blanca, no tiene por qué victimizarse tanto, entre comillas, Trump pertenecía a esa reacción
blanca. Y cuando llega a la presidencia en 2016, bueno, cuando llega a las elecciones
en 2016 contra Hillary Clinton, él ve lo que está haciendo el Partido Demócrata.
El Partido Demócrata está presentando a la que quieren que sea la primera presidenta
en Estados Unidos. Entonces él reacciona como un hombre blanco, como podría ser un
alt-righter al uso, un militante, entre comillas, no voy a decir un militante, pero como un
militante raso, y ve que funciona. Y como ve que funciona, pues dice, pues como esto
funciona, yo tiro para adelante y finalizado. Y sí, al fin y al cabo lo que hace Trump
es a un movimiento reaccionario que en 2012 nació y que hasta 2017 no tiene su culmen,
le da una visibilidad tan alta y una legitimidad desde la institución política primero de
candidata a la presidencia y luego como presidente, que el alt-right no se ve, no lo veía, no
lo contemplaba. Entonces claro, en ese sentido, el alt-right como una reacción blanca marginal,
entre comillas, sí, marginal, en 2012 estaba y se queda marginal hasta 2016 en el que Trump
se sirve de esta oleada, de este discurso político, lo articula dentro de sus formas
y da una visibilidad que el alt-right no soñaría nunca en su vida haberla conseguido en 2012.
Y como una de esas paradojas del destino, esa visibilidad que le otorga a Trump y que
la alt-right recibe incrédula pero feliz, termina convirtiéndose en un golpe de gracia
para todos sus intelectuales orgánicos, incluyendo al propio Spencer.
De hecho, le da tanta visibilidad, la democratiza tanto y la hegemoniza tanto que los principales
intelectuales del alt-right en 2012, por ejemplo, Richard Spencer o Ianopoulos, en 2017 desaparecen
de la vida pública, totalmente. ¿Por qué? Porque ha llegado un momento en el que Trump
ha sido tan no desalucinador y se ha subido tanto y ha visibilizado tanto al alt-right
que esa posición de intelectual orgánico ya no sirve dentro del alt-right. Entonces
desaparecen y al fin y al cabo es eso. Trump le da toda la visibilidad que tiene el alt-right
y es la que le facilita la entrada al partido republicano.
La alt-right es un movimiento que ha conseguido verbalizar las fantasías más profundas del
supremacismo blanco. Lo ha hecho al transformarlo en un nacionalismo blanco y a construir a
su alrededor un argumentario potente con las propias herramientas teóricas de otros movimientos
ubicados en sus antípodas ideológicas. Ha construido una narrativa que pone al nacionalismo
blanco por encima de todo, incluso por encima del mismísimo nacionalismo estadounidense.
Soy Franco Delle Donne y esto fue Genealogía del pensamiento político de las nuevas derechas,
una serie especial de Epidemia Ultra sobre los orígenes del discurso de la derecha radical.
Una producción de Rombo Podcasts y Anfibia Podcast con el apoyo del Laboratorio de Estudios
sobre Democracia y Autoritarismos de la Universidad Nacional de San Martín.